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ABC MADRID 22-03-1986 página 56
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ABC MADRID 22-03-1986 página 56

  • EdiciónABC, MADRID
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VIH ABC SÁBADO CULTURAL 22 marzo- 1986 Galdós y María Guerreí terminada hace muchos días. La están copiando- Y nada más. Ño puedo hoy escribirle con extensión. Tengo muchas cosas que decirle. Otro día será. Que usted tenga muchos triunfos le desea su condenado (1) amigo que tanto la quiere Don Benitito. Me parece que esa gran obra burguesa- comercial- psicológicahorteril que se titula ad, comedia en tres actos, ha quedado muy bonita. (1) a que nadie le haga su obra Los condenados. bre establecida, sigue teniendo exclusiva de estrenarlo allí. ¡Qué más quisiera yo que ver que lo hacía usted! Pero como usted no habría de hacerlo, aun cuando Mario no estuviese en Barcelona, ¿a qué lo anuncia? Mario lo hará; y veremos qué tal viajará esa desdichada obra. Y vamos a la nueva. El título de ésta es una palabra que expresa la facultad más excelsa de la persona humana, facultad que usted posee en alto grado y a la cual debe sus recientes victorias, y el puesto eminente que se ha conquistado. No es el talento artístico, es cosa que vale más, mucho más. Las personas en- quienes esta facultad se encuentra muy desarrollada, son las que triunfan siempre, y las que más descuellan en el mundo. Con que adivíneme usted lo que es. Y perdone estas coqueterías. Voy a parar a lo siguiente: como la obra es ni más ni menos que una demostración de las preeminencias de esa preciosa facultad de nuestra alma, como dicha facultad la posee usted en alto grado, y podrá lucirla desde el principio al fin, resulta la comedia lo que llaman un traje a la medida, que ni la misma Julita Besangon se lo haría a usted mejor ni más bien ajustadito. ¡Eh! ¿qué tal? Por lo demás, la obra es muy bourgeoise, de tonos suaves, quiero decir que no hay en ella tonos dramáticos, o hay muy poco. Pero tiene usted en su lira tantas cuerdas, que aunque falte en este caso alguna, no importa, y, sobre todo, yo he tocado una cuerda o nota de usted que suena admirablemente y con una vibración magífica y estupenda, etcétera. Conque ya tiene usted una idea de lo que es ad. Toda la obra copiada y corregida no podrá usted tenerla hasta agosto. Pero pronto espero mandarle a usted un acto, para que se entere del asunto, y para que vea que yo cumplo siempre lo que prometo. Y ahora, terminado un trabajo que emprendí hace días, voy a empezar otra obra dramática que acabaré, Dios mediante, antes del otoño, y acerca de cuyo destino no puedo decir nada todavía, porque nada sé. Con que ya me parece que no puede usted quejarse de que no le escribo. Menuda lata le doy con esta epístola. Me parece que me he ganado bien la contestación, y lo que es ahora, como usted no me escriba prontito, tendrá usted una venganza proporcionada a sus desaires, me meteré a crítico, a mono sabio, y diré que es usted una actriz muy mala, y que no borda usted los papeles. Aquí están Bueno y la Arguelles con su compañía. Dieron la semana pasada La loca de la casa. Me resistí a ir al teatro, y en efecto no fui. No tengo ganas de minuetos, y cada día me carga más verme junto al cráter. Esta semana dan La de San Quintín, y tampoco iré. En fin, basta. Se me ha ocurrido una idea. Dentro de algún tiempo, vamos, no sé cuándo, es posible que le escriba a usted una obra romana... no tragedia, sino comedia, para que salga usted en sandalias, túnica, etc. Estará usted pa comérsela. Pero antes hemos de salir bien de ad, y luego dejar pasar mucho tiempo. Sabe usted que la quiere muchísimo su invariable Don Benito Eh, seña Mariquita, que venga pronto su contestación, y que me djga usted qué