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ABC MADRID 31-12-1983 página 3
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ABC MADRID 31-12-1983 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 31 DICIEMBRE 1983 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA O se trata de hacer una c r ó n i c a del año que termina, ni siquiera de hacer un balance de él; si acaso, sería un balance vital. Dejando de lado los detalles de lo que ha ocurrido, ¿cómo nos hemos ido sintiendo los españoles, cómo nos sentimos en estos días finales de 1983? Paradójicamente, más cerca del larguísimo período que terminó a fines de 1975, y que durante un quinquenio pareció extrañamente remoto, definitivamente relegado al pasado. ¿Por qué? Por varios motivos. Han ido reapareciendo los temas, los recuerdos, las añoranzas de la situación anterior a la guerra civil y de esta misma, de los cuales había vivido el régimen anterior y que en los últimos años habían sido sustituidos por otros, en un despegue que me parecía saludable y precioso. Se ha reproducido el viejo esquema en virtud del cual los males evidentes se atribuían a los gobernantes que rodeaban a una primera figura a salvo de toda crítica y que parecía no tener responsabilidad de nada. Finalmente, el poder público ha gravitado incomparablemente más sobre la vida privada o profesional de los españoles que en los años inmediatamente anteriores, que nos habíamos acostumbrado ya a vivir en libertad ilimitada, sin más limitación que la de unas leyes que pesaban poco, tal vez demasiado poco. ABC no lo propugnan, los que mantienen su voluntad de democracia, sienten su conciencia política tranquila y no temen que se infiltre en ellos ese espíritu insidioso, que consiste en considerar todo políticamente relevante, interesante, y por tanto asunto del que el poder ha de ocuparse. Es la tentación del intervencionismo que desconfía de la espontaneidad personal y social, que quiere saberlo todo, controlarlo todo, orientarlo todo. Si esto se hace dentro del respeto a las leyes, y éstas son correctas, la cosa no es demasiado grave, pero el peligro es evidente. En 1983 hemos avanzado- -quiero decir retrocedido- -considerablemente en ese camino, y temo que la vitalidad media española esté en fase de descenso. Esto no me ha sorprendido demasiado, porque lo había previsto hace bastante tiempo, desde hace casi tres años, de manera más apremiante hace año y medio. Los españoles han estado y están dispuestos a defender su libertad frente a cualquier ataque frontal contra ella, como demostraron hace cerca de tres años; pero tal vez no han tenido la misma decisión- -o la suficiente imaginación- frente a las propuestas que no niegan la libertad, pero la comprometen, la atenúan, quizá con anestesia y a plazos. Durante cinco años, los españoles no sintieron el menor temor del poder público, no lo vieron nunca como enemigo de nadie (en eso consiste un país civilizado) Me gustaría poder creer que esta situación no se ha alterado. El bipartidismo político en que estamos desde hace algo más de un año es peligroso en un país que tiene una democracia tierna, vacilante e insegura. Es un sistema excelente allí donde las diferencias entre los partidos son mínimas- -significan dos equipos distintos, con matices muy importantes en el detalle de la política, pero que no afectan a las grandes líneas de la convivencia y la acción internacional- pero cuando ia distancia entre los dos partidos es excesiva, el peligro de discordia es evidente. Más aún: el que ambos se sientan REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN Y TALLERES SERRANO, 61- MADRID- 6 N EL TEMPLE DE LA VIDA EN 1983 La consecuencia primera y más grave de esto ha sido una pérdida de la holgura. Es ia anchura, la amplitud en el sentido vital, como margen, respiro o huelgo de las cosas. Holgura de tiempo, de atención, de comprensión, de tolerancia, de afecto. La holgura es el lujo de la vida, la forma vital y concreta de las posibilidades, la riqueza vital. Cuando la holgura disminuye- -por recelo, desconfianza, excesiva inspección o regimentación- se produce un empobrecimiento, que puede no ser económico, pero que termina por ser también económico. Y la razón es clara: la disminución de la espontaneidad lleva consigo un descenso de la capacidad creadora, en todos los órdenes. Simplemente el sentirse observado inhibe el desenvolvimiento de los proyectos, las iniciativas, los impulsos; más aún si no se teme sólo la observación, sino la intervención en los actos proyectados o en curso de realización. Entonces se restringe el margen de libertad vital- -la legal puede subsistir, y es preciosa, y hay que defenderla sin desmayo, pero no basta, porque puede convertirse en algo inerte- -y la vida se encoge si vale la expresión, se acurruca dentro de sí misma, y se produce una pusilanimidad- -contraria a la magnanimidad- -que desanima de toda empresa generosa. De ahí la gravedad de toda tentación de espíritu totalitario. No es lo mismo que un régimen totalitario, y precisamente los que MANUEL MADRID- NEW YORK ¡i PELETERÍA- ANTE- CUERO ¡BOLSOS- ZAPATOS Serrano, 76 Gran Vía. 49 Prpciados. X herederos de la vieja situación que desembocó en la radical discordia, según el esquema derecha e izquierda no sólo aumenta el riesgo, sino que obtura la innovación real, que es lo que más necesita España. Es notorio el crecimiento del partidismo, la extensión de él a aquellos campos que, por no ser políticos, no deberían aceptar ni sombra de él. Pienso, por ejemplo, en el campo de la cultura y en el de la educación. La Universidad está entrando en cuarta fase de su destrucción (la primera fue, naturalmente, la depuración de 1939, recién terminada la guerra civil) Está en proyecto- -y ya se sabe que ahora los proyectos ministeriales son de inmediata realización- -una reorganización de la Universidad según las llamadas áreas de conocimiento que me parece lo más demencial de los últimos decenios, algo de lo cual será difícil que se recupere en lo que queda de siglo la vida universitaria. Desde los primeros tres meses del establecimiento de la Monarquía se lanzó una campaña para promover el desencanto -en esa fecha escribí, y lo recuerdo una vez más, un artículo titulado El desencanto como trampa Curiosamente, en 1983 no se habla de desencanto- -tampoco, como sería más adecuado, de desaliento- Pero creo que, aparte de tácticas, es bueno que no se fomenten esos estados de ánimo. Explicaré por qué. Los españoles siguen siendo dueños de su destino, con una sola condición: que lo quieran así. El poder social es el mayor de todos, ya que el poder político, en una democracia, es mera delegación suya, siempre revocable. La vitalidad española es muy alta- -y basta darse una vuelta por el mundo para sentir una considerable superioridad comparativa respecto de la gran mayoría de los países- podría y debería potenciarse con la ingente realidad de la América hispánica, con la cual formamos unidad, queramos o no unos y otros; siempre, claro es, que no se identifique Hispanoamérica con un par de pequeños países particularmente anormales o con los grupos que quieren generalizar esa anormalidad. Todavía es muy alto el crédito que España tiene, simbolizado, y con toda razón, en la figura del Rey y en la garantía que la Constitución, a pesar de sus defectos, establece. Si la democracia española no se vacía de liberalismo, tenemos el camino abierto para ser lo que de verdad queramos. Finalmente, cuanto más se estudia la cultura española de este siglo, más se ve hasta qué punto ha sido creadora, cómo en campos muy importantes ha llegado adonde nadie lo había hecho. Este año 1983, centenario de Ortega, nos ha hecho medir nuestra riqueza; quiero decir nuestras posibilidades. Julián MARÍAS de la Real Academia Española

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