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ABC MADRID 30-11-1980 página 147
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ABC MADRID 30-11-1980 página 147

  • EdiciónABC, MADRID
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GIMNASIA SUECA EN ESPAÑA M AÑANA, 1 de diciembre de 1980, se cumplen cincuenta años de la muerte en Madrid del doctor Javier Bartrina y Costa, un campeón científico de la cultura física y un paladín entusiasta del deporte en aquel tiempo. Pero, sobre todo, de un médico que se hizo famoso en España en un espacio breve de tiempo, porque importó, como extraordinaria novedad, la llamada Gimnasia sueca a la par que llevaba a cabo una actividad científica muy desconocida por nuestra parte, consistente en la rehabilitación de inválidos, con excelentes resultados en multitud de niños y adultos y creando- -se puede decir como su gran obra humanitaria- -lo que cabe denominar la invención Bartrina un sistema en beneficio de los invidentes, transformándoles de s e r e s inútiles en unos activos profesionales del masaje, fundamentado en I estudio de la Anatomía, para que los ciegos puedan distinguir, fácilmente, un órgano normal de otro patológico, así como las enfermedades que les afectan y el adecuado tratamiento que requieren. Toda la prensa nacional, en aquel primero de diciembre de 1930, recogió con unánimes elogios de condolencia la desaparición de un médico insigne, a los cuarenta y cinco años de edad, al que querían y admiraban millares de españoles, por sus grandes y generosas iniciativas científicas y porque su campo de acción abarcaba a todas las clases sociales, desde el Rey al último ciudadano. Escribía el inolvidable César González Ruano, con el triste motivo de la muerte del doctor Bartrina, que no sólo trajo la gimnasia sueca a España, enseñándola, además de la Familia Real a los niños de las escuelas públicas madrileñas, sino también abriendo su clínica a todos, por menesterosos u opulentos que fue- POF- Julián CORTES- CAVAMLLAS Don Luis Escobar, marqués de las Marismas, dando clases de gimnasia en la playa de Laredo a la Compañía Nacional de Teatro. La imagen es de 1938. ran. ¡Cuántas clases dio el buen médico a título gratuito! ¡Y cuántas esperanzas infundía a. los enfermos a quienes trataba! Por si no fuera bastante, González Ruano decía: Enfermo de hondos y terribles males de aburrimiento, de neurosis, estrechaba su mano eléctrica y me sentía mejor. Los indios rubios de Wall Street lo hubieran llamado un profesor de energía. Lo era en verdad... Bartrina había nacido en Olot, en la provincia de Gerona, estudiando Medicina en Barcelona y ampliando, después, su carrera en Berlín y Estocoimo, donde se especializó en Gimnasia. De ahí derivó el masajismo practicado por ciegos aprovechando su sensibilidad táctil. Dos horas diarias de clases gratuitas dedicaba a los invidentes, logrando que muchos de ellos consiguieran situarse en la vida con satisfacción y sin complejos. Trabajador infatigable- -repetía en su elogio González Ruano- yo le recuerdo abriendo y cerrando puertas, dándose cuenta de los distintos casos diferentes, dejando en cada cama, en cada oído, la palabra animosa, que era como la gran cruzada por la salud y la energía física. De entrada, y como prólogo al Mens sano, corpore sano de la gimnasia sueca que introdujo en España, el doctor Bartrina, ya en 1887, instala un gimnasio en Barcelona, que deja en los primeros años de la gran guerra, para abrir otro muy importante en Madrid, en la Plaza de Manuel Becerra y de los cuales los españoles de hoy han sabido por la serie televisiva España siglo XX realizada por José María Pemán y Ricardo Fernández de la Torre, donde se vio al médico catalán dando clases a niños de ambos sexos, a señores y señoritas, a jóvenes y caballeros, destacándose en los ejercicios i S. M. el Rey Don Alfonso XIII, con sus hijos, el Príncipe de Asturias, los Infantes Doña Beatriz y Doña Cristina, el pequeño Don Gonzalo, el más alto, Don Jaime, Don Juan y el doctor Bartrina, en una pausa de las lecciones de gimnasia en una terraza de Palacio. 27

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