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ABC MADRID 17-04-1985 página 57
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ABC MADRID 17-04-1985 página 57

  • EdiciónABC, MADRID
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MIÉRCOLES 17- 4- 85 A B C 57 pe seguir ocultando la ver donde realmente comenzó su carrera cinematográfica. Tres años y sobró tiempo para comprender que la revolución de los hermanos Castro no era lo que tantos como yo creíamos. Recuerdo que el primer signo alarmante fue la prohibición de periódicos hasta quedar reducidos a dos: el Granma que es el Pravda de la mañana, y Juventudes Rebeldes La pobreza de la Prensa cubana fue muy pronto sintomática y ahora es aterradora. Cuatro paginitas por la mañana y otras cuatro por la tarde para la exclusiva propaganda del Poder. Este proceso se inició con la desaparición del Diario de la Marina que era un periódico de derechas. Y confieso ahora con horror, y digo públicamente mea culpa que muchos intelectuales de izquierdas, entre los que me incluía, casi, casi festejamos su supresión. Pero a ese diario le siguieron otros y lo que en un principio creíamos que era una medida provisional pronto se convirtió en definitiva. La censura llegaba a los libros, a las revistas, a las librerías. De todo se fue haciendo dueño el Estado. Otro aspecto, quizá más visceral, me convenció de que aquello no tenía salida: eran los continuos desfiles de jovencitos uniformados y, armados, con camisas verdes, himnos y banderas, al puro estilo fascista. Desgraciadamente, todos estos signos se confirmaron, se adueñaron de la sociedad cubana. Empezaron las cárceles, las ejecuciones. Hasta hoy incluso muchos marxistas permanecen en la cárcel todavía, como Ricardo Bofil, por haberse salido de la ortodoxia. Me remite ahora Néstor Almendros a alguna de las declaraciones de testigos de su película. El escritor Reinaldo Arenas, cubano, de cuarenta años y exiliado ahora en Nueva York, después de ganar en Cuba, en el año 1965, el premio nacional de novela, cuenta cómo primero fueron censurados sus libros y cómo es encarcelado, en 1974, en la prisión del Morro: Yo estuve en el Morro prácticamente un año entero, pero el Morro, a partir de mil novecientos setenta y nueve fue cerrada porque parece que resultaba demasiado escandaloso que hubiera una de las más sórdidas prisiones de Cuba en la misma entrada del puerto de La Habana. Al lado del Morro estaba la prisión de la Cabana, que es una de las más siniestras, porque es donde se fusila. En el Morro ya no se fusilaba. Así que cuando alguien era trasladado a la Cabana se tenía la certeza de que era una persona a la que no se volvería a ver jamás. El escritor Heberto Padilla narra en Conducta impropia cómo el contenido crítico de su libro Fuera de juego indigna a los altos dirigentes y es encarcelado y obligado a confesar sus errores Padilla logró el exilio en 1979. Guillermo Cabrera Infante, desde Londres, hace público también su testimonio. Igual de una especie de negativa para creerse los horrores. Pasó con Hitler al principio... ha pasado y pasa en Cuba... Hace cinco años que Néstor Almendros volvió a Cuba para visitar a su familia. Aproveché uno de esos viajes organizados y asépticos que te permiten visitar el país durante un máximo de ocho días. Y vi, casi sin querer, como de refilón, que aquello era un horror. Vi cosas que, naturalmente, un turista bienintencionado no percibe, porque el mar sigue siendo azul, sus gentes tan cordiales como siempre, el paisaje tan idílico... Pero yo reto a cualquier simpatizante de la revolución que, por ejemplo, llegue a Cuba con mi libro bajo el brazo. Que se atreva a exhibirlo en el autobús, a ver qué le pasa. ¿Qué por qué no he hecho esta película años antes? Porque hasta hace bien poco no había público capaz de recibir una crítica contra Castro. Y, en primer lugar, no hubiera podido hacerla. La gente no quería comprometerse. Y mucho menos exhibirla Blanca BERASATEGUI t Estadísticas Un momento de silencio y Néstor Almendros, convincente y sereno habla del número actual de presos en Cuba. Mejor dicho, habla de que no se sabe el número. Imposible saber cifras de nada. Instituciones y asociaciones internacionales como Amnistía Internacional o la Cruz Roja no tienen acceso a nada. Por lo tanto, es prácticamente imposible tener certezas en Cuba. Las estadísticas no pueden ser chequeadas. Así que cuando dicen: ¡hemos acabado con el analfabetismo! ¡todo cubano tiene asistencia médica gratuita! y demás alharacas, nadie sabe sin son ciertas. No hay oposición legal interna que pueda comprobarlo. Lo que sí es comprobable y terriblemente triste es que hay gente que, de la noche a la mañana, desaparece y nadie responde por ella. Veinticinco años son muchos años sin que nadie en el cine haya atacado a la dictadura cubana Queríamos demostrar el terror que la dictadura castrista es capaz de ejercer sobre gentes inocentes que Carlos Franqui, que Juan Goytisolo, que Susan Sontag, que Armando Valladares, que Horge Ronet, que tantos otros. Todas ellas declaraciones sobrecogedoras. tratan de hallar una especie de cielo en la tierra. Cuanto más lejos esté ese cielo, cuanto menos se sepa de él, cuanto más misterio le rodee, más posibilidades de convertirlo en paraíso. En Cuba se dan cita varios de estos elementos y por eso Cuba ha sido para muchos, y sigue siéndolo para algunos- -cada vez para menos- ese lugar ideal al que se agarran por ilusión y por retórica. Porque... recuerda lo siguiente: costó mucho creer lo que contaba Koestler en sus libros, lo que contó Orwell, lo que contó Jan Valtain en La noche quedó atrás eran atrocidades tan increíbles que parecían en buena medida producto de la exageración. El ser humano parte Dosis de utopía Sin embargo, Néstor Almendros sabe que hay todavía gentes, algunos intelectuales, que apoyan el régimen castrista. Y lo achaca a un fuerte maniqueísmo. Está claro- d i c e- que el mundo en el que vivimos dista mucho de ser perfecto. Claro está también que el ser humano necesita de cierta dosis de utopía. Y hay gentes que antes la vertían en la religión y que ahora

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