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ABC MADRID 01-11-1984 página 22
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ABC MADRID 01-11-1984 página 22

  • EdiciónABC, MADRID
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22 ABC NACIONAL JUEVES 1- 11- 84 Hilo directo MATAR AL MENSAJERO El teniente general Alvarez Zalba (AZ) decidió tirar de carrete y cantar las cuarenta al Gobierno. El Gobierno se consternó e hizo lo que, quizá, debía hacer: fulminarlo con el cese. Como, en su día, con otro general hablador Soferas. Es evidente que el Ejército tiene su voz oficial, voz jerárquica en punta. Y, de ahí abajo, los demás militares deben guardar sus pensamientos bajo la gorra y sus sentimientos bajo la guerrera. Ante la supremacía (unicidad constitucional, diría yo) del poder civil, el Ejército ha de ser el gran mudo Pero cuando un teniente general a quien faltan cinco días para dejar el mando activo tira de carrete lo sensato es estimar que no habla ni por desahogo de kamikaze ni como cóndor solitario. AZ no ha hecho más que expresar en voz alta lo que la inmensa mayoría de la familia castrense lleva, como él, bajo la gorra y bajo la guerrera. Hace pocos días, desde esta misma columna, transcribía yo unas conversaciones marruecas entre dos excelentísimos generales también en activo que, acerca de Ceuta, Metida, Gibraltar, la OTAN, el terrorismo, la anunciada negociación EstadoETA... y el Tratado de Uxda, entre Libia y Marruecos, decían exactamente lo mismo que AZ. ¿Casualidad... o estado de opinión generalizada? Aplique ahí, el ministro Serra, el sonar y el radar de su sensibilidad. AZ no ha dicho nada que sea anticonstitucional. AZ no ha dicho nada que contravenga intereses españoles, aunque algunos pretendan sesgar por ahí, cuando el teniente general denuncia nuestra indefensión interior en Ceuta y Melilla para afrontar un posible ataque marroquí. Al, al poner en duda el apoyo norteamericano a España, si tal evento se le antojase a Hassan II, no hace más que repetir lo que a título personal y bajo la anfitrionía de la Embajada USA, declaraba hace unas semanas en Madrid mister Snyder, extraño turista cuyas impertinentes presiones otánicas no generaron respuesta alguna del Gobierno... aunque yo pude detectar cierta estupefacción entre el generalato. AZ, hay que reconocerlo, se excedió del tema estrictamente profesional- militar, al referirse a Gibraltar como test de si tenemos o no política exterior al cuestionar las reinsercior. es y amnistías de terroristas, y al exponer su preocupación porque soldaditos de la Legión, de las COES, incluso dos ordenanzas del asesinado general Ortigúela fuesen etarras. Ahí, además, puso dedo- enl l a g a c o l i s i ó n e n t r e los s e r v i c i o s dé información de interior y ¡os de Inteligencia del Ejército. En fin, AZ sabía bien que el precio de contar las verdades del barquero tenía que ser su inmediata destitución. Y afrontó el riesgo. Decirle al presidente González que sus constato que no me afecta fue una banalidad y enjuiciar críticamente aspectos de la política de los ministros Serra, Moran y Barrfonuevo, al cambio en pesetas democráticas cuesta eso: el cese. Pero matar al mensajero sólo es eficaz para los cesares, y cesadores, a condición de que tomen buena nota del mensaje. Pilar URBANO Cuaderno de notas EL ADIÓS DE DN NASSERIANO El capitán general de la V Región, Alvarez Zalba, antes de entrar en la situación B, ha decidido sincerarse. Así, pues, ha confesado, en unos coloquios organizados por la agencia Efe, su convencimiento de que Ceuta y Melilla son indefendibles, pues habría que atacar para lograr su verdadera defensa y, en ese caso, los Estados Undos se abstendrían de respaldarnos, del mismo modo que durante la marcha verde en 1975, no nos dejaron utilizar los carros M- 48 La primera y quizá más importante observación que a la vista de las declaraciones puede hacerse no es tanto que los altos jefes militares esperen a su jubilación para expresar su pensamiento, como el hecho de que esas reservas mentales- e l caso Soteras está reciente- existan por encima o por debajo de las posturas oficiales. Cierto que esta vez esas reservas casi no han afectado a otros aspectos que los técnico- estratégicos, por más que Alvarez Zalba haya asomado en sus consideraciones