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ABC MADRID 13-09-1983 página 71
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  • EdiciónABC, MADRID
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MARTES 13- 9- 83- ESPECTÁCULOS -ABC, pág. 71 Con asistencia de la Infanta Cristina y los Condesde Barcelona, ap teósido lilál de la gira de Julio Iglesias Julio superó con creces el éxito de los Rolling Stones Madrid. J. G. Fue un verdadero delirio. Cerca de cien mif personas, más que en los encuentros futbolísticos de máxima expectación, aplaudieron enfervorizadas a Julio Iglesias en el estadio Santiago Bernabéu. Esta actuación, la última de su gira española- -comertOcho horas antes del comienzo del espectáculo ya había personas guardando fila ante las puertas del Bernabéu para coger un buen sitio y poder contemplar a Julio, cuanto más cerca mejor. Muchas jovencitas, familias enteras cargadas de vituallas para hacer más llevadera la espera, personas mayores, un público sin distinción de clases aguardaba el comienzo del recital, una fecha que para muchos quedará grabada en su memoria para siempre. Apenas dos horas antes de la actuación el estadio presentaba un aspecto realmente sobrecogedor, ya abarrotado de espectadores, pleno de colorido. El Bernabéu era un océano de susurros expectantes, una sinfonía de ansiedad, preludio del estallido musical que vendría después, tan 6 ólo unos minutos más tarde de las diez de la noche. Fuera, era imposible circular, la Castellana era una Babel de automóviles y personas en los aledaños del campo de fútbol. Cerca de cien mil personas aplaudieron al cantante en el Bernabéu zada el pasado día 8- supuso un final apoteósico a este reencuentro del cantante con España. Todo el estadio era un clamor iglesista un público heterogéneo, sin distinción de edades, se rindió de corazón ante el encanto y la profesionalidad derrochados por Julio. una de las etapas de su gira. A los sones del Canto a Galicia surgió la ya famosa bandera española proyectada sobre el escenario. Un nudo de emoción atenazaba todas las gargantas. El barco de la nostalgia Julio jugó con el público, bromeó, hizo alarde de una entrega total. Picaro y señorial- Soy un truhán, soy un señor víctima de las circunstancias- Pobre diablo degustador de pequeños recuerdos imborrables- Un sentimental repasó su repertorio de pe a pa, hizo incursiones en las mitologías foráneas con ese As time goesby inolvidable tema de la película Casablanca cantado a coro con una belleza de color de prodigiosa voz. Por un momento, muchos nostálgicos irredentos pudimos contemplar junto al cantante la figura de Humphrey Bogart, con su inconfundible gabardina y su expresión de duro con corazón tierno, castigando con su medida indiferencia a una Ingrid Bergman, bellísima e inalcanzable, carne de mito en la evocación de Julio, un mito viviente. Todos caímos presos en el conjuro de esa voz que se quiebra y al momento resurge cargada de sabia emoción; todos los corazones en el Bernabéu latían a un mismo compás, el marcado por Julio desde el escenario, comitre de las galeras del sentimiento. La vie en rose La mer Francia en las notas de cada canción, ese espíritu de bohemio cosmopolitismo flotando en el aire, pero- -cómo no- -con el particular aire español que Julio sabe poner hasta en: sus interpretaciones en otro idioma. Los últimos compases del concierto, que duró casi dos horas y media, fueron el delirium tremens Julio se quitó primero la corbata, luego la chaqueta, más tarde el chaleco y finalmente comenzó a desabotonarse la camisa entre el griterío ensordecedor de una legión de jovencitas en pleno ataque de histeria. Pero cuando la tensión se hizo extrema inició una retirada estratégica para volver ataviado con un polo blanco y una cazadora azul celeste. Se sucedieron los bises- tuvo que repetir bastantes piezas de las interpretadas durante el concierto- y ya con los focos del estadio encendidos seguir cantando entre el delirio de la gente, en el mismo escenario en que le hubiera gustado triunfar como deportista. Julio ha marcado una goleada de escándalo a sus detractores. Un público de excepción Sus Altezas Reales los Condes de Barcelona y la Infanta Doña Cristina realzaron con sus augustas presencias el recital de Julio Iglesias, al que asistieron también numerosas personalidades políticas y culturales de la vida española. Entre ellas, Juan Antonio Samaranch, José Luis Alvarez, José Antonio Segurado, Fermín Bohórquez, el comisario Ballesteros, Luis Escobar, Miguel Muñoz, José Emilio Santamaría, Camilo Sesto, Rocío Dúrcal, Júnior, Carlos Goyanes, Cary Lapique, La Polaca y antiguos compañeros futbolísticos de Julio, como Manuel Velázquez y Pedro De Felipe. El escenario, una impresionante construcción de metal y madera, de treinta metros de largo por cuarenta de ancho, similar al utilizado en otras etapas de la gira, acogía a la orquesta, integrada por cuarenta profesores de primerísima categoría. La instalación de luz y sonido duplicaba prácticamente a la empleada en anteriores actuaciones: nada menos que ciento veinte mil vatios de sonido y ocho mil de luz sirvieron de vehículo para que la voz y la figura del cantante llegarán con nitidez asombrosa a todos los rincones del estadio. Con su sobrio e impecable traje oscuro, la tez morena y ese savoir faire tenue y a la vez poderoso, que le caracteriza, Julio salió al escenario entre los sones de la música. Sus canciones de hoy y de siempre, sus éxitos de ayer, esos temas que anidan como un pájaro cálido y nostálgico en el corazón, oleadas de dulces e insinuantes mensajes, el am. pí como lema y como meta, las cosas pequeñas de la vida... todo eso y mucho más hac evocar este hombre, que, tras varios años de ausencia, ha vuelto a su patria, a ser profeta en su tierra, y se ha metido al público en el bolsillo, ha demostrado que es verdad todo lo que sobre su categoría internacional cuentan de él las más prestigiosas publicaciones extranjeras. Esta va a ser una noche mágica prometió julio Iglesias al salir al escenario. Una noche mágica volvió a asegurar cuando, después de tener que interrumpir diez minutos su actuación para que los servicios de orden reacomodaran a la multitud que se agolpaba peligrosamente en las gradas, volvió a reaparecer en escena. El cantante hizo un punto y aparte en la actuación para dejar bien sentada su profesión dé españolidad, como ha hecho en cada Siete cadenas de TV La imagen de Julio Iglesias pasará los mares. Durante su actuación en el estadio Santiago Bernabéu, siete importantes cadenas de televisión de todo el mundo recogieron el espectáculo multicolor que ofreció el cantante español. Ello significa que unos ochocientos millones de personas podrán verlo en todos los Continentes.

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