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ABC MADRID 31-01-1981 página 12
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ABC MADRID 31-01-1981 página 12

  • EdiciónABC, MADRID
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4 AtC OPINIÓN SÁBADO 31- 1- 81 Dos evidencias El artículo 8. de la Constitución encomienda a las Fuerzas Armadas la misión de garantizar la soberanía e independencia de España, la defensa de su integridad territorial y del ordenamiento constitucional. Ese mandato debe ser y es sagrado para las Fuerzas Armadas y por ser consustancial con su propia razón de existir habría de vincularlas aun cuando la Constitución no lo hubiese incluido de modo explícito. El artículo 2 es valedor de tal criterio al afirmar que la Constitución se fundamenta en la Patria común e indivisible y no al contrario. Es esa Patria común, creada tras siglos de Historia sobre los esfuerzos y sacrificios de muchas generaciones y por la que han ofrendado su vida tantos españoles- -lo reconoce, como no podía ser de otro modo, la Constitución- -la primera y fundamental categoría sobre la que ha de edificarse cualquier doctrina política española. Y si el artículo 1. punto 1, puede establecer que la soberanía nacional reside en el pueblo español, esa soberanía y ese pueblo español carecerían de sentido y de significado algunos si esa Patria común, España, dejase de existir. Para que España exista, es decir, para que España sea la Patria de una comunidad humana que cumpla sus fines propios y que mantenga su vitalidad y su personalidad a través de los tiempos, establece y regula la Constitución unas instituciones políticas civiles que ostenten la representación del pueblo español y asuman la carga y la responsabilidad de bien regirla. Legitimidad yesperanza dad viva de la patria. Pero ilegítima ha sido la manera en que, repetidamente, se han primado durante estos últimos cinco años los afanes y las intenciones de todas las especies de separatismo, lo mismo esos que pugnan romper la unidad política y jurídica de España, que aquellos otros que han palanqueado sin conmiseración contra la unidad de fines que es la empresa. Pienso que no es el momento de los reproches contra quienes se han equivocado, por mucho y por muy contumaces que hayan sido sus yerros. Pienso en cambio en que es la hora para que los españoles seamos capaces de articular, colectiva y políticamente, un esfuerzo de regeneración nacional que pasa al mismo tiempo por la restauración del orden en las empresas, por la fundamentación de expectativas que lleven a los empresarios a crear cuantos puestos de trabajo necesitamos, y por dar el alto a los desafueros del separatismo de toda condición. Como vasco miro desde hoy el futuro con menos desánimo, con más esperanza. Creo que con la retirada de Adolfo Suárez se cierra un período de grave confusión y de claro divorcio entre las mayorías sociológicas capaces y legitimadas para expresar Tas demandas reales de la nación española y las mayorías políticas que alcanzaron la posibilidad legal y democrática de representarlas. El error de Suárez traduce, en sustancial medida, el fracaso de la clase política que ha protagonizado, desviándolo, el cambio que muchos españoles queríamos, un cambio que estuviera tan lejos de la momificación política como de la volatilización del Estado y de la hemorragia generalizada de fundamentales sectores de nuestra economía. Aun desde la esperanza no puedo dejarme de preguntar si los protagonistas reales del fracaso serán capaces de más cosas que la que compone ese meritorio espectáculo de la defenestración de Adolfo Suárez. Pero lo que el escepticismo me resta el en ánimo, me lo compensa la certeza de que la Corona podrá, por su propia virtud y por su capacidad constitucional de arbitraje, de disponer los medios institucionales que España necesita. -Luis OLARRA Si no dispusiéramos, como por ventura disponemos, de la Monarquía como forma de Estado- -por más que los constituyentes redujeran con imprudencia su capacidad arbitral- si no tuviéramos un Rey con la decidida voluntad de servir a España con el necesario valor como Don Juan Carlos de Borbón, la crisis política cuya punta emergente es la dimisión de Adolfo Suárez tendría repercusiones que habrían amenazado, y posiblemente roto, los reductos últimos de la paz que nos merecemos los españoles, tanto los empresarios como los trabajadores, igual los vascos que los catalanes o que los naturales de cualquier región de nuestra amada patria. Sabíamos que la Corona es el más sólido y resistente cierre de la cúpula del Estado. Sabíamos, por la lección de la Historia, que es la forma de Estado que más virtualidades ofrece para concertar la paz y para disponer del necesario concurso de cada uno de los espacios de poder contemplados en la Constitución, para cada hora y para cada afán, para cada tiempo y para cada