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ABC MADRID 11-01-1987 página 3
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ABC MADRID 11-01-1987 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 11 DE ENERO DE 1987 ABC EL DIVINO MARQUES REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRID FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA L público madrileño asiste en estos días a una recreación de la peripecia vital del marqués de Sade escrita por el japonés Mishima, quien guarda más de un parentesco con aquel personaje maldito No es el menor esa reciente idolatría que despierta, a menudo por motivos ajenos a su propia obra. Al igual que el Divino Marqués, Mishima es más un fetiche cultural que un escritor leído en profundidad y, así, analizado. Algo parecido hizo Osear Wilde de sí mismo. El personaje- e l arte que supo poner en su propia vida- llega a exceder los dominios de la literatura y acaba devorándola. El fenómeno es fascinante y, al mismo tiempo, destructivo. La fatalidad empieza cuando resulta que lo único que el mundo conoce del marqués de Sade es el sadismo. Conviene recordar que, además, fue escritor y aspiró a la gran filosofía. E 1 El principal interés que Sade tiene para nosotros no radica en sus aberraciones sino en la forma en que él asumía sus responsabilidades de las mismas. Convirtió su sexualidad en una ética y expresó esa ética por medio de la literatura. Es en este acto deliberado donde Sade alcanzó su verdadera responsabilidad Esta afirmación, probablemente una de las más iluminadoras de Simone de Beauvoír en su ensayo sobre Sade, no queda suficientemente precisa si no se añade que sus aberraciones tenían un elevado síntoma de creatividad. Y es aquí donde lo original del marqués se patentiza y anuncia su posterior necesidad de convertir aquellas experiencias en literatura, de convertirse a sí mismo en obra literaria. Equivalía, efectivamente, a ordenarlas. La aportación de razón y dialéctica que el marqués hace al catalogar las experiencias propias del libertinaje confirma una originalidad, una voluntad de trascendencia, que en los otros libertinos de la época no llega a darse (dejando aparte la brillantez de sus escritos) El deseo de inmortalizar un reto contra el orden moral imperante es sustituido en Sade por la necesidad de convertirlo en experiencia intelectual reconocida por la Academia (son conocidas sus frustraciones al no ver estrenadas sus piezas de teatro en la Comedie) La búsqueda del reconocimiento por parte de la cultura superior, búsqueda efectuada paradójicamente desde una obra que la vulnera constantemente, es la lucha que transforma los materiales de Sade en muestra de una actitud intelectual coherente (equivocada o no, válida o no, sería otra cuestión) Pero sobre todo en una voluntad de investigación de los materiales estéticos por los que hace viables sus mensajes. Y valga aquí lo siempre dudoso del término. Para quienes todavía piensan que Sade se limita a una constante complacencia en temas libertinos para uso de prostíbulos o alcobas de reprimidos, bastaría recomendar las Ideas sobre la novela o las Ciento once notas para la nueva Justine El autor no se limita al regodeo, si se me permite la expresión. Por el contrario, se dentes se dan en el episodio de Rosa Keller, la prostituta con quien Sade realizó actos sacrilegos un día de Viernes Santo. No adentra en una meditación sobre sus profue, pues, el libertinaje el motivo principal pios materiales estéticos que ya entra en del escándalo, sino la blasfemia, acentuada los límites de la ensayística (recordemos, por la postura a que el verdugo sometió de paso, que escribió estas meditaciones a su víctima La cruz cristiana. Parte de en las varias cárceles donde estuvo enceuna simbología que el japonés Mishima rerrado, lugares, por cierto, poco apropiados cogió muchos años después, al fotografiarpara el trabajo de un estudioso) se bajo los rasgos del San Sebastián de La creatividad a que me he referido anteGuido Reni. Una actitud que Vallejo Nágera ha estudiado con debida profundidad en su riormente