variaciones hará usted en su compañía para la temporada próxima. Quiero saber si siguen todos, o cuáles sí y cuáles no. Barcelona, 11 de jumo. Mi queridísimo don Benito: Ante todo, 1 y a propósito del párrafo aquél de su carta que habla de que he hecho muy bien en preferir poner en Valladolid Miel de la Alcarria como obra de éxito, te diré que yo tengo mis convicciones, y usted debía saberlo ya, mis creencias, que creo firmemente que una escena del primer acto de Los condenados vale más que cincuenta Mieles de la Alcarria, que me cuesta menos trabajo hacer y poner cualquiera de sus obras de usted que una escena de esas otras, que me gusta más, qué me sale mejor, que me da más nombre, más resultado y más dinero, que no cambio en mis opiniones y que por consiguiente le suplico a usted que no se le ocurra más la palabra conveniencia, tratándose de este asunto, porque una obra de don Benito, sea cual sea, será siempre una obYa de don Benito, y por eso no le daba excusas; era una explicación cariñosa de nuestra marcha de trabajo, de nuestros apuros de trabajo desde que salimos de Madrid; excusas no necesito darlas ni las daré nunca, porque ya debe usted saber hasta la saciedad que cuando yo no hago lo de usted es porque no puedo, y si no lo sabe usted, si no lo ve usted así, peor para usted y Santander, 3 de junio 95. Mi señora doña Mariquita: recibiría usted mi cartita dirigida a Barcelona. En ella le anunciaba la presente, escrita con más calma. Ya he visto que empezó usted con El desdén, y que ha tenido un gran éxito, como era de esperar. Hablemos ahora de nuestras cositas. Yo, si quiere usted que le diga ía verdad, nunca creí que hiciera usted Los condenados en Valladolid, a pesar de sus buenos deseos. Cuando usted me pidió los trajes y el manuscrito, no crea que por ello tuve esperanzas de que hiciera usted la obra. Este escepticismo mío se basaba en la sospecha (que luego ha confirmado la realidad) de que tendría usted exceso de trabajo en Valladolid, y no podía esperarse, en buena lógica, que usted emprendiera el ensayo total de una obra ruidosamente fracasada. Desde luego creí que haría usted con preferencia, cosa muy natural, las obras de éxito, como Miel de la Alcarria. Además de esto, usted no tenía ninguna obligación conmigo en la presente temporada, ni debía yo esperar que se tenzara usted, por mi linda cara, a las contingencias de un estreno en el cual, por el ruidoso fracaso de la obra en Madrid, se corría un albur peligroso. Por consiguiente, no me quejo, ni necesitaba usted darme ninguna excusa. Hizo usted perfectamente en no estrenar Los condenados. Ya sabe usted que de una manera y de otra, siempre la quiero a usted lo mismo; la quiero tanto como detesto el teatro. Harto bondadosa ha sido usted conmigo, estimando en más de lo que vale mi ayuda para otra temporada. Veo que en Barcelona anuncia usted también Los condenados. Hidalgo me escribió extrañando esto, y me transmite las quejas de Mario, pues éste, con arreglo a la costum- peor para mí también. Será usted injusto una vez más con esta pobre Mariquita. El programa de repertorio de Valladolid se mandó a Barcelona y por eso salieron en el cartel de Barcelona los estrenos que se anunciaron en Valladolid. ¡Pero cómo había de pensar en estrenar aquí Los condenados habiéndome usted dicho ya en Madrid que en Barcelona no podría hacerla! Y una vez este asunto aclarado, pasemos a hablar de ad No lo acertamos, somos muy torpes. Voluntad no nos falta, pero no lo hace todo la voluntad. La voluntad muchas veces nó sirve para nada, porque por mucha voluntad que se tenga, cuando no hay penetración, no se aciertan esos acertijos. Nos confundió usted primero con los catorce puntitos; buscábamos una palabra de catorce le-

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