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ABC MADRID 15-02-1986 página 3
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ABC MADRID 15-02-1986 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 15 FEBRERO DE 1986 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRID ACE muchos dista que lo visitó en años, un su casa le preguntó amigo le pidió con fastidio qué le a Alejandro Obregón pasaba a su perrita que lo a y u d a r a a de aguas que no tebuscar el cuerpo del nía un instante de patrón de su bote, En la sala de exposiciones del Banco de Bilbao de Madrid se presenta actualmente sosiego, y Obregón que se había aho- una muestra antológica del gran pintor colombiano Alejandro Obregón. Gabriel Garle contestó: Es que gado al atardecer cía Márquez ha escrito para esta ocasión el articulo que publicamos a continuación. está nerviosa porque ya sabe que la voy a mientras pescaban pintar. La pintó, por supuesto, como sábalos de veinte libras en la Ciénaga diáfanos de corsario que hacían suspirar Grande. Ambos recorrieron durante toda a los maricas del mercado, sino sus ma- pinta todo lo que encuentra a su paso, la noche aquel inmenso paraíso de nos grandes y bastas, con las cuales lo porque piensa que todo lo que existe en aguas marchitas, explorando sus reco- vimos tumbar a media docena de mari- el mundo se hizo para ser pintado. En su dos menos pensados con luces de caza- neros suecos en una pelea de burdel. casa de virrey de Cartagena de Indias, dores, siguiendo la deriva de los objetos Son manos de castellano viejo, tierno y donde todo el mar Caribe se mete por flotantes que suelen conducir a los pozos bárbaro a la vez, como Don Rodrigo una sola ventana, uno encuentra su vida donde se quedan a dormir los ahogados. Díaz de Vivar, que cebaba sus halcones cotidiana y además otra vida pintada por De pronto, Obregón lo vio: estaba su- de presa con las palomas de la mujer todas partes: en las lámparas, en la tapa del inodoro, en la luna de los espejos, en mergido hasta la coronilla, casi sentado amada. Esas manos son el instrumento per- la caja de cartón de la nevera. Muchas dentro del agua, y lo único que flotaba en la superficie eran las hebras errantes fecto de una vocación desaforada que no cosas que en otros artistas son defectos de su cabellera. Parecía una medusa le ha dado un instante de paz. Obregón son en él virtudes legítimas, como el me dijo Obregón. Agarró el mazo de pelo pinta desde antes de tener uso de razón, sentimentalismo, como los símbolos, a toda con las dos manos, y con su fuerza des- tenga ahora, sea donde sea, con lo que como los arrebatos líricos, como el fervor mano. Una noche, por los tiem- patriótico. Hasta algunos de sus fracasos comunal de pintor de toros y tempestapos del ahogado, habíamos ido a beber quedan vivos, como esa cabeza de mudes sacó al ahogado entero con los ojos gordolobo a una cantina de vaporinos to- jer que se quemó en el horno de fundiabiertos, enorme, chorreando lodo de davía a medio hacer. Las mesas estaban ción, pero que Obregón conserva todavía anémonas y mantarrayas, y lo tiró como amontonadas en los rincones, entre sa- en el mejor sitio de su casa, con medio un sábalo muerto en el fondo del bote. cos de cemento y bultos de cal, y los lado carcomido y una diadema de reina de carpintería hacer las Este episodio, que Obregón me vuelve mesones Obregón estuvopara largo rato en la frente. No es posible pensar que puertas. un aquel fracaso no fue querido y calculado a contar porque yo se lo pido cada vez como en el aire, por el que nos emborrachamos a muerte- -y de la trementina, trastornadose trepótufo cuando uno descubre en ese rostro sin hasta que en ojos la tristeza inconsolable de la mujer que además me dio la idea para un una mesa con un tarro de pintura, y de cuento de ahogados- es tal vez el ins- un solo trazo maestro pintó a brocha que nunca llegó. tante de su vida que más se parece a su gorda en la pared limpia un unicornio A veces, cuando hay amigos en casa, arte. Así pinta, en efecto, como pes- verde. No fue fácil convencer al propietacando ahogados en la oscuridad. Su pin- rio de que aquel brochazo único costaba Obregón se mete en la cocina. Es un tura con horizontes de truenos sale cho- mucho más que la misma casa. Pero lo gusto verlo ordenando en el mesón las mojarras azules, la trompa de cerdo con rreando minotauros de lidia, cóndores conseguimos. La cantina sin nombre siel costillar de terpatrióticos, chivos arrechos, barracudas guió llamándose El Unicornio desde un clavel en la nariz, huella del corazón, con berracas. En medio de la fauna tormen- aquella noche, y fue atracción de turistas nera todavíaverdesla Arjona, la yuca de los de tosa de su mitología personal anda una gringos y cachacos pendejos hasta que Sanplátanos el ñame de Turbaco. Es un Jacinto, mujer coronada de guirnaldas florentinas, se la llevaron al carajo os vientos inexo- gusto ver cómo prepara todo, cómo lo la misma de siempre y de nunca que rables que se llevan el tiempo. corta y lo distribuye según sus formas y merodea por sus cuadros con las claves En otra ocasión, Obregón se fracturó colores, y cómo lo pone a hervir a grancambiadas, pues en realidad es la crialas dos piernas en un accidente de trándes aguas con el mismo ángel con que tura imposible por la que este romántico sito, y durante las dos semanas de hos- pinta. Es como echar todo el paisaje de cemento armado se quisiera morir. pital esculpió sus animales totémicos en dentro la olla dice. Luego, a medida Porque él lo es como lo somos todos los el yeso de la entablilladura con un bus- que hierve, va probando el caldo con un románticos, y como hay que serlo: sin tun que le prestó la enfermera. Pero la cucharón de palo y vaciándole dentro boobra maestra no fue la suya, sino la que tellas y botellas y botellas de ron de tres ningún pudor. tuvo que hacer el cirujano para quitarle La primera vez que vi a esa mujer fue el yeso de las dos piernas esculpidas, esquinas, de modo que éste termina por el mismo día en que conocí a Obregón, que ahora están en una colección parti- sustituir en la olla el agua que se evapora. Al final, uno comprende por qué ha hace ahora treinta y dos años, en su ta- cular en los Estados Unidos. Un periohabido que esperar tanto con semejante ller de la calle de San Blas en Barranquiceremonial de Sumo Pontífice, y es que lla. Eran dos aposentos grandes y esaquel sancocho de la edad de piedra cuetos por cuyas ventanas despernancaque Obregón sirve en hojas de bijao no das subía el fragor babilónico de la ciues asunto de cocina, sino pintura para dad. En un rincón distinto, entre los últicomer. mos bodegones picassianos y las primeras águilas de su corazón, estaba ella Todo lo hace así, como pinta, porque con sus lotos colgados, verde y triste, no sabe hacer nada de otro modo. No es sosteniéndose el alma con la mano. que sólo viva para pintar. No: es que Obregón, que acababa de regresar de sólo vive cuando pinta. Siempre desParís y andaba como atarantado por el calzo, con una camiseta de algodón que olor de la guayaba, era ya idéntico a en otro tiempo debió servirle para limpiar este autorretrato suyo que me mira pinceles y unos pantalones recortados desde el muro mientras escribo, y que él por él mismo con un cuchillo de carnicero, y con un rigor de albañil que ya hutrató de matar una noche de locos con biera querido Dios para sus curas. cinco tiros de grueso calibre. Sin emCARRANZA, 25 bargo, lo que más me impresionó Gabriel GARCÍA MÁRQUEZ cuando lo conocí no fueron esos ojos BRAVO MURILLO, 213 H OBREGÓN OLA VOCACIÓN DESAFORADA EL MUNDO DE LA SILLA

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