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ABC MADRID 16-01-1981 página 87
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ABC MADRID 16-01-1981 página 87

  • EdiciónABC, MADRID
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saldrá de aquí ni lo que haré después A su juicio, la ópera rock no es una historia en la que Eva Perón salga mal parada: No, pues a pesar de las críticas de mi personaje Evita dice sus cosas y hay momentos en que queda salvada. -La muerte de Evita, ¿despierta en el Che un sentimiento de compasión? -No es compasión, sino comprensión hacia una mujer que va a morir. Para el Che ya no es Evita, sino un cuerpo muerto. Y entonces se despierta en él un lógico sentimiento, una nueva actitud hacia esa mujer en los últimos momentos de su vida. El ascenso de Eva Perón, que la condujo desde un burdel hasta poseer el Poder de un país como Argentina, está muy bien plasmado en la historia. Además, se ha respetado fielmente el texto original y tampoco existe ninguna intencionalidad política en las diapositivas que se proyectan. Todo se ha hecho tal y como fue montado en los escenarios de Londres y Nueva York. Al terminar la representación, el telón cae y queda la inmensa y oscura silueta de Perón ocupando el horizonte, mientras el blanco e iluminado rostro de Evita se dirige, desdoblado en dos, a las multitudes... y el pueblo, con la cabeza agachada y las manos en la nuca, camina ordenadamente. El Che ya no acusa, únicamente pronuncia sus últimas palabras: Y el cadáver de Evita desapareció durante diecisiete años. DIVERSAS FACETAS DE UNA MISMA EXPRESIÓN Sobre la mesita hay unos apuntes de Antropología social temática que, en la actualidad, estudia Patxi Andión. El lunes tengo un examen y estoy aprovechando entre función y función. Su personalidad parece marcada por el estudio y por la búsqueda de nuevas formas de expresión. Nació en el País Vasco y se traslado muy joven a Madrid, donde cursa estudios de ingeniero de Obras Públicas. Impulsado por su afán de escribir, compone canciones para otros intérpretes hasta que decide interpretar sus propios temas. Así nació Retratos su primer Lp, al que seguirían otros nueve. Luego publicaría dos libros, Canciones y Los morbonautas Le tienta el cine, y protagoniza cuatro películas: El libro del buen amor La otra alcoba Libertad provisional y Caperucita roja compaginando todo esto con estudios de Sociología y Ciencias de la Información. ¿Ha cambiado mucho el Patxi Andión de Retratos aquel cantautor, al Patxi del Che? -SÍ, claro, mucho. Bueno, soy la misma persona pero evolucionada. Toda esa andadura no creo que sea una diversificación de mi mismo, sino diversas facetas de una misma expresión, ¿comprendes? Lo que he hecho puede hacerlo cualquiera, si tienes la suficiente desfachatez y coraje para escribir un libro y la suerte de que te fo editen. En cuanto a los circuitos comerciales en el mundo de la canción, no pienso volver a ellos. Verás, en estos últimos años me he dedicado a otras actividades culturales y musicales. Por ejemplo, con ocasión del referéndum vasco y en festivales organizados por Ayuntamientos y Asociaciones vecinales. He escrito varias cosas en suplementos culturales y me he dado cuenta que no me iba aquel mundo comercial. Que no soporto cantar en un lugar donde la gente está tomando copas y no le importa nada mi mensaje. Me gusta el contacto directo con el pueblo y, por supuesto, lo que hago ahora. El teatro es algo apasionante, no tiene nada que ver con el cine y opino que es mucho más difícil. Ahora mismo no me planteo el futuro, no sé qué saldrá de Evita quizá nada, quizá un contrato para Hollywood, no lo sé. Mientras tanto, sigo escribiendo y con mis estudios. El Che de Evita no es Ernesto Che Guevara. Es un personaje nuevo en la historia, el reverso de Eva Perón. Siempre pensé que me iban a silbar y que en España este personaje no caería bien. El mito de Evita, desde un punto de vista