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ABC MADRID 03-07-1982 página 23
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ABC MADRID 03-07-1982 página 23

  • EdiciónABC, MADRID
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SÁBADO 3- 7- 82 ABC 23 Recuerdo y testimonio Luis Rosales, consuelo de lectores Por José ASENJO SEDAÑO A veces leer es una delicia. Eso 5 lo que me ha ocurrido con la S Poesía reunida de Luis Rosales, das de cuatrocientas páginas en as que el poeta granadino ha com endiado su obra selecta desde 1935 a 1974. Abril Segundo ibril Retablo de Navidad Rimas La casa encendida El contenido del corazón Cancones y Cómo el corte hace sangre El libro lleva en la por- ada, a color, un diseño de Josép lavas- -una lámpara encendida- sxpresión de lo que constituye el ¡ontenido espiritual de la obra. Tengo que confesar que, salvo oemas sueltos, no conocía la obra otalizadora de Luis Rosales, que ista así, en su conjunto y con erspectiva, constituye- -al menos ara mí- -tina auténtica revelación. esde los poemas juveniles y esleranzados de Abril Tu abril iempre ya logrado... Abril, lorque siento creo. Gracias or Abril sí siento su creciente naravilla... hasta la madurez icre, melancólica, triste de La ara de la desgracia La vida es in milagro gratuito... inspirado m un relato de Juan Carlos Onetti, ue el poeta le dedica, hay todo un nundo de recuerdos entraña iles. Profündidad, belleza, elegania, delicadeza espiritual, cierto selorío al hacer el verso constituyen i trama, el nervio, de este diá go monólogo que, en conjunto, srman una obra única, un solo ama poético y literario. Los árboís, la nieve, el viento, esa trisJza dorada de Granada Tai vez la nieve nos espere... la niñez, la casa lejana próxima encendida... son el mundo vivo de Luis Rosales, diciendo cosas tan sentidas como Bien sé que la tristeza no es cristiana, que ayer siempre es domingo y que te has ido... o Cuando la ternura es como un lago que nos cubre los ojos... aludiendo, tal vez, a ese dolor que las cosas conocidas, todo lo que alguna ver pasó por nuestro corazón, fue dejando en su camino. He ido anotando subrayando decenas de frases de este libro estremecedór y cálido, hondo, en el que el poeta recuerda resucita momentos, miradas, palabras, personas, para terminar diciendo Rimas sabiendo que jamás me he equivocado en nada, sino en las cosas que yo más quería... En Retablo de Navidad (que dedicó al también granadino Alfonso García Valdecasas) es ¡a niñez de! poeta la que, de pronto, se le pone en pie. De niño, allá en Granada y en la infancia... dice en el prólogo, evocando la ciudad que te vio nacer y su otra patria, la infancia. El poeta, tras la ventana de sus gafas, el rostro sostenido como en un trípode por los dedos de su mano, contempla la ciudad dei Sur: las campanas, las torres de color gris, las torres ocre de la Alhambra y siempre la nieve con su fulgor estrellado y vivo. Y allí, el Belén. El Portal. E l Niño, la Virgen y San José. Las montañas de cartón. El río de cristal e! río (el Darro, el Genil) que baja de la sierra. El heno flor parecía. comenta mirando el pesebre donde el Niño sonríe. Luego, volviendo la mirada- -nube y lluvia en los cristales de sus gafas- -dirá que hace invierno 7- y hace dolor sobre el mundo No sé, son incontables los versos bellísimos de este Retablo que a mí me encantaría repetir aquí. La estrella es tan ciara que no todo él mundo la ve. Cuánta ternura y cuánta esperanza en é. sa Canción de la nieve que unifica al mundo cuando dice cosas tan bellas como: La niev borra los caminos; ella nos llevará hacia TI, qué nunca duermes... Porque toda la poesía de Rosales es una plegaria dulce, colorista, resignada, en la que la Virgen a la que el poeta se dirige parece la Virgen niña de Alonso Cano, angelical, hermosa, é! manto azur recogido y los ojos negros, luminosos... Pero hemos de llegar a La casa encendida que es como el regreso del corazón, de la memoria, a la casa donde quedó prendida nuestra vida más vivida. iGuánté nostalgia en este poema genial desde el instante en el que ei poeta pone sus pies en el zaguán de ia casa! Has llegado a pasos... Juan, María, Pepona... nombres que son como caminos, luces detrás de la puerta. Hola, Luis, ¿cómo estás? Es Juan Pacheco quien me habla: murió y era mi amigo... La memoria, la esperanza, el; niño no sabe que vive mientras juega mirando así, con ojos de juego, el mundo que se le va cayendo de las manos. Acaso todo sea cosa de juego, un extraño juego de cristales, de espejos, de azules infinitos. Lejos cerca, aparece Granada: La