problema. Pero sabemos también que la Monarquía es ahora la instancia, de precioso valor, que permite reducir la crisis política a toda solución de legitimidad nacional. Legítima es toda demanda de que los españoles podamos dedicarnos en paz a nuestro trabajo, unos en un lado y otros en otro del quehacer que genera riqueza y bienestar. Ilegítima es toda pretensión de que siga secuestrándose la posibilidad de trabajar en paz y en armonía, o la de que la justa contraprestación al esfuerzo realizado sea discutida Para que España no deje de existir, estadesde las barricadas y castigada por el Fisco. blece la Constitución una institución constituIlegítimo y ruinoso es que anduviésemos los cional de ultima ratio las Fuerzas Armadas, aunque poco regula el ejercicio de tan españoles con los papeles cambiados y retrascendente misión. vueltos, con políticos traficando en religiones y los otros con el propósito contrario. Pero dos evidencias se deducen de inmeLegítimo es que todos los españoles exijadiato. La primera, que para evitar que España mos que se armonice con llegue a estar en peligro de no existir es ne- el respetola libertad políticala patria. Ilegítimo a la unidad de cesario el buen gobierno de los políticos, es es que para que se nos otorgue la credencial decir, que éstos ejerzan acertada y patrióticade demócratas debamos pagar en inacción y mente su misión. La segunda, que para que en silencio la desmembración del Estado. LeEspaña, si el peligro llega, no desaparezca o gítimo es, en fin, que se reconozca la diferense hunda en el caos, las instituciones militaciada personalidad que las regiones tienen, res habrán de ejercer su misión, patriótica y acertadamente también, antes de que la na- como órganos vivos que deben ser, de la unición unitaria e indivisible que constituimos haya dejado de existir. En ambas evidencias late un factor estratégico fundamental: el tiempo, o lo que es equivalente, lá oportunidad. La función de las instituciones políticas civiles no será ejercida acertadamente si los políticos no reaccionan a tiempo ante los peligros que puedan surgir para la unidad española o para la sociedad. Lo propio sucede con la función militar, que sólo tendrá sentido, sólo servirá a los fines constitucionales establecidos cuando dicha función sea realizada en tiempo oportuno. -Enrique AMADOR FRANCO, almirante de la Armada. JOSÉ LUIS PELETERO LIQUIDACIÓN DESDE LUNES 2 GENOVA, 19- MADRID de la muerte de una persona en un hogar español durante el año 80. Las declaraciones del señor Rebollo nos tranquilizan y nos dan seguridad ya que Las declaraciones del presidente tenemos grabada la tragedia del Talgo en Tode Renfe rralba del Moral, el 15 de julio pasado, donde Señor director: Leemos, con asombro e in- murió nuestro padre. -Familia ÁRAMBARRI. dignación, las declaraciones hechas por don Alejandro Rebollo, presidente de Renfe, en su Función pública y partidos políticos periódico el pasado 28 de enero. Señor director: De la lectura de la sección Después de reconocer que el trazado de la local de ABC de estos últimos días, en relared viaria es igual al de hace setenta años, ción con el cacareado convenio colectivo que que el mantenimiento y conservación de la in- está negociándose en el Ayuntamiento de fraestructura y del parque (que es el más pe- Madrid, se desprende que este pacto está queño de Europa) no es todo lo buena que tremendamente politizado, pues lo manejan, debería ser, no creemos se deba decir alede un lado, CC OO y UGT- -o sea, el PCE y gremente en grandes titulares que nuestro el PSOE- y, de otro, el equipo de gobierno tren es seguro y la cifra de accidentes de municipal- -es decir, el PSOE y el PCE- Renfe está dentro de la media europea Curiosísima coincidencia que parece no becuando durante el año 1980 ha habido 74 neficiar al verdadero funcionariado, que debe muertos en accidentes ferroviarios, y en lo ser por completo profesional y apolítico. poco que llevamos del 81 ya hemos tenido La función pública, como tal, ha de estar otra tragedia. en todo momento situada al margen de cualEn defensa de estos accidentes y muertos, quier circunstancia política, sea del color que asegura que las cifras cantan si se compara sea, y no debe ser dirigida ni influenciada, en con la carretera Intentar suavizar esta cifra modo alguno, por consignas partidistas. En por comparación con los accidentes mortales bien de la nación parece llegado el momento en una operación retorno demuestra una de que el Gobierno, mediante inmediato defrivolidad indigna del presidente de una em- creto, adopte las medidas oportunas para gapresa de la categoría de Renfe. rantizar la efectividad e independencia profePermítame recordárselo de otra forma: sional del funcionario público. -Julián Cada cuatro- días Renfe ha sido responsable J. FERNANDEZ (Madrid) Cartas al director

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