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ABC MADRID 22-04-1986 página 61
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  • EdiciónABC, MADRID
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MARTES 22- 4- 86 CIENCIA Y FUTURO leras de laciencia de histocompatibilidad. Estos antígenos van a participar en el reconocimiento ceulular, los fenómenos de diferenciación y la regulación de la respuesta inmune; se localizan en la superficie de las células y se asocian al rechazo de injertos y a la cooperación fisiológica entre distintos tipos de linfoncitos. Estos antígenos, de la especie y del individuo, y otros propios de la célula- como en antígeno HY- han de ser portados por los espermatozoides- e l Y, en este caso- capacidad antigénica adquirida a lo largo de las múltiples etapas de maduración, lentas y complicadas, y por ello mismo sujeta a una cierta variabilidad y a una notable posibilidad de manifestaciones anormales. Las posibilidades, pues, de fecundación y de las ulteriores etapas de evolución del huevo pueden estudiarse desde posiciones diferentes; entre otras, desde las previsiones estrictamente moleculares- estructura génica o del DNA y estructura de las proteínas expresadas o antígenos- desde la concreción génica que los cromosomas suponen y desde la experiencia de cómo estos hechos suelen incidir sobre la viabilidad y desarrollo embrionario y la potencial tolerancia neonatal de las situaciones injerto frente a huésped Desde el ángulo molecular, los estudios sobre proteínas y ácidos nucleicos- DNA principalmente- han servido en los últimos años para describir las bases moleculares de la variación evolutiva, tanto de sistemas genéticos particulares como de los organismos correspondientes. Una de las ramas de este estudio ha originado la Biología Molecular comparada de los Primates, parte esencial de la Primatología. De esta manera, los cambios en la ordenación de los aminoácidos en el seno de las proteínas reflejan con gran peculiaridad la existencia de variaciones mutacionales en los genes de los que ellas son expresión; mutaciones gé- E l mm me i p sll si s sm o i! e superan barreras técnicas A BC 61 La hibridación hombre- mono ha basarse en el conocii las incógnitas sobre la viabilidad o no de posible la constitución cromosómica ydedel comportamiento gemiento de nético de ambas especies. En efecto, los estudios comparativos e humana con la de otros homínidos de los cromosomas del hombre y de los póngidos (chimpancé, gorila y orangután) han demostrado que aunque existen diferencias entre los complementos cromosómicos de las cuatro especies, al- rededor del 99 por 100 de las regiones de los cromosomas, visualizadas por las bandas G y R, son comunes a las cuatro especies. La mayor semejanza, sin embargo, se encuentra entre el hombre (46 cromosomas) y el chimpancé (48 cromosomas) Esta diferencia de un par se debe a la fusión de dos cromosomas separados que existen en el chimpancé y que en el hombre constituyen el cromosoma 2. Existen, además, otras características que los diferencian, como son varias inversiozación en las rutas metabólicas lo que diferencia a una especie de otra. También acontece que especies aparentemente muy afines, según criterios sistemáticos de tipo morfológico u orgánico, tienen cariotipos muy diferentes y, por el contrario, que especies muy claramente diferenciadas tienen cromosomas muy similares. En este sentido existen experiencias interesantes en el reino animal que pueden servirnos de referencia; así, por ejemplo, entre los Lemúridos (prosimios) hay dos especies que tienen el mismo cariotipo y no pueden entrecruzarse, y, sin embargo, hay otras dos subespecies, con 52 y 48 cromosomas, respectivamente, que difieren en ocho translocaciones y pueden cruzarse y tener híbridos fértiles, aunque su gametogénesis sea algo anormal. Una situación extrema encontramos en los Cérvidos. Dos especies estrechamente relacionadas tienen cariotipos radicalmente diferentes, 6 o el 7 cromosomas en un caso y 46 en otro, y, sin embargo, se pueden hibridarse. Con todas estas premisas, no es del todo imposible que pueda lograrse un híbrido de hombre y mono, aunque no haya constancia de que se haya llevado a cabo, en realidad, tal tentativa. Parece, sin embargo, que habría que franquear antes barreras importantes y superar dificultades de no poca entidad. A pesar de ello, con el desarrollo de nuevas técnicas podrían obviarse esos obstáculos, tal como ha sucedido, por ejemplo, en la técnica de fecundación interespecífica entre espermatozoides humanos y ovocitos de hámster para valorar la capacidad fecundante del espermio y para estudiar los cromosomas de los gametos, y podría lograrse un híbrido cuyas características serían imprevisibles, aparte los problemas de su desarrollo y viabilidad. Ese hipotético híbrido sería, probablemente, estéril, por los problemas que se plantearían en su meiosis, a nivel de apareamiento de cromosomas homólogos, de recombinación génica y de segregación cromosómica. José Antonio ABRISQUETA Pese a sus grandes semejanzas, hombre y chimpancé mantienen importantes diferencias genéticas Los anticuerpos maternos juegan un destacado papel, protegiendo al feto de agresiones bacterianas y virales nicas responsables de la variabilidad hereditaria sobre la que se basa la diferenciación evolutiva. Las recientes aportaciones al conocimiento de la secuencia de bases en la estructura del DNA, principiamente del DNA mitocondrial, han permitido la elaboración de un sistema de gran importancia para la elucidación de esquemas tales como la filogenia materna, la genética de poblaciones hembrunas, la zoogeografía histórica y, sobre todo, de gran significación acerca del estado filogenético de especies relacionadas con respecto a clases particulares de características genéticas. Aparte de su empleo como marcador de condiciones filogenéticas y demográficas asociadas a la especiación, los genotipos de DNA mitocondrial pueden contribuir directamente al origen o conservación del aislamiento de las barreras reproductivas. Este aislamiento reproductivo ha sido estudiado en especies animales inferiores, poniéndose de manifiesto incompatibilidades entre genomas nucleares y mitocondriales. En otras palabras, se desconoce aún el papel que las interacciones entre los genomas nuclear y mitocondrial puedan jugar en el proceso de la especiación. nes, algunas bandas terminales y segmentos de heterocromatina. Se ha comprobado, igualmente, que los cromosomas del hombre y del chimpancé, que son semejantes por su patrón de bandas, tienen localizados los mismos genes, al menos en los que originan más de 40 enzimas que han sido estudiadas. Se ha observado también que la trisomía 21 en el chimpancé produce síntomas análogos a los observados en el hombre. En otras palabras, el hombre y el chimpancé tienen unos cromosomas muy parecidos y producen prácticamente las mismas proteínas. Con todo, a pesar de estas homologías, ambas especies son bastantes diferentes. Las razones de estas diferencias se encuentran en los aspectos genéticos, que aún no se conocen bien en los organismos superiores, y se deben, fundamentalmente, a la organización del material genético dentro de los cromosomas, a la importancia de los mecanismos de regulación genética, al papel de la heterocromatina y a la red o armazón de las comunicaciones intercromosómicas. No es, por consiguiente, la naturaleza de las moléculas producidas por la especie, sino el Ángel MARTIN- MUNICIO De la Real Academia Española modo cómo las produce y su utili-

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