ABC MADRID 30-11-1984 página 97

Jerry Sheerin Galería Aete Claudio CoeUo, 28 ARA comprender a Jerry Sheerin, cuya séptima exposición en Madrid acaba de inaugurarse, es necesario tener noticia de su formación, noticia que él mismo nos da en su breve autobiografía: Nació, primero, en Chicago en 1933 y, luego, en Madrid en 1969. Cursó estudios de Arquitectura y Pintura en la Universidad de Illinois. Colaboró con el equipo de Kenzo Tange en Japón para la reconstrucción de Skoplje (Yugoslavia) y fue profesor de Arquitectura y Urbanismo en la Universidad de California, y más tarde director de Urbanismo para la renovación en la ciudad de Oakfand (California) Ha sido autor o colaborador en numerosos proyectos de su especialidad. Este es el secreto de sus cuadros construidos como pequeñas ciudades esquemáticas y profundamente líricos. Sheerin ha abandonado toda posible dureza inicial (en la Muestra hay algunas obras de 1969 y 1970, fuertes de color) y sobre las grandes superficies blancas de los lienzos se mueven algunos signos y pinceladas de tonos pálidos, pequeñas formas geométricas en blanco sobre blanco o gris, sugerencias orde- Manuel de Gracia Gatería Sokoa Oattdio CoeUo, 25 jAB ¡de las ar Hasta el 5 de diciembre De 11 a 14 y de 17 a 21 Hasta el 7 de diciembre De 11 a 14 y de 17,30 a 21,30 P N Respkando felicidad nadas como los edificios de una maqueta ideal. Sólo fa proximidad de unos cuadros anteriores nos permite apreciar la evolución del pintor, que ha ido depurando su ya depurada pintura año tras año. Los tres lustros de trabajo que ha pasado en España han llevado sus obras a quince museos de nuestro pafs y a cuatro del extranjero, y no por su espectacuiaridad, sino por el intimismo de una pintura que, no obstante, está totalmente integrada a las corrientes modernas del abstracto más limpio, más puro, más auténtico. O es un pintor de la luz, sino un buscador de la luz en diversos lugares. No es un tuminísta Manuel de Gracia (Mora de Toledo, 1937) sino un peregrino de los cielos marroquíes, españoles y europeos, que lo mismo se sumerge en zoco que medita en tos jardines de Aranjuez, que navega por los canales venecianos o descubre la paz de los puebleciHos franceses. Pero también pinta las nubes de Holanda, los álamos de Segovia, los tejados de Bélgica y el otoño madrileño. Viajero y conquistador de bellezas ocultas, Manuel de Gracia tiene la obsesión del instante fugaz, del brido irrepetible, y para pasar estas realidades al lienzo utiliza una técnica impresionista (tos colores, sobre todo) pero muy sólida. No se plasman los paisajes en pinceladas sueltas ni en vibraciones ficticias; la atmósfera y la luz envuelven los edificios y la vegetación, haciendo realidad el hecho físico de que el color no existe como tal, sino como reflejo y consecuencia de tos rayos del sol reflejados en los objetos. Problema de intensidad lumínica, pues, el que se plantea Manuel de Gracia. Es la forma de resolverlo to Torres de Albarracín que tiene valor: las tonalidades doradas, la sombra matizada de estos cuarenta y dos óteos es to valioso. Hermosa pintura, bajo la que se adivina un dibujo constructivo y en la que tos planos y las distancias vienen dadas sin artificio por el propio color. Obras como Sol de tarde en Madrid Día de invierno Paisaje otoñal contrastan con el puro impresionismo de Reflejos Jardines de Aranjuez o Feria de libros Pero en unos y otros habita la misma belleza, el mismo amor a la pintura. Cambian tos cielos y las gamas porque, además, la pintura de Manuel de Gracia es de una gran veracidad. Gatería Tórculo Claudio CoeUo, 17 Francisco Echauz Hasta el 7 de diciembre De 11 a 14 y de 17 a 21 Luzuriaga Galería Altex Almagro, 27 L hecho de haber dado sus primeros pasos a la sombra del escultor Martínez Arteaga, antes de pasar por Bellas Artes, ha determinado tal vez que tos dibujos de Luzuriaga (Bilbao, 1938) formen una galería fiel de tipos de su tierra: bermeanos, atorrantes, personajes del Arenal y del Rastro, francesas, señoras de compras, castellanos, jubilados, músicos, traperos, viejos y viejas, forman un f r i s o e m o c i o n a n t e y emocionado que, en su día, le dio fama. Pero hay otro Luzuriaga, el Luzuriaga pintor de paisajes urbanos deshabitados, de costas y montañas, de acantilados con gaviotas, de puertos, que es el que ahora expone treinta y tres óteos en la Galería Altex. Pintor de nieblas y neblinas, también de calles desiertas, de barcas perdidas en la inmensidad del mar, de estaciones de ferrocarril húmedas por la lluvia y de árboles en primer término, con lejanos horizontes al fondo. Es un Luzuriaga que vierte su ternura y su poesía, antes dirigida a los seres humanos, al paisaje. Luzuriaga- decía Martínez Cerezo quiere ver con ojos testimoniales, sin quitar ni añadir, sin ocultar ni Hasta el 7 de diciembre De 11 a 14 yde 17 a 21 LGUNA vez hemos hablado del mundo real, comprimido y rotundo de Francisco Echauz (Madrid, 1927) fruto posiblemente de su triple condición de estudiante de Bellas Artes, Artes Gráficas y Cinematografía. Pero si la rotundidad se manifiesta, sobre todo, en la pintura, su actividad de grabador le permite introducir en sus formas un hálito de ligereza y transparencia, incluso en las piezas más oscuras y tétricas. Por otra parte, Echauz hace gala en esta exposición (16 aguafuertes, estampados por el propio autor, y siete dibujos, a lápiz y pluma) de sus conocimientos técnicos, hasta el punto de que puede considerarse como un muestrario de procedimientos (incluye una estampación en tinta blanca sobre papel negro) un abanico de posibilidades dentro de la gráfica. Echauz ha sido Premio Nacional de Pintura y Grabado, Primera y Segunda Medalla en las Exposiciones Nacionales y Gran Premio de la VIII Bienal de Alejandría. Pensionado en Roma, becado por la Fundación March, catedrático desde 1960 en la Escuela de Bellas Artes y posteriormente en la VIERNES 30- 11- 84 A E Paisaje de Luzuriaga enfatizar en demasía, sin ceñirse estrictamente a la imitación figurativa del apunte in sftu ni al inventar sin saber de qué va Al servicio de este propósito pone una pintura con muy poca materia (excepto en los primeros planos) casi fotográfica en apariencia, pero que al aproximamos al cuadro resulta ser exclusivamente pintura. Y pone, también esa poesía que le permitió realizar, en su día, uno de tos mejores retratos de Unamuno que se conocen y que, frente a un paisaje sentido y amado, puede comunicarnos su emoción sin aspavientos ni exageraciones. R A B C 97 En la bombilla II Facultad, Echauz está en un momento especialmente brillante de su carrera y ante estas obras resulta difícil permanecer indiferente. Germinaciones En la bombilla El pájaro del terror Piedras negras El vaso de vidrio son grabados que unen a su perfección una singular belleza, al margen de los moldes clásicos y, sin embargo, de un profundo clasicismo.