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ABC MADRID 23-09-1986 página 56
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  • EdiciónABC, MADRID
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56 A B C CIENCIA Y FUTURO MARTES 23- 9- 86 En 1992, americanos y soviéticos pued La confirmación de la presencia del hombre en el planeta Marte en ios próximos cincuenta años fue una de las conclusiones a las que llegó hace unos meses la Comisión gubernamental norteamericana encargada de estudiar el futuro del programa espacial. Esta información no hace más que corroborar la creciente expectación que Los preparativos soviéticos indican la gran importancia que dan a este proyecto, del que parecen formar parte el récord de permanencia en el espacio- 2 3 8 días- la construcción de un gran lanzador y los profundos estudios realizados para crear un sistema de circuito cerrado generador de alimentos. Ya en septiembre de 1984 un grupo de científicos estadounidenses propuso a sus colegas soviéticos un lanzamiento conjunto para ese mismo año, en el que se conmemora también el V Centenario del Descübrimieptó; y! de América, y aunque la propííesÉ fue bien acogida. pof ios segundos, no hubo respuesta oficial por parte del Kremlin. También fue excelentemente recibida esta idea en julio de 1985, al conmemorarse el décimo aniversario del vuelo conjunto Apollo- Soyuz. De llevarse a cabo esta iniciativa se evitaría la duplicidad de esfuerzos por ambas potencias, lo que redundaría en beneficio de un más rápido progreso tecnológico y, como se decía en la ponencia presentada én 1985 por Cari Sagan y otros tres científicos al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, contribuiría a la paz y estabilidad mundiales. suscita en los medios científicos, tanto norteamericanos como soviéticos, la colonización del planeta rojo. La Unión Soviética prepara, seguramente en colaboración con los países de la organización Intercosmos, una misión tripulada a Marte para 1992, coincidiendo con el LXXV aniv e r s a r i o de la r e v o l u c i ó n b o l c h e v i q u e primer caso se aprovecharía el momento en que Marte estuviese en conjunción con la Tierra y el viaje duraría de seis a nueve meses. Una vez alcanzado el objetivo, los astronautas permanecerían allí año y medio hasta que de nuevo los dos planetas se aproximaran y se pudiera emprender el regrego. Un segundo método aprovecharía el momento en que la Tierra y Marte estuvieran en oposición, reduciéndose tanto el viaje de ida como el de vuelta en uno o dos meses, pero pudiéndose permanecer solamente Veinte días sobre el planeta rbjo. Se gastaría más combustible, pero, por contra, al reducirse el tiempo de vuelo de tres años a sólo la mitad, se evitarían problemas médicos y psicoserá llevado hasta el espacio en unos cincuenta vuelos de lanzaderas. Una vez desarrollado el remolcador OTV (Orbital Transfer Vehicle) o su equivalente soviético, Kosmobuksir, éstos serían los encargados de llevar las piezas hasta la órbita idónea para ser ensamblados por los obreros espaciales. Desde allí la nave sería lanzada con un consumo relativamente bajo de combustible hacia Marte. La propulsión correría a cargo de cohetes de hidrógeno líquido oxígeno líquido (en caso de ser abundantes estos elementos en las lunas marcianas Phobos y Deimos, serían lugares para repostar en el viaje de regreso a la Tierra, y de no ser así, los componentes del combustible se obtendrían del agua de la superficie dad, la tecnología ya es suficiente para permitir el envío de misiones tripuladas y la instalación de una base autosuficiente en el planeta, pero antes se darán unos pasos previos: en la primera etapa de la colonización las sondas automáticas estudiarán exhaustivamente Marte (la NASA tiene prevista una exploración detallada mediante robots a comienzos de 2015) posteriormente descenderán tres astron a u t a s en los m ó d u l o s de excursión (MEM) con una autonomía de treinta días y provistos de un vehículo eléctrico para exploración. Estos módulos constituirían el núcleo de una primera colonia, el suelo se procesaría vpara obtener cemento con el que construir edificios, sería perforado para hacer refugios subterráneos y el conjunto se complementaría con los tan- ques vacíos de las naves interplanetarias, lanzados con páraeáídás sobre la superficie del planeta para ser habilitados como habitáculos. Una vez establecida la base permanente, ésta tendría vuelos regulares automáticos con la Tierra, con una duración comprendida entre ocho y dieciocho meses, para asegurar el reemplazo de los astronautas y la llegada de suministros, aunque desde el primer momento la base sería casi autosuficiente: el agua la obtendría excavando en el lecho de los profundos valles fluviales, de las capas de hielo polares o del vapor atmosférico; el aire estaría formado por el oxígeno obtenido por la descomposición eléctrica del dióxido de carbono y el alimento procedería de los invernaderos, aprov e c h a n d o que la m o d e r a d a riqueza del suelo marciano en sales lo hace propicio para este tipo de cultivos. El abonado se haría con desechos humanos y con fertilizantes sintetizados con nitrógeno atmosférico e hidrógeno del agua. De todas maneras, Marte nunca será una colonia de recreo su densidad atmosférica es cien veces menor que la terrestre y se compone de un 95 por 100 de dióxido de carbono, un 2,7 por 100 de nitrógeno, un 1,6 por 100 de argón y un 0,15 por 100 de oxígeno; la temperatura superficial oscila entre los 50 grados centígrados de día y los- 5 grados centígrados de noche (el Viking II midió en septiembre de 1976 en el ecuador marciano una oscilación entre 25 grados centígrados y- 8 0 grados centígrados) y hay Se estima en 30 millones de dólares el coste de la operación Labase deMarte, punto de partida para explorar el sistema solar En el planeta rojo se crearán los primeros sistemas autosuficientes Tras montar una base permanente se establecerán vuelos regulares del planeta) Otro sistema de propulsión consistiría en pequeños reactores nucleares que hipercalentarían gases inertes, como hidrógeno a alta presión, para prod u c i r un p o d e r o s o c h o r r o propulsor (los primeros estudios sobre este segundo método de propulsión comenzaron a hacerse en Estados Unidos en los años sesenta, dentro del proyecto NERVA) La nave establecería condiciones de. gravedad artificiales mediante la fuerza centrífuga producida por la rotación sobre su eje. Los vuelos pueden ser programados de distinto modo: en un lógicos producidos por tan larga estancia en el cosmos. Un tercer sistema consistiría en lanzar la nave en dirección al Sol y utilizar la fueza gravitatoria de Venus para catapultarla hacia Marte. En este caso el principal problema sería el peligroso acercamento a las radiaciones solares. Reto tecnológico Antes de llevar a cabo el emplazamiento de una base en Marte habrá que desarrollar nuevas tecnologías de lanzadores. La nave enviada al planeta rojo tendrá que ser construida íntegramente en órbita, lo que no podrá realizarse hasta, por lo menos, los primeros años de la década de los noventa, tras la instalación por los norteamericanos de su primera base- puerto espacial. La nave pesará entre 900 y 1.800 toneladas, y para lanzarla desde la Tierra se necesitarían muchas toneladas de combustible, siendo necesario, además, que tuviese forma aerodinámica para poder volar a través de la atmósfera terrestre. Todos estos problemas se evitarán con su ensamblaje en órbita. El material para su construcción Primera colonia Cuando se llevaron a cabo las últimas misiones Apollo, y mientras los astronautas conducían sus buggies sobre la superficie de la Luna, ya se estudiaba su aplicación a Marte. En la actuali-

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