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ABC MADRID 13-02-1986 página 30
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ABC MADRID 13-02-1986 página 30

  • EdiciónABC, MADRID
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30 A B C INTERNACIONAL Horizonte 1 JUEVES 13- 2- 86 Reagan envía a Filipinas a su asesor especial Philip Habib Nueva York. José María Carrascal Seguimos sin saber quién ha ganado las elecciones filipinas, y lo peor es que, de continuar las cosas así, no lo sabremos nunca. Ante lo que Reagan ha despachado a uno de sus más hábiles negociadores, Philip Habib, para tratar de aclarar el embrollo. Philip Habib, diplomático retirado de ascendencia libanesa, es un e s p e c i a l i s t a en cuestiones difíciles. Interpretó un papel importante en las negociaciones sobre Vietnam, fue embajador luego en Corea del Sur y terminó especiaPhilip Habib l i z á n d o s e en el Oriente Medio, sirviendo de mediador entre sirios e israelíes y entre cristianos y musulmanes libaneses. Los resultados anduvieron mezclados. Consiguió que sirios e israelíes no llegasen a la guerra, pero no pudo evitar que los libaneses siguieran matándose. Claro que él es el primero en saber que en su trabajo nunca se consiguen victorias absolutas. La misión que ahora le encarga Reagan está en la otra punta de Asia, pero en el fondo es la misma: poner de acuerdo a dos rivales casi, o sin casi, a muerte. El comunicado oficial, mucho más diplomático, la describe como aconsejar al presidente sobre la mejor forma de que los Estados Unidos puedan alimentar las esperanzas por la democracia demostradas en las últimas elecciones filipinas y ayudar a aquel pueblo a superar los graves problemas que han surgido posteriormente Párrafo que podría resumirse en convencer a Ferdmand Marcos y a Corazón Aquíno de que lo mejor para ambos y para el país es que lleguen a un compromiso. La Administración Reagan, sin embargo, no se da por vencida y cree todavía posible que lo de Filipinas se arregle. Es la actitud que ha adoptado Washington y por lo que Reagan no ha endosado a ninguno de aquellos candidatos ni adoptado una postura definitiva sobre aquellas elecciones. El informe que le trajo la Comisión supervisora no hizo más que confirmarle en tal postura. Hemos visto y oído de manipulaciones de votos. Marcos tiene el poder de amañar los resultados, pero existe todavía la posibilidad de que el resultado general sea fiable. Todo dependerá de cómo se proceda al recuento final le dijo el senador Lugar, que encabezaba la Comisión. Ante lo que Reagan adoptó una estrategia a la vez defensiva y optimista: Nadie ha ganado todavía. La elección aún no ha terminado. Hemos oído de fraudes e intimidaciones, pero no se han presentado pruebas concretas. Nos preocupan esas acusaciones, pero, por otra parte, nos alegra el surgir de dos grandes partidos en Filipinas y las ansias democráticas demostradas. Debemos esperar el resultado final, que será determinado por los filipinos, no por nosotros. Y de ahí no hubo quién lo sacase durante la conferencia de Prensa que dio anoche. Como más, recalcó la importancia que tienen las dos bases norteamericanas en Filipinas y remachó que MIRANDO PARA OTRO LADO A lo largo de nuestro mareaje de las elecciones filipinas del viernes pasado dijimos y repetimos que sería una ingenuidad suponer que los Estados Unidos estaban mirando para otro lado, mientras podían estar en el alero sus dos mayores bases en ultramar, Clark Field y Subic Bay, y la estabilidad de ASEAN, la asociación de países del Pacífico- Este concebida como un glacis contra la penetración comunista, tan temida después de la rota de Vietnam. Tales datos, en efecto, hacen razonable suponer que Washington está de puntillas y conteniendo la respiración a ver qué pasa en Filipinas. Sin embargo, acabo de leer un artículo de un senador (demócrata) por Vermont, vicepresidente del Comité del Senado para Inteligencia, señor Patrick J. Leahy, en el que tras preguntarle cuál es la política de su país ante la situación filipina, dice que nadie sabe qué hacer y que la tal política consiste en esperar a que ocurra lo mejor, que se supone que es que gane Corazón Cory Aquino. Cuesta mucho trabajo creer que Washington no sabe qué hacer con un país que fue una colonia