ABC MADRID 06-02-1987 página 3

EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 6 DE FEBRERO DE 1987 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ILVIA, la comun i s t a es el símbolo de la Revolución pura. Lucha contra la opresión y por la libertad del pueblo. Es un chorro de sangre joven bajo un pedazo de piel fresca Al término de una manifestación universitaria los ultras la golpean salvajemente. Lázaro, el socialista, su compañero, se acobarda y sólo acude a socorrerla cuando los apaleadores se van. Silvia morirá ese mismo día. La Dictadura, con la complicidad pasiva de los cobardes, aplasta a la Revolución. Ella, la que me amaba, se murió en primavera. Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo. Pero Lázaro no quiere tener conciencia de su cobardía. Pierde parcialmente la memoria y se sumerge en la incertidumbre de si acudió o no a salvar a Silvia. Cree que ella vive y que se fue al extranjero. Pasan los años, triunfa la democracia y los socialistas escalan el poder. Lázaro abre una librería progresista y se instala en la nueva situación, de la que poco a poco se adueña la derecha burguesa que simboliza Fina, su hermana. La lucha revolucionaria quedó arrumbada. Pero la conciencia golpea a Lázaro frecuentemente. Es un teléfono que suena día a día, noche a noche, que sólo él oye y que le atormenta. Es la llamada de Silvia, a la que espera, para cerciorarse de si fue un cobarde en los años difíciles o solidario con la lucha revolucionaria. No escapará Lázaro ni a la duda ni al tormento. Está aterido y preso en un laberinto sin salida. Su remordimiento no parece demasiado lejos del que zarandea a Frantz en Les séquestrés d Altona de Sartre. Sobre este espeso tejido simbólico que envuelve una buena parte del teatro de Buero Vallejo, se desarrolla la última comedia del gran escritor: Lázaro en el laberinto Es una desolada meditación sobre la condición del hombre y sus miser i a s una s o b e r b i a obra de arte dramático, una muestra de la musculatura teatral del autor de La Fundación un texto en el que pugnan la belleza literaria y un castellano que salta en la sartén, con la trama argumental llena de interés y la arquitectura escenográfica de vanguardia. Lázaro tiene dos sobrinos: Coral, personaje interpretado con admirable naturalidad por Amparo Larrañaga, que simboliza a la nueva juventud libre, independiente y apolítica; y Mariano, izquierdista ingenuo, amigo de Germán, el nuevo socialista, dispuesto al engaño y la corrupción, como decía el Gaspar ae Diálogo secreto al hablar de la selva en que vivimos Sobre todos ellos, el gran acierto de la obra es Amparo, la novelista, símbolo de la intelectualidad pura. no me interesa prosperar- afirma- Todo ese furor por situarse, por ganar dinero... me da risa. Y asco. Por eso, cuando Ger- ABC man engaña a Mariano para conseguir un puesto de trabajo, no acepta su justificación de que piensa convertirse en caballo de Troya en su nueva empresa para destruir el sistema desde dentro. También a él- d i c e- le atrapa el miedo a quedarse atrás o a no encontrar trabajo... Ese miedo engendra el egoísmo y la agresividad que vuelve a engendrar el miedo... Y en ese infierno estamos. Y cuando Germán le habla cínicamente del ejército de luchadores insobornables Amparo estallará contra el nuevo socialismo en el poder: Ese al que tú llamas ejército existe. Pero no te atrevas a hablar de él. Hay gente suya en algunos partidos y sindicatos, en alguna Universidad... Entre las personas sencillas que vemos pasar por la calle. Pero guárdate de ostentar tú su representación. Tal vez hace unos años... No sé. Hoy ya no puedes. Y cuando Germán alega su derecho a salir de la pobreza y de su durísima vida anterior, Amparo le espetará al socialista en el poder la frase terrible: Pero no como luchador insobornable. A ti ya te han sobornado. Ya eres normal. En medio de una sociedad patética, el escepticismo feroz de Buero