sobre la OTAN una oreja neutralista y, en el fondo, nasseriana. La prontitud con que la D R I S D E (ó r g a n o informativo de la Defensa) ha manifestado su disconformidad con las palabras del teniente general y, sobre todo, la celeridad con que el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Sáenz de Tejada, ha rechazado su fondo y su forma, revelan el deseo de la cúpula militar de situarse al margen de conceptos y reflexiones que presumiblemente nutren con frecuencia las altas conversaciones castrenses. Alvarez Zalba ha dicho fundamentalmente grandes verdades, aunque haya incurrido en algunas demasías. Pero si el nasseriano general deseaba revelar las deficiencias de la OTAN para el entramado de nuestras necesidades defensivas, sus afirmaciones contribuyen a consolidar la permanencia de España en ella. Porque si Ceuta y Melilla son indefendibles desde dentro, si el acuerdo libiomarroquí cierne sobre su conservación una amenaza y si, en términos literales, la OTAN desgaciadamente son los Estados Unidos, que tienen un tratado con Marruecos está claro que habrá para las dos ciudades españolas del norte de África más peligro fuera que dentro de la OTAN, por más que formalmente el tratado no nos respalde en esa zona geográfica. El amo y señor de la OTAN aseguraría siempre la no confrontación entre dos aliados. La antipatía que Alvarez Zalba revela contra la política militar norteamericana en el aspecto que a España concierne, invita a preguntarse si el teniente general es el último nasseriano o hay una escuela de mentalidades que dentro de esos principios o coordenadas ideológicas se mueve. Al margen de ello, es evidente que, a pocos días de su jubilación, Alvarez Zalba ha propinado a la arrogancia felipista un severo palmetazo. No sólo ha contribuido a ribetear de incomodidad, y hasta de ridículo, la inesperada visita de Narciso Serra al reino de Marruecos, sino que ha descalificado categóricamente, desde la autoridad que proporciona una capitanía general y una carrera militar dilatada, el candoroso juicio que Felipe González emitió cuando sostuvo que el acuerdo libio- marroquí no afectaba a los intereses españoles. El nasseriano se marcha en medio de un ruido político considerable. La denuncia de privilegios para el País Vasco y Cataluña, el rechazo de las negociaciones con ETA y, sobre todo, el condicionamiento de una verdadera política exterior a la recuperación de Gibraltar en el nuevo contexto europeo de España, tienden a perfilar el diseño del clásico militar azul A la hora de retirarse, lo ha hecho silbando el Cara al Sol Lorenzo CONTRERAS Los Reyes aplazan su viaje a Bolivia y Argentina hasta la primavera próxima El viaje de Sus Majestades los Reyes a Argentina y Bolivia, que estaba previsto para los días 19 al 25 de noviembre, ha sido aplazado hasta marzo o abril del año próximo. Este retraso se debe, según fuentes diplomáticas, a la situación que atraviesa en estos momentos Bolivia, donde su presidente, Siles Zuazo, acaba de abandonar una huelga de hambre, y al hecho de que el 25 de noviembre está convocado el referéndum en Argentina sobre el acuerdo del canal de Beagle. Por otra parte, su Majestad el Rey recibió ayer las siguientes audiencias: tenientes generales del Aire Gregorio Martín Olmedo y Emiliano Barañano Martínez; comisión de generales, jefes, suboficiales y tropa pertenecientes al Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria, presidida por el general de división Fernando Esquivias Franco; general inspector de Intervención de la Armada e inspector general del Cuerpo e interventor general de la Armada, José Arribas de Pablo; general de división del Aire, Francisco del Águila Gil, consejero militar del Consejo Supremo de Justicia Militar; generales de división Luis Lobo García, de la Escuela Superior del Ejército; José del Pozo Pérez, gobernador militar de Valencia; general inspector del CIAC, Valentín Barriga Días, director general de Infraestructura del Ministerio de Defensa; comisión de g e n e r a l e s de b r i g a d a y contraalmirantes, presidida por el general de brigada de Artilleiía, Luis Ortiz de Zarate Barajas, y Comisión de generales y capitanes de navio, presidida por el coronel de la Guardia Civil Juan Espinazo García.

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