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ABC MADRID 05-02-1987 página 103
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ABC MADRID 05-02-1987 página 103

  • EdiciónABC, MADRID
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de las artes! ABC Homenaje a una garza de Tam. Am. Chichem óleo sobre tabla A María (fragmento) óleo de Florencio Galindo Ramón Gaya Galería Décaro Alcalá, 115 Hasta el 28 de febrero De 11 a 14 y de 17 a 21 ARA todos los no nacidos en la primera década del siglo, Ramón Gaya (M u r c i a 1910) fue una especie de mito, un pintor del que se oía hablar vagamente hasta que, veinte años después de finalizada la guerra civil, regresa a España y las nuevas generaciones comienzan a tomar contacto con su obra. Pero todavía hay que esperar a su gran Antológica de 1978 para que ésta llegue al público no especializado, con toda su pureza y todo su lirismo. Porque Ramón Gaya, como muchos nombres de la generación del 27, es un intimista un autor para minorías, para degustadores de la poesía esencial y el arte depurado, un poeta (él mismo) de la ciudad callada y del interior poblaRamón Gaya do de ausencias. Y esta amplia selección de obras recientes (unas querer pasar inadvertida, como 70, entre óleos, acuarelas y dibujos avergonzada de su perfección. Y a tinta china) es una buena oportu- las gamas cubren (apenas) el blannidad de aproximarnos (en silencio) o del soporte sin estridencias, sin a su producción, a la pintura deli- demasías. Es inevitable el recuerdo cada de Ramón Gaya. Lo que ha- del 27 (Juan Ramón, salinas) ante bría de hacer Fernando Zóbel con estos Homenajes sutilísimos a la abstracción ya lo hacía Gaya Fabricio, a Turner, a Galdós, a con la figuración: todo es alusivo Nietzsche, a Rembrandt; ante el reaquí, todo puede ser susceptible trato de Victoria de los Angeles; de acabado y, sin embargo, esto ante los insistentes claves que, es sólo aparente. Cualquier pince- desde una copa de mazarrán, romlada de más o de menos sería pen la geometría estricta de una como un grito en este monólogo mesa o una consola. Ramón Gaya que, en voz baja, soliloquia el pin- ha vuelto, con el recuerdo de aquella su primera exposición colectiva tor ante el lienzo o el papel. Incluso los temas son habituales, (cuando tenía diez años) y con sencillos, demasiado humanos otros muchos recuerdos. Detenido bodegones, flores, algún púdico en una calma sin fecha, en un insdesnudo, abanicos, muebles en tante intemporal. Con la magia de una habitación vacía, retratos, figu- una paleta armónica y la sagesras, escenas urbanas, paisajes, ob- se de un hombre de vanguardia jetos de vidrio, todo frágil y leve, antigua. Con la belleza de un acorporque la pincelada lo es y porque de de color y la dulzura de un largo la línea (segura siempre) parece atardecer dorado del otoño. JUEVES 5- 2- 87 Florencio Galindo Galería Biosca Genova, 11 UANDO a los veintisiete años obtiene Florencio Galindo (Adanero, Avila, 1947) el premio Blanco y Negro de Pintura Joven, ya es un artista becado y premiado y, desde entonces, el catálogo de sus éxitos ha crecido sin cesar, hasta el pasado año, en el que gana una Medalla de Honor en el premio BMW. No es, pues, un recién llegado a la popularidad, pese a su alejamiento de la intensa vida social madrileña. Galindo conserva, en su refugio abulense, la misma sencillez que refleja su obra, y sólo de vez en cuando (seis veces en los últimos catorce años) aparece para mostrar sus cuadros que en esta ocasión y por vez primera, van acompañados de algunos de los bocetos previos a sus elaborados óleos. Porque ésta es una de las características más singulares del pintor, preocupado siempre por lograr la obra bien hecha tras varios estudios y pruebas. Lenta elaboración y, antes, cuidadoso planteamiento, que cristaliza en unos cuadros de rara perfección formal y de insólitas calidades y texturas. Esto no desvirtúa para nada el respeto del autor hacia el dibujo académico, como tampoco le lleva al hiperrealísmo. Florencio Galindo ha sabido encontrar un puesto propio en la pintura contemporánea, tal vez porque esta pintura suya refleja un mundo que le es propio y del que no necesita renunciar, sabedor de que sólo ha través de lo personal y lo local se alcanza lo universal. Son los interiores de siempre, el patio, los rosales, el perro dormido, la tela metálica, el pavimento estropeado, el rincón o la esquina de la casa. Pero habitamos, ésta vez: Hasta el 28 de febrero De 11 a 14 y de 17 a 21 P C Florencio Galindo sus hijos son protagonistas casi exclusivos de una aventura que es la aventura humana, en sus relaciones con el medio y con la naturaleza animal. Relaciones que parecen subyacer en toda la trayectoria pictórica de Galindo, como un leiv motiv indicativo de su preocupación por la influencia del hombre en el medio y de la responsabilidad que de esto se deriva. Tal vez estos niños- protagonistas representen la esperanza de unas relaciones menos agresivas y peligrosas y tal vez la calma que antes era sólo gris (en su pintura) vaya coloreando suave pero inequívocamente los cuadros: ocres rosados, violetas, azules, algún verde y hasta la nota insólita de un pececillo rojo. En todo caso, esta pintura esperanzada es un canto a la belleza y al buen hacer en la pintura. Javier RUBIO ABC 103

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