sorprenderá, sin duda, a quienes libro sobre aquel escritor, lo cual hace ahoconsideren el sadismo en sus nociones ra innecesario volver sobre él en tono nemás primarias y el libertinaje en sus aspeccesariamente menor. tos más periféricos, luego los más vendibles. Pero hay que considerar a Sade más De hecho, el proceso sadomasoquista allá de esta concepción propicia al Readedel marqués crea constantemente la ilusión de aportar un mundo mítico a la sexualidad r s Digest Que muchos de sus crímenes cotidiana: mundo mítico que puede mezle han sido imputados con alarmante ligereclar, sin rubor, el Olimpo pagano con el za, a partir de su leyenda, es algo que GilGólgota cristiano. Entramos de lleno en la bert Lely ha sostenido en numerosas ocaidea del ritual. El acto sadomasoquista, en siones hasta llegar a su apasionada biograbusca de su sentido más artístico, implicafía del marqués. Es indudable que parte de ría entonces unos ceremoniales donde imesos crímenes fue real: la conducta erótica porta sobremanera la evocación del sacrifidel marqués no puede ser negada ni si- cio o martirio religioso, acentuado a nivel quiera en sus aspectos más brutales. Pero estético por la reconstrucción idealizada de no hasta el punto en que el cotilleo de la la antigüedad o el exotismo ambiental. Historia ha podido convertir dichos aspecUno de los casos límite de esta voluntad tos en constantes de su vida privada. El de creación se da en la novela Los ciento mismo nos dice: En mis libros he imaginaveinte días de Sodoma catálogo de rituado todo cuanto una imaginación puede les sangrientos que se desarrolla en un concebir en estas materias, pero no he hecastillo de formas góticas, anticipándose a cho ni pienso hacer, ni siquiera remotala recuperación medievalista que después mente, todo lo que he imaginado. sería típica del romanticismo. Los placeres invocados y catalogados se basan siempre Si consideramos nuevamente que las en formas de tortura de la antigüedad clásimás famosas de tales aberraciones fueron ca y los componentes del Harén de los cometidas antes de que el Divino Marqués muchachos se entroncan con figuras mitose dedicara a la literatura (una dedicación lógicas y son nombrados según sus espeque no empezaría hasta el primero de sus cializaciones eróticas o capacidades sexuavarios encierros) no nos será difícil enconles. Así, llevan nombres helénicos, como trar en ellas una compensación de carácter Adonis, Cupidón, Hércules, o bien más procreativo- imaginativo que, al no poderse expios del exotismo oriental, como Zalanir (la evasión hacia el orientalismo, rozando casi travertir en relaciones eróticas directas se el absurdo, aparece también en Aliñe y sublimaban en realización artística avant Valcour o la novela filosófica Y, en fin, la la létre Parece fundamental entender que personalidad de todas esas jóvenes víctiel comportamiento erótico del marqués, la mas es descrita siempre mediante formas vertiente creacional en sentido absoluto, eróticas (nunca sus características psicolóexistía tan a priori del placer mismo con su gicas) que determinan incluso la forma de voluntad sacrilega o sus tendencias a la suplicio que el sadomasoquista va exigienagresividad, cuyas características más evido para ellos a lo largo de las distintas tensiones de la obra (la cruz, la serpiente, el descuartizamiento, el fuego lento, el potro, la extenuación a través del sexo, la mutilación... Y no resulta menos insólito e inquietante descubrir que todas esas formas de humillación, disciplina y martirio aparecen ya descritas en numerosos textos del martirologio cristiano. Volviendo a Simone de Beauvoir, podríamos decir que la asunción de aquella estética como forma de placer es una de las originalidades de Sade, pero, especialmente, su muy particular concepto de una mística del sexo en cuyo fondo palpita constantemente la obsesión por la divinidad. EOICION INTERNACIONAL. Las noticias más importantes de la semana recogidas por ABC en su Edición Internacional. Para llegar a ciento sesenta naciones. Terenci MOIX

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