suya en Asia durante medio siglo, que posee sobre territorio filipino dos grandes bases estratégicas y que considera ASEAN como una clave de su estrategia en el Pacífico. Difícil de creer, pero eso es lo que ha escrito un senador (aunque demócrata) Supongo, pues, que tendrá sentido esta otra pregunta. ¿Qué van a hacer los Estados Unidos si tal y como está previsto y pese a todo Ferdinand Marcos continúa en el Poder? Permítanme que les diga otra cosa: creo que sería una equivocación atribuirle a Washington algún entusiasmo por la Aquino, aunque ésta se lleve sus simpatías. ¿Qué régimen político podría salir de esta mujer sin más experiencia que una enloquecedora campaña electoral, rodeada de oportunistas profesionales que nunca han destacado por su simpatía hacia los Estados Unidos, mientras la guerrilla comunista del Camarada Victus afila sus armas? La alternativa Aquino dudo que ofrezca garantías suficientes a los galápagos del Pentágono y del Departamento de Estado. En cambio, ahí está el viejo Ferdinand, oíd hand como llaman los norteamericanos a un experto de los que se las saben todas. Pero ¿un Marcos sin reconstruir, tal y como estaba? No; no lo creo. Estoy pensando más bien en un Marcos entre la espada y la pared, obligado a democratizar su régimen y a preparar su sucesión un poco más ordenadamente de lo que lo hicieron los partidarios de Cory improvisadores de una democracia filipina que podría dispararse por la culata. Tengo la impresión de que el fenómeno Cory Aquino cogió a Washington por sorpresa y bastante maniatado, en el sentido de que cualquier intervención poco afortunadamente en ese asunto habría atraído sobre él la sospecha de estar tratando de boicotear el regreso de Filipinas a la democracia. La segunda parte de esta supuesta regeneración de Marcos (cosa que éste ha prometido ya en dos ocasiones por lo menos) sería robustecer la asistencia militar a Manila para darle la batalla al Camarada Victus y su guerrilla antes de que crezca y se meta en las ciudades. Y amparando todo esto acudir en ayuda de la maltrecha economía filipina, dilapidada por una corrupción galopante. Todo esto suena mucho más probable que un Ferdinand desterrado y errante, haciéndole compañía a Duvalier en las nieves de Saboya. Manuel BLANCO TOBIO espera poder colaborar con cualquier Gobierno que salga de los controvertidos comicios. En una palabra: que aunque las cosas allí han empezado mal, pueden todavía terminar bien. Para que así terminen, se ha despachado a Philip Habib. Mientras el Parlamento filipino realiza el que debe ser recuento definitivo, el negociador norteamericano debe ponerse en contacto con las distintas facciones y ver de tender un puente entre ellas. Hay aquí bastantes que dicen que lo mejor es hacer con Marcos lo que se hizo con Duvalier: poner a su disposición un avión y enviarle a un bien forrado exilio. Pero las cosas en Filipinas no son tan fáciles. En primer lugar, esas mismas elecciones han demostrado que, aunque Marcos puede no tener la mayoría del pueblo, cuenta con una importante parte de él. Luego, Marcos no es Baby Doc Es un político hábil, correoso, que se sabe todas las argucias del Poder. Así que no puede uno deshacerse de él como se espanta una mosca. Puede, eso sí, presionársele para que haga reformas y llegue a un acuerdo con la oposición. De hecho ya lo está haciendo, al decir a sus rivales: Dejémonos de actuar como chiquillos y veamos de arreglar el asunto razonablemente. El compromiso en el aire es ofrecer a la oposición alguna participación en el Gobierno, puede incluso la misma vicepresidencia. Corazón Aquino ya lo ha rechazado con acusaciones durísimas para Marcos y reproches velados para Reagan. Pero ¿y su compañero de ticket ¿Y Salvador Laurel 9 ¿aceptaría? Laurel ha dicho que aceptaría sólo si es voluntad del pueblo, no producto del fraude Pero curiosamente, en el recuento de Marcos, Laurel está muy cerca del compañero de ticket de aquél, Arturo Tolentino, y no hay que descartar que le sobrepase cuando termine de contarse. Lo que satisfaría sus condiciones, si está dispuesto a aceptar el recuento oficial. ¿Es ésta la propuesta que Philip Habib lleva a Filipinas? ¿u ofrecer un avión a Marcos? Pronto lo sabremos.

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