parece indicar que quedará una vez más triunfante, sobre la Revolución traicionada, el espíritu burgués que representa Fina, la forma de vida tradicional, que busca en el convencionalismo, la seguridad y el acomodo. Sobre todo este haz de símbolos que tantas lecturas puede tener, le vence al autor, pienso que a pesar suyo, una bellísima historia de amor entre dos seres desolados. Amparo, que ha sido amante de Mariano, el sobrino, entra a trabajar como secretaria en la librería de Lázaro, el tío. Sacudido todavía por el recuerdo de Silvia, el librero se entrega al amor. Nuestra risa madrugará sobre los ríos y los pájaros. Es un torrente que todo lo arrolla. Tu alma está llena de sal sedienta y una campana llena de uvas es tu piel... Amparo corresponde al amor. Pero va más allá que los versos, residenciados en la tierra, de Pablo Neruda. Mi corazón es una fruta y tengo sabor de olas y racimos en la boca. Va más allá que la palabra de Lara Fiodorovna a Jiyago: Tú y yo somos como dos seres primitivos, Adán y Eva, que están en el principio de los tiempos y no tienen nada que ocultarse. Va más allá. A Buero, que ha puesto en toda la obra música de Bach con aliento religioso, se le desliza un verso de San Juan de la Cruz: Dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado. En la noche oscura de Amparo se enciende la llama de amor viva. Grana entonces la obra en intensidad y en profundidad. Lázaro habla ya con aliento de amor eterno. Y le dice a Amparo: Los dos juntos y para siempre. Y más adelante, entre él miedo y la esperanza, le habla de la ilusión de querernos y R E D A CC I O N ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRID s RENUNCIAR AL AMOR, POR AMOR ¿B lograr la aventura definitiva que todos quisieron vivir alguna vez. La aventura interminable con una sola persona. La mayor aventura de la vida, que sólo es posible cuando se sabe lo imposible que es Pero la mente pura y limpia de Amparo, entregada al amor absoluto, como un cántico espiritual profano y sosegado, comprende que la transparencia entre los dos no será viable porque Lázaro busca, sobre todo, la protección y el refugio a su soledad. No te puedes imaginar... cuánto lo desearía- l e dice al amado- A tu lado, como la más fiel compañera, disfrutando cada día de tu presencia, de tus palabras. Sabiendo que puedo embeberme a todas horas en tu rostro, en tu sonrisa... Y gozar de tus manos y de tus besos... Acariciándote y besándote yo tus labios, tu cuerpo... Pero se aparta de él. Tú mereces más que una madrecita compasiva... Mi compañía no te serviría de ayuda, sino de... morfina. Adiós, mi gran amor- diría Larisa Fiodorovna en la obra de Pasternak- adiós mi orgullo. Adiós, mi triste, pequeño y profundo río. Cuánto amaba tu incesante rumor, cuánto amaba arrojarme sobre tus tibias ondas. Lázaro, demudado- y mi vida hecha astillas anudándose a ti como la luz a las estrellas le pregunta: ¿Por qué te vas? Y ella, la enamorada, le dirige una tierna y desolada mirada y contesta: -Por... amor. Buero se ha colocado más allá de San Juan de la Cruz, y en el sentimiento profundo de Amparo no cabe siquiera el reproche: ¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no le sanaste? Y pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste y no tomas el robo que robaste? Amparo, destrozada, renuncia al amor, por amor. Lázaro cierra los ojos y se oye la larga y oscura voz del teléfono que se extiende ahora a los espectadores, a todo el patio de butacas, porque no sólo él fue cobarde: el timbre que ensordece es la conciencia de la cobardía colectiva en el hendido estercolero en que se ha convertido España. Suena la música de Bach. El amor se derrama a chorros. En su patética soledad, Lázaro queda en el centro del escenario con los lívidos focos sobre la hostigada figura, mientras cae el telón, y el público, desgarrado por una inmensa emoción, se rompe en un aplauso interminable. Luis María ANSON