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ABC MADRID 22-07-1979 página 81
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ABC MADRID 22-07-1979 página 81

  • EdiciónABC, MADRID
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mm mn ComBsinánen SE I ce V -Jl -a- r EL VERANO Y LOS DECIBELIOS EXCESIVOS ON el verano se hace más ostensible la lucha de los madrileños contra los escurridizos y molestos duendes del ruido. Contra esos decibelios que, junto con la contaminación, degradan la ecología de la ciudad. Los ruidos urbanos- -hasta los musicales- -entran impunemente por las ventanas abiertas. Ruido es, por definición, todo sonido que no deseamos oír. Si se estudia al fenómeno desde un punto de vista subjetivo y estrictamente científico, la frase de Napoleón La música es el menos desagradable de los ruidos no resulta Ja gran barbaridad que les pareció a los melómanos contemporáneos de! Emperador. Cuando los científicos del Instituto de Acústica intentan fijar la sutil e imprecisa frontera entre sonido y ruido se encuentran con que