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ABC MADRID 12-08-1979 página 98
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ABC MADRID 12-08-1979 página 98

  • EdiciónABC, MADRID
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Si la fama de don Ricardo de la Vega fue muy grande, su obra quedó en el olvido más profundo. Únicamente quedaba a salvo La verbena de la Paloma de frecuente reposición escénica en muy diversos teatros españoles e hispanoamericanos. En la imagen, una escena del célebre saínete. LA VERBENA DE LA PALOMA Y OTROS SAÍNETES Por Carmen BRAVO- VILLAS ANTE D ON Ricardo de la Vega, el autor de La verbena de la Paloma y de tantos famosos saínetes, nació en Madrid el 7 de febrero de 1838 en la calle de Santa Clara, cerca de la casa donde vivió y murió Larra, y fue bautizado en la parroquia de Santiago. Sus padres fueron el conocido escritor de teatro don Ventura de la Vega, autor de la comedia El hombre de mundo y- doña Manuela Oreiro de Reina, cantante en la Corte de Fernando Vil e Isabel II. El padrino de Ricardo de la Vega fue el marqués de Molins. El matrimonio tuvo varios hijos: Manuel y Pepe, que murieron pequeños, y Ricardo y Ventura, este último militar. Doña Manuela, la madre, murió joven, y Ricardo, desde niño, acompañó mucho a su padre a representaciones y tertulias, por lo que muy pronto se familiarizó con el mundo del teatro. Por los datos aportados por su biógrafa Pilar Lozano Guirao, sabemos que Ricardo de la Vega muy 10 pronto fue funcionario de los Ministerios de Fomento y de Instrucción Pública y Bellas Artes. Fue también conservador del monumento de San Antonio de la Florida. Con la vida asegurada por un sueldo, Ricardo de la Vega, siguiendo el camino de su padre, comenzó a escribir. Solía salir todos los domingos a los alrededores de la villa. En una de sus excursiones domingueras trabó amistad con una familia de la clase media de Getafe y enamorado de la hija, Rosario Herreros Cifuentes, contrajo matrimonio con ella el 23 de diciembre de 1868 en la iglesia parroquial de Getafe. El tenía treinta años y ella diecinueve. Tuvieron once hijos. Ya en 1857 don Ricardo de la Vega había estrenado una zarzuela arreglada del francés, que tituló Frasquito y por su propia cuenta en años posteriores habla escrito otras, como Los dos primos El casamentero El galán incógnito El sobrino de mi tío así como juguetes cómicos y comedias. Pero hasta 1875 no estrena su primer saínete: Providencias judiciales al que sigue una serie de ellos que le iban a dar fama como sainetero. Don Ricardo de la Vega era, también, buen actor. Representó el papel de Luis en El hombre de mundo en Barcelona, y actuó en el teatrillo del Liceo Piquery en los particulares del barón de Andida y del de la de Hijar; fue asimismo director del teatro de la duquesa de Medinaceli. Gran facilidad para el verso Era fama que leía muy bien los papeles. Fue hombre muy sociable, amigo de tertulias aristocráticas y de las del María Guerrero, así como de las reuniones en el teatro Apolo. Acudía al Café de Levante, al Inglés, a Fornos y al Londres con Vital Aza y Ramos Camón. Asimismo asistía a tascas y a verbenas para vivir y observar el Madrid castizo y bullicioso. Con frecuencia gustaba de hablar en verso, para lo que tenía gran facilidad. Admiraba a Moratín y Bretón y en su Epístola dirigida a Armando Palacio Valdés elogia al gran sainetero don Ramón de la Cruz. De manera sistemática y disciplinada, sin eludir sus obligaciones ministeriales, estrenaba y publicaba casi todos los años una obrita de teatro, en su mayor parte saínetes que tienen lugar en los sitios más típicos de Madrid: las Vistillas, el Rastro, Lavapiés, el barrio de Maravillas, Embajadores y las orillas del Manzanares. Con razón dice don Juan Valera: Don Ricardo debe considerarse en la pintura de la vida del pueblo bajo y de las costumbres madrileñas dentro de pequeños cuadros dramáticos en un solo acto, como digno sucesor de don Ramón de la Cruz FOTOS: ARCHIVO PRENSA ESPAÑOLA

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