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ABC MADRID 19-12-1982 página 3
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ABC MADRID 19-12-1982 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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E DITAD O POR PRENSA ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA MADRID FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA A B C es independiente en su línea de pensamiento y no acepta necesariamente como suyas las ideas vertidas en los artículos firmados ABC significa un considerable y no muy probable acierto. El factor principal para ello es que el verdadero protagonista es el viejo café de la glorieta de Bilbao. Allí es donde conviven los personajes, donde se entrecruzan las relaciones interindividuales anudadas entre ellos; allí también se refleja el mundo exterior, el Madrid circundante. Las acciones particulares que la cámara va siguiendo a lo largo de la película salen del café y vuelven a él. Esto evita la atomización de la historia; las conexiones entre los personajes- -muchos de los cuales no acuden al café- -están aseguradas por sus relaciones con los clientes habituales u ocasionales. Los vemos dentro o fuera, en sus trayectorias autónomas o en su convergencia en torno a los veladores de mármol, que resultan ser lápidas sepulcrales invertidas, con sus inscripciones por debajo. El café es el remanso de esas vidas desastrosas, bajo la mirada maligna de la dueña, doña Rosa. En la película, como en la novela, se reflejan muchos temas de aquellos años: la pobreza, la angustiosa escasez de muchas cosas, y sobre todo de dinero. (Pocos recuerdan, y muchos no saben, que en abril de 1939 el Gobierno vencedor anuló el valor de todo el dinero emitido por el de la República desde el comienzo de la guerra civil, de manera que la inmensa mayoría de los madrileños nos quedamos sin una sola peseta que tuviera curso legal, literalmente en la indigencia, frente a la prosperidad de los que llegaban de la zona nacional Y las secuelas de todo ello: el estraperto, las pequeñas estafas, la prostitución, la alimentación deficiente- -bonia tos, almortas, castañas asadas- la fragmentación del comercio, por ejemplo, la venta de cigarrillos sueltos (los tirones de la señorita Elvira, cuando un paquete entero era una venta al por mayor) REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 61- MADRID José Cela, se publicó en Buenos Aires en 1951, después de un largo proceso de elaboración y lucha con dificultades de editores y censores. El libro se había gestado en los años anteriores, y su acción se sitúa hacia 1942 ó 43. Creo que es el más interesante de cuantos ha escrito su autor- -junto con Viaje a la Alcarria de 1948. Poco después de publicarse La colmena escribí: Es una panorámica de la vida madrileña hacia 1942, poco después dé la guerra civil, en una época de estrechez económica y zozobra política. No es un documento sino una interpretación literaria muy elaborada, pero con un trasfondo de realidad penetrantemente observada. Cela, como siempre, se complace en lo grosero y repelente, pero esta compleja y ambiciosa novela, dura y tierna a un tiempo, con viñetas certeras, intensas, donde el lirismo brota de repente y se esconde, con innumerables personajes presentados con rasgos vivos y expresivos, consigue crear una fuerte estampa literaria. Se podría decir aproximadamente lo mismo de la versión cinematográfica que ha dirigido Mario Camus, con guión y diálogo de José Luis Dibildos. No está en la película todo el texto de La colmena y hay añadidos. Las proporciones se han alterado: se insiste mucho en los episodios de Victorita, se abrevia y desdibuja el matrimonio de Roberto y Filo, la hermana de Martín Marco; desaparece el atractivo personaje de Petrita, la criada, entrevista un instante. La mitad de los actores españoles ha participado en esta película, por lo general con acierto: Concha Velasco, Charo López, José Sacristán, Victoria Abril, Fiorella Faltoyano, Ana Belén, María Luisa Ponte, Rafael Alonso, José Sazatorníl, Elena María Tejeiro... Casi todos consiguen dar vida a sus personajes, partiendo de las caracterizaciones verbales del autor, reflejadas en el diálogo, en lo que dicen o en los comentarios de unos respecto de otros. Con extraña habilidad se ha conservado en la película- -realidad primariamente visual- -el talento verbal de Cela. Un efecto parecido se consiguió en la representación de algunas breves obras de Valle- lnclán, al hacer que algún personaje marginal recitara las prodigiosas acotaciones (que normalmente quedan fuera de la representación teatral) imprescindibles, apoyo necesario del diálogo. La abreviatura que el cine impone intensifica a veces la fuerza de las expresiones literarias, el retener sólo las más logradas y eficaces. Palabras e imágenes se refuerzan mutuamente, lo que DOMINGO 19- 12- 82 L colmena de Camilo RELECTURA VISUAL DE LA COLMENA JOYERO Goya, 27- Madrid BRILLANTES- ESMERALDAS JOYAS ESPECIALES- ALHAJAS OCASIÓN PLATA ANTIGUA Y MODERNA Y, por supuesto, la inseguridad política, el frecuente temor, la vigilancia, la censura sin recurso, la tentación a plegarse, repetir las consignas, adular a los que tenían algún poder. (Se podría hacer una interminable lista de todo esto, sin excluir a muchos que ahora parecen haber inventado la democracia y son especialmente ásperos con lo que entonces fue objeto de todas sus dulzuras. Casi todo lo que La colmena cuenta o describe se podría documentar; casi todo pasó o pudo pasar. Y, sin embargo, no es un documental, y sería un doble error, histórico y artístico, creerlo así. Es una selección- -literariamente lícita- -de algunos ingredientes del Madrid de hace cuarenta años, tratados con diversas formas de exageración, de estilización, y la primera de todas su aislamiento del resto. En el Madrid de hace cuarenta años, como en España entera, había otras muchas cosas más. Ante todo, una tremenda alegría de vivir, que se quiere olvidar, como si no fuera el atributo más valioso del pueblo español. Al lado de la guerra, aquellos años significaban volver a respirar, proyectar, estar en uno mismo. La vida pública se había obturado para la mayoría, pero se había recuperado la vida privada, asfixiada durante los tres años anteriores, y que es sin duda la más importante, aquella de que se nutre la otra, hasta el punto de que cuando no hay vida privada tampoco la hay pública. No había sólo artículos de encargo en periódicos del Movimiento o esperanzas vagas en premios de juegos florales. Había el esfuerzo por recrear una vida intelectual, que renació precisamente en 1941, principalmente por parte de los que no podían escribir en los periódicos y por eso tuvieron que escribir libros. Había en el seno de la sociedad española la oscura convicción de que todo lo que había pasado había sido una atroz locura, de la cual unos cuantos seguían viviendo, pero que ya no suscitaba adhesión, menos aún entusiasmo. Y así comenzaba, a fuerza de trabajo, lo que habría de ser unos años más tarde la reconciliación y la prosperidad de los españoles. Iba surgiendo, por último, una moral del esfuerzo, a veces heroico; de resistencia y renuncias, de lealtad a personas y principios. En aquellos años duros fue germinando una España que tenía que ganarse penosamente el pan, un mínimo de seguridad, la libertad de pensar y, muy lenta y esforzadamente, la de decir lo que había pensado. Esa España que hemos encontrado al ser publicada hace siete años, la que conviene no confundir ni malversar. Julián MARÍAS ABC 3

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