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ABC MADRID 23-10-1986 página 19
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ABC MADRID 23-10-1986 página 19

  • EdiciónABC, MADRID
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JUEVES 23- 10- 86- OPINION -ABC, pág. 19 MAS IMPUESTOS, MUS PARO NO de los impulsos más eficaces que puede recibir la expansión económica de un país, incluyendo en ella la reducción del paro, se acciona por vía fiscal. La presión fiscal encarece, en el plano de la producción, los costes empresariales; hace más difícil la creación de nuevas empresas y con ello, en el plano del empleo, demora la absorción del paro o agrava, incluso, éste, y en el plano de las economías individuales disminuye las disponibilidades monetarias y reduce, en alguna proporción, el estímulo genérico de la demanda. -Naturalmente, el proceso le las repercusiones tributarias que hemos diseñado no opera igual, en sus términos generales, en todas las situaciones económicas nacionales, y puede ocurrir que la política fiscal encuentre su punto de equilibrio con fórmulas diversas de porcentajes tributarios que se elevan o que son reducidos. En cualquier caso, sin embargo, la reducción de la presión fiscal es siempre estimulante para la economía. La Administración Reagan ha logrado una extraordinaria reactivación económica- p e s e al déficit presupuestario- por la aplicación de una política en la que tuvieron peso notable, aunque sin ser únicas, ciertas reformas fiscales. Y ahora, el presidente norteamericano ha firmado una nueva ley fiscal que contiene la reforma más amplia y profunda de los impuestos desde 1913. Una reforma, se dice, verdaderamente revolucionaria; pero cuyo mayor interés para el comentario desde un ángulo de enjuiciamiento externo, como el nuestro, no se encuentra en sus disposiciones concretas- -muchas de las cuales carecen de posible traducción a la economía española- sino en su orientación general. Se trata de una reforma que reduce en seis puntos el promedio de la presión fiscal, que permitirá, así, al 75 por 100 de los norteamericanos pagar menos impuestos y que liberará de esta carga a seis millones. Naturalmente, estas cuantiosas reducciones de la presión fiscal sobre las personas físicas tienen contrapunto en algunas otras medidas que eliminan o disminuyen deducciones aplicadas a ganancias de capital y otros activos fi- EL ESPAÑOL EN FILIPINAS L español está a punto de dejar de ser idioma oficial en Filipinas. La nueva Constitución, que será sometida a plebiscito el próximo 23 de enero, declara lenguas oficiales el tagalo y el inglés. La nuestra adquirirá, en unión del árabe, el rango de idioma optativo. Para entender esta situación, conviene remontarse a 1898, fecha en que España es sustituida por los Estados Unidos en el dominio de las islas. En aquel momento el español era la lengua por excelencia de las clases cultas. No había logrado arraigar como en América debido a la proliferación de hablas en un territorio proporcionalmente pequeño en el que convivían siete l e n g u a s mayores y 180 dialectos. También su implantación fue menor por el peso escaso de la emigración y la enorme distancia de la metrópoli. Sólo un 10 por 100 de la población hablaba castellano, pese a lo cual su rango U nancieros. La filosofía, en suma, que anima la reforma es francamente desgravatoria, persigue la reducción de impuestos. La política fiscal española se orienta claramente por muy distintos derroteros. Nuestra presión tributaria se acentúa año tras año y en cada ejercicio presupuestario es mayor el porcentaje del producto interior que resulta captado para la cobertura de los crecientes gastos públicos, de todo género. Es muy difícil, por no decir imposible, que con semejante política fiscal se produzca una reactivación económica y se aminore el paro. Y es peor aún que en nuestro país se desprecien siempre las experiencias de los más avanzados, cuando otras naciones europeas, en este caso, estudian las posibilidades de asimilar la reforma norteamericana. Aquí sobre los contribuyentes se agrava la carga impositiva y se acentúa la inflación. E como lengua de cultura era incuestionable: en castellano se escribieron- -por Rizal, por Palma, por Apóstol- -los textos de la independencia filipina. Los norteamericanos comenzaron nada más ocupar las islas una sistemática tarea de demolición de la cultura hispánica e impusieron el inglés como lengua obligatoria. El poder político y económico de los Estados Unidos hizo el resto. Cuando en 1945 Filipinas abandonó su condición de protectorado y accedió a la independencia, la ruina del español era completa. Lo conservaban aún, y lo han seguido conservando, las familias de mayor relieve social, pero era un hecho su extinción entre las clases populares. No obstante, desde 1945 el castellano ha mantenido el rango de lengua oficial. Se trató desde las instancias gubernamentales de proteger y estimular su enseñanza en los grados medio y universitario. El motivo era claro: el español cubría cuatro siglos de historia de la nación, y en español escribieron los padres de la independencia. Nuestro idioma constituía un signo de indentidad bien delimitado. Estos ideales han chocado con la creciente americanización de la cultura filipina, las fuertes ayudas de los Estados Unidos a los estudiantes y la importancia del inglés como lengua técnica y comercial en el ámbito internacional. Cifras en mano, es verdad que no más de un 5 por 100 de la población habla español en 3 a actualidad. Pero lo que está en juego es una parte importante de la identidad de la nación, sacrificada al uniformismo en un mundo en el que el derecho a la diferencia se ha convertido en componente fundamental de la cultura. Creemos que el Gobierno español debiera propiciar alguna iniciativa tendente a salvar nuestra presencia cultural en aquellas islas que fueron parte de España. En la actual situación, alguna cuota de responsabilidad nos cabe porque, pese a las dificultades, ha habido en los últimos años demasiada retórica de la hispanidad y pocas medidas prácticas para hacer realidad lo que ese concepto de hispanidad representa. M AS allá de las diversas versiones sobre la fecha de la ejecución de un ruso que supuestamente pasaba información a los norteamericanos, lo cierto es que la muerte del ingeniero Tolkachov es la primera baja que se produce en esta guerra de los espías, cuyo episodio más sonado fue la detención de Daniloff, resuelta al poco para que el encuentro de Islandia, entre Reagan y Gorbachov, se celebrara. La liturgia de la escalada en la tensión se activa a toda máquina: el martes fue la expulsión de 55 diplomáticos soviéticos y el miércoles, ayer, ha sido la noticia de la ejecución de Tolkachov. La muerte de los Rosemberg jalonó el inicio de la primera guerra fría. Todo endurecimiento de las tensiones pasa por la liquidación apresurada de los márgenes de tolerancia recíproca. Seguirán, como ayer decíamos, nuevos episodios. En la pugna por mantener la iniciativa pueden rodar más cabezas. Presidente- Editor GUILLERMO LUCA DE TENA Director LUIS MARÍA ANSON Director de ABC de Sevilla Francisco Giménez- Alemán Subdirector: Antonio Burgos Darío Valcárcel, Ignacio Ramos Manuel Adrio, Rafael de Góngora ABC Subdirectores Jete de Redacción: J. Amado (Documentación y Archivo) J. F. Dorrego (Intemactona! A. A. González (Mañana) J. Javaloyes (Opinión) L. López Nicolás (Reportajes) C. Maribona (Nacional) J. Olmo (Edición) L. I. Parada (Economía) L Prados de la Plaza (Tarde) J. M. 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