luz era una abeja interminable que tocaba ia sierra con sus alas... Y la nieve, cómo no, otra vez presente. Otra vez ¡a casa encendida (árbol, nube, torre, viento) gravitando sobre el corazón dolorido el dolor es un don un largo viaje... del poeta. Más o menos eso será El contenido del corazón donde el olor- -escribe- -conduce ai pasado. Lo dice cuando, estando paseando en el Retiro, junto a la verja que da a la calle Alfonso XII, el olor blando de la tierra lo lleva a su niñez en Granada, junto al Beiro. Los olores serán otro de los hilos sutiles en la poesía de Luis Rosales. Toda su poesía se nutre del ayer del re cuerdo que viene encendido de las cosas. He estado en Granada, y aJ pasar por el Molinillo, abajo, junto al río, he visto una fila de álamos llameantes tocados por el sol otoña! El viento hacía volar tas hojas como pequeños pájaros de oro. Así, hasta Como el corte hace sangre el Testamento dedicado a Dionisio Ridruejo, y Cantares expresivos, bellos, geniales. Creo que hay que agradecer a Luis Rosales este bellotomo de su Poesía reunida verdadera lámpara prudente, consuelo y refugio de lectores. tu casa y, al entrar has sentido la extrañeza de tus Benjamín Jarnés Por Antonio DE OBREGON C ONOCÍ a Benjamín James y fui muy amigo suyo. Por eso quiero hablar del escritor pulcro, elegante, minoritario, que no corre detrás de la notoriedad y que realiza su obra desinteresada. Sin establecer comparaciones, el antecedente del Jarnés del 27 es el Azorín del 98. El autor de El profesor inútil era aragonés y murió en Madrid a los sesenta y un años. Cuando el autor de La rebelión de las masas nos presentaba a los que le visitaban en su despacho de la Gran Vía y conocían su famosa tertulia, solía decir, aludiendo a mis pocos años de entonces: Este es el benjamín de la Revista de Occidente y el que está a su lado es Benjamín Jarnés. Hay una modalidad de escritor que no engaña a nadie ni le importa. Se trata de una evocación, de hacer una obra y k demás para los posesos. Le acabo de llamar pulcro; o sea, lirrtpieza, esmero, aseo, en la Literatura; En esta línea está Jarnés, hombre tan impar en su tiempo, que estudió Humanidades y cursó Teología en la Universidad Pontificia, uniendo todo esto a que era maestro normal y pertenecía al Cuerpo Auxiliar Administrativo del Ejército... Estoy evocando al impecable, terso, diáfano escritor y ensayista. Chueca Goitia le retrató en el Ateneo señalando sus aciertos y sus títulos en la novela y en la biografía: Sor Patrocinio Locura y muerte de nadie Zumalacárregui Lo rojo y lo azul -de resonancias tan stendhalianas- Viviana y Meriín y otras. ¡Qué académico hubiera sido Jarnés I Y Antonio Espina, estilista admirable e inconmensurable cr tico. Y no digamos Ramón Gómez de la Serna... Pero óo lo fueron. España es como es y se depende de más cosas que en ninguna parte. De Jarnés no se pudo ni poner una esquela en un periódico de Zaragoza. Ei hombre menos exiliado del mundo vivió en el exilio. Pasó el tiempo, cada cual siguió su ruta y el 26 de noviembre de 1947 recibí una carta de mi maestro Ortega y Gasset, que decía así: Señor don Antonio de Obregón. Madrid. Mi querido amigo: Recibo la noticia de que Benjamín James está enfermo en México, imposibilitado de trabajar y en terrible situación económica, que nunca ha sido buena durante estos años. Conviene recordar que Jarnés no había actuado nunca en política, sü obra era puramente literaria y tuvo que salir de España, como tantos otros, envuelto en el torrente. Creo que deberíamos hacer algún esfuerzo para facilitar a él y su mujer los medios que, les permitiesen volver a Es- paña. A este fin me dirijo a usted, juntamente con otros amigos, con el fin de que entre todos reunamos algún dinero que poder enviarle. Si juzgase usted oportuna la solicitud, yo le agradecería que dirigiese su resolución a mi hijo José Ortega Spottorno, que dirige desde hace años las ediciones de la Revista de Occidente Agradeciéndole de antemano la buena voluntad que quiera poner en esto, le envía un cordiaJ saludo: José Ortega y Gasset. Naturalmente, hicimos lo que pudimos. Queda patente la bondad, voluntad y hombría de bien del filósofo y pensador español, quien se preocupaba y sufría por un escritor en circunstancias adversas: dimensión humana y maravillosa de Ortega, de su equilibrio, del conocimiento de los valores literarios de nuestras letras. Julián Marías ha escrito: Las cosas humanas sólo son comprensibles dentro de la vida, funcionando en ella. Ortega no se apartó nunca de esta pauta.

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