antropológico, es muy difícil de explicar. -Hubo una época en que usted dio la imagen de una persona conflictiva. -No, no soy nada confíictivo, soy un hombre... ¡que no sabe riada de astrología! En serio, como buen nativo de Libra soy una persona muy equilibrada, serena y muy tranquila. Odio los gritos, las discusiones y los enfrentamientos. Si ha existido algún momento en mi vida en que menos piense en el futuro ése es el momento presente. En lo único que estoy metido es en la piel del Che. En principio he firmado contrato para un año e ignoro qué pasará después, tal vez nada, tal vez mucho. Y pienso en el próximo examen y en un artículo sobre terrorismo que me han pedido para una revista cultural. Mejor dicho, voy a escribir sobre el terror, porque para hablar de terrorismo hay otras personas más capacitadas que yo. Son la escalera, las butacas, la mesita y el espejo mudos cómplices de la entrevista. Hay también un antiguo perchero, del que cuelgan los téjanos y el poncho rojo. Por fuera comienzan a corretear esos duendes ocultos del teatro y, de nuevo, el reloj, con sus medias y sus cuartos, anuncia la próxima función. Si, estoy muy contento y satisfecho, todo marcha fenomenal y hemos batido récord de taquilla, los récord que hasta ahora se habían registrado en el teatro español. La otra noche se hicieron dos millones setecientas mil, según me han dicho. ¿Que si estamos empezando a recuperar las cifras de montaje? Pues, sinceramente, no lo sé; no tengo ni idea del asunto económico. Lo que sí te reitero es que, cuando escuchamos los aplausos y los bravos, todo se da por bien empleado. Nos pasamos la vida aquí porque no puede haber un solo fallo. Y funciona ese complejo engranaje a la perfección, como una máquina del tiempo. Basta un cambio de luz o de sonido para pasar de la intimidad de una alcoba al balcón de la Casa Rosada y escuchar el Ato llores por mí, Argentina de Eva Perón a la enardecida multitud. Va están a tus pies entonará sarcástico el Che, siempre en acción. -El Che es el director de escena, un ideólogo sin barreras, la voz de la conciencia. Yo creo que el público se mete en la obra desde el principio, impresiona ese comunicado del Gobierno argentino: Es un triste deber del secretario de Prensa informar al pueblo de Argentina que Eva Perón, líder espiritual de la nación, ha pasado a la inmortalidad a las veinte veinticinco horas de hoy. El interés por la obra se mueve en un gran abanico de posibilidades, y va desde los que vivieron plenamente la primera década del franquismo y los tiempos en que Evita Perón se había convertido en un mito para muchos españoles, hasta los más jóvenes, interesados en este fenómeno histórico. Está tan próxima la salida a escena que Patxi Andión, en cuerda personalísima, se mueve y gesticula como Che. El carillón del reloj ha ido anunciando puntualmente el avance de la tarde y la penumbra del patio de butacas va siendo destruida por las luces. El perfil del guerrillero- -retrato de toda una época- -comprueba por última vez ante espejo su identidad. Tiene en la cara la crónica de sus propias ideas y de la mujer a la que asedia en su relato. Salimos del camarín a golpe de peldaño mientras en unos segundos me dice: Voy a escribir una nueva novela para el Congreso de escritores jóvenes. En la puerta permanecen el cartel y una pequeña llave incrustada en la cerradura, a la espera de volver a ser virada. Los ojos del Che, esos ojos que siempre miran de frente, se debaten en un eterno duelo al repasar una y otra vez a Evita, su vida y su obra. En el vestíbulo aún pueden escucharse las notas de La nueva Argentina el canje de las piezas, los miles de metros de cable, todo en perfecto orden. Dentro de unos años el público seguirá acogiendo el espectáculo con el mismo entusiasmo y la incógnita del mito continuará viva. Pero para entonces confio en poder preguntar de nuevo al Che. -P. F. 15

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