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ABC MADRID 28-01-1981 página 3
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ABC MADRID 28-01-1981 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO PRENSA SOCIEDAD POR ESPAÑOLA, ANÓNIMA R I D M A D FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA A II C es independiente en su linea de pensamiento y no acepta necesariamente como suyas las ideas vertidas en los artículos firmados ABC Europa, hasta el siglo XVIII, aun cuando las religiones cristianas se arracimaran en doctrinas distintas, católica, luterana u ortodoxa. Pero la vieja noción de verdad y error seguía con furia maniquea, como en los tiempos medievales, que marcaban, como en la Chanson de Roland la línea divisoria, a rajatabla: Chrétiens ont droit et payens ont tort. Unos aciertan y otros están en el error. Lo que verdaderamente atenta a este esquema de seguridades es la actitud dubitativa, que comienza en Montaigne, y que adquiere su forma más radical en el siglo del Enciclopedismo. Dios puede no existir y entonces puede ser sustituido por otros dioses más al alcance de la mano. Su hombre- clave sería el marqués de Sade, quien en su libro La philosophie dans le boudoir (1795) crea una didáctica metódica de las aberraciones sexuales, libro que sirvió de base, en el curso de este aña, a un espectáculo teatral en el centro de Madrid que es, nos dice Lázaro Carreter, no sólo un espectáculo, sino una cátedra de degeneración pública Nuestro crítico confiesa que, a lo largo de la representación, hubo de reprimir tres o cuatro arcadas ante lo soez del espectáculo. Pero lo que más nos interesa de su comentario es la correlación histórica del pensamiento de Sade con otras formas de nagativismo, que conviene ahora contrastar con aquellas constructivas o edificantes que señalábamos en un párrafo anterior. Así como existe una filosofía de la construcción es evidente que podemos hablar de una metódica de la destrucción. De la inversión del precepto que regula la sexualidad deriva la libertad erótica del espectáculo de Sade. Habría, ciertamente, que hablar de una filosofía de la destrucción algunos de cuyos hitos señala certeramente también Lázaro Carreter. El primero sería el REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 61- MADRID UANDO rastreamos, en un campo de ru ñas, las huellas del hombre pretérito, y observamos que incluso lo más permanente de su ser físico- -su osamenta- -se ha convertido er polvo, llegamos a la conclusión de e la Humanidad, a lo largo de la histose documenta por la piedra que, convertida en edificio, permanece total o parcialmente en pie. El hombre es el animal arquitecto. De suerte que, con la misma justicia con que SÍ! habla del homo sapiens debe citarse al homo faber y al homo lujens es decir, lo que D Ors llamaba el hombre que trabaja y que juega Insisto en la noción anterior: lo que define al hombre es su aptitud para marcar su presencia por una cosa capaz de proyectar una sombra sobre la tierra La columna, el muro, el templo, la pirámide, scín otros tantos signos de la historia del hombre. La idea que acabo de exponer me ha si jo transmitida por un docto trabajo del profesor rumano George Muntean, a quien me ha sido dado conocer en un reciente viaje a Bucarest y que se ha publicado en los Balkan Studies 15,2 (Tesalóniki, 1974) Pero lo que hace fecunda su afirmación es la posibilidad de ampliarla al campo del espíritu. Edificar es no sólo una técnica del hombre, sino la razón final de su existencia Hasta el punto que propone como nueva definición de la criatura humana, la de homo aedific ns El hombre se manifiesta en su plenitud por el hecho mismo de crear con la piedra realidades verticales. El hombre construye en la medida en que se siente optimista, y se arroja con ese optimismo a construir del mismo modo como Dos fabricó, con un puñado de barro, el animal vertical; es decir, la criatura hunrana. Partiendo de esa verdad elemental, se rre ocurre transportarla al lindero de lo rroral, al caer en la cuenta de que la palabra edificar según el diccionario, signfica no sólo construir an edificio, sino nfundir en otros, con el buen ejemplo, sentimientos de piedad y virtud Toda construcción, en el campo de las ideas, e 5, en efecto, edificante Y ello nos permite calibrar la trascendencia de acuellas actitudes contemporáneas, cuya e ¡dente voluntad no es construir, sino e amplificar. Se nos dice, en efecto, que l i obra de los místicos tiene un sentido edificante, para señalar su ejemplaridad. Y la Iglesia, a través de sus dogmas ha hecho posible un. cuerpo inalterable de doctrina, un firme esqueleto ideológico que sostiene la carnadura del pensamiento. Este esquema dogmático funciona, en c PORNOGRAFÍA Y DESTRUCCIÓN Treinta y dos páginas en papel biblia componen el ejemplar de la Edición Aérea de ABC enviado, cada semana, a las cinco partes del mundo. Esto constituye un excepcional medio informativo al servicio del anunciante. superrealismo, que hace tabla rasa no sólo de los límites. que impone la realidad en la mirada del hombre, cuando se abisma en las cuevas oscuras del subconsciente, sino que se jacta de realizar actos de agresividad gratuita contra todo lo establecido, incluso contra la idea de Dios. El segundo hito, siempre siguiendo el mismo comentario, sería el pensamiento de Marcuse, de quien recuerda este texto: Contra una sociedad como medio para realizar un fin socialmente útil, las perversiones mantienen la sexualidad como un fin en si mismo. Pero acaso la más interesante de esta crítica de Lázaro Carreter sea la comprobación de que esta actitud, que ya podemos denominar con su justo nombre, contra- cultura tiene enfrente no sólo, por supuesto, la firme actitud de la Iglesia, de las iglesias de Cristo, sino (lo que es más sorprendente para algunos) la doctrina moral del marxismo, cuyos órganos de poder declaran también lo que es dogmático y lo que es herético, y aplican formas inquisitoriales de persecución, como los centros psiquiátricos, para los que se desvían de la recta doctrina La frase aducida en el texto, de Lenin desconfía de aquellos que están constante y obstinadamente absorbidos por las cuestiones del sexo está en vigencia en todos los países socialistas, en los que la más leve forma no ya de pornografía, sino de erotismo, está erradicada no sólo de los espectáculos, sino de la vida en general. Y a mí me da vergüenza, cuando acompaño a algún escritor soviético por nuestras calles, advertir el gesto de repugnancia con que contempla las portadas de nuestras revistas, colgadas a la luz pública en los quioscos callejeros. Curiosamente, pues, coinciden los dos dogmatismos, el católico y el socialista, en rechazar el alud pornográfico. Los ultrarradicales de hoy, -señala, por fin, Lázaro Carreter- -saben bien que la sexualidad libre y pervertida es el ariete más poderoso contra una sociedad, que, con Dios o sin él, aspira a una felicidad regulada por principios, esto es, por la imposición de disciplina y obligaciones en sus individuos. Esta es la clave: la pornografía (que no es exhibición de una necesidad biológica, sino un frío y sucio negocio) como instrumento de destrucción. Frente a ello- y desgraciadamente muy débil y lejanaaquella noción constructiva del homo aedificans de la actitud edificante. Se dice muchas veces que el mal es contagioso. Pero el bien puede, podría, también servir de ejemplo. Guillermo DIAZ- PLAJA De la Real Academia Española

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