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ABC MADRID 23-02-1982 página 3
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ABC MADRID 23-02-1982 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD M A D POR ESPAÑOLA, ANÓNIMA R I D FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LlfCA DE TENA A B C es independiente en su linea de pensamiento y no acepta necesariamente como suyas las ideas vertidas en los artículos firmados 11 amigo el director de ABC me ha pedido que escriba unas líneas sobre el tema que expresa este título. Buscando yo el motivo de tan honrosa invitación pienso que ese motivo es doble: por un lado, el hecho de mi alejamiento de la política a lo largo de mi vida; de otro- -que deriva del primero- la circunstancia de ser yo un simple jurista, es decir, un hombre que ha hecho del Derecho la profesión de su vida. Como hombre independiente accedo a esta invitación para colaborar en este viejo y querido ABC, que se mantiene a lo largo de los años en la misma línea de la más pura independencia política. Pero he de confesar que el tema sobrepasa mis fuerzas. Justicia es una palabra que todos usamos constantemente, pero que sería difícil definir de un modo general, pues el concepto de la Justicia ha ido transformándose a lo largo del tiempo y lo que antes era justo hoy es injusto o viceversa. La dificultad estriba en que se trata de definir un puro sentimiento, una noción primaria, irreductible e indefinible como dice un gran jurista francés, Geny, y que implica esencialmente, al parecer, no solamente los preceptos elementales de no hacer daño a nadie (neminem laedere) y de atribuir a cada uno lo suyo (suum cuique tribuere) sino el pensamiento más profundo de un equilibrio a establecer entre intereses en conflicto, en vista de asegurar el orden esencial al mantenimiento y al progreso de la sociedad. Este sentimiento de Justicia es el que se manifiesta en nosotros como aprobación o desaprobación, como placer o dolor, frente a ciertos hechos que despiertan nuestra conciencia moral. El triunfo del mérito o de la virtud nos produce un sentimiento de satisfacción. Por el contrario, si vemos castigado a un inocente o despojado de sus derechos por otros experimentamos un sentimiento d malestar y nos rebelamos contra esta injusticia porque rompe el equilibrio de los valores que nosotros amamos. A la idea del equilibrio en la ponderación responde la imagen plástica con la que la Justicia fue simbolizada en la antigüedad: una diosa (Themis) con ojos vendados (neutralidad) en la misma balanza (igualdad) valora y pesa los intereses de todos (proporcionalidad) Y nótese que quien sostiene la balanza no es un dios masculino, sino femenino, atribuyendo así a la mujer una mayor sensibilidad en la ponderación. En la misma imagen apunta ya el elemento del Derecho, representado por la espada. El hecho es que el concepto de Justicia va apareciendo sucesivamente y con diversos matices a través de los filósofos y de los jurisconsultos. En todas las definiciones de la Justicia persisten hasta hoy, como ABC elementos esenciales, la alteridad, la igualdad y la proporcionalidad. La Justicia exige el tratamiento igual en sujetos y casos que sean iguales, y desigual cuando sean desiguales. Las ideas de igualdad y de proporcionalidad, médula de la Justicia, las encontramos repetidas en varias ciencias, como es la Economía, cuando se habla de justicia distributiva; como es el Derecho financiero, cuando habla de impuestos justos o injustos, según que afecten igualmente a todos y en proporción a su capacidad para soportarlos; como es el Derecho penal, en el que se exige que la pena sea proporcional al delito. Sobre todas esas acepciones de la Justicia destaca como elemento la idea del Derecho, pues el Derecho, en definitiva, tiende al mejor reparto de los intereses entre los particulares. La Justicia se nos presenta, pues, como la idea dominante del Derecho, como fuente profunda de la que mana el Derecho. La ley de Partidas de Don Alfonso el Sabio, hablando de la Justicia decía: Es assi como fuente, onde manan todos los derechos. Por ello es natural que el jurista se consagre a la persecución de la Justicia. Somos cazadores de Justicia, como nos recuerda Platón en aquella bella imagen cinegética, contenida en su República cuando pone en boca de Sócrates estas palabras: Ea, pues, Glaucón. Hagamos ahora (nosotros, filósofos) como hacen los cazadores y rodeemos todo en torno al matorral, la mente bien abierta para que no se nos escape la Justicia, volatizándola ante nosotros... Pero cuando perseguimos la Justicia no es para darla muerte, como hacen los cazadores con la pieza que persiguen. Sino, al contrario, para mantenerla viva y fecundante del Derecho. Pues si el Derecho es la realidad referida a la idea de lo justo, el sentido de esa realidad será servir a la Justicia. En el Derecho romano encontramos la REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERE S SERRANO, 61- MADRID M QUE ES LAJUSTICIA (I) primera definición de Justicia, y en ella sus elementos característicos: la alteridad y lá proporcionalidad. Ulpiano decía que la Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho Y también decía que el jurista es sacerdote de la Justicia, pues profesa el arte de lo bueno y de lo justo, separa lo justo de lo injusto, discierne lo lícito de lo ilícito, anhela hacer buenos a los hombres y, en suma, profesa la verdadera filosofía, y no la simulada Bien se advierte que esta noción de la Justicia, al atribuir a cada uno el derecho que le corresponde (ius cuique) identifica la Justicia con el Derecho o más propiamente con la legalidad, aunque es indudable que pueden existir normas legales contrarias a la Justicia y serán injustas las sentencias que en ellas se funden. Para salvar este problema algún autor (Lotmar) estima que la Justicia no decide si corresponde o qué cosa corresponde a cada uno, sino sólo sobre cuánto corresponde. Recordemos que la Justicia se representa como una balanza pesando y midiendo los actos humanos. La Justicia pretenderá sólo medir la pena o la recompensa, según el valor de la acción. Con lo dicho hemos intentado elucidar qué es la Justicia como sentido de lo justo y de lo injusto, un sentido profundo, soterrado, que servirá al final para decidir en cada caso el sí o el no; y, además, como causa motriz para la formación del Derecho conforme al ideal de la Justicia. Pero siempre quedará a salvo la distinción entre el Derecho legislado y la Justicia y la posibilidad de la divergencia entre ambos. El Derecho es una norma vigente coactiva, y por ello Themis junto a la balanza empuña la espada. La Justicia es el sentimiento, la idea o el ideal que acompaña al Derecho, que inspira su formación o su transformación, pero que siempre quedará en el umbral de la Ley. Se dirigirá más al legislador que al juez, quien debe aplicar el Derecho, incluso contra la idea de la Justicia. Esta posibilidad resultará atrevida y contradictoria con la idea romana del ius como sometido filialmente a la Justicia. Así dice el Digesto Est ius a lustitia sicut a matre sua, ergo prius fuit lustitia quam ius. ¿Cómo es posible que el Derecho escrito, hijo de la Justicia, se aparte muchas veces de ella como si fuera un hijo que se rebela y se emancipa y se libera del poder materno? Aparece aquí el tema del conflicto entre la Justicia y la seguridad. La positividad del Derecho, ¿debe tener como supuesto el de su Justicia, siendo tarea del Derecho la de ser justo en sus contenidos? Quede este importante asunto para un segundo artículo. Joaquín GARRIGUES Wá paz y cía. si. a. sainz de baranda. 51 rodríguez san pedro, 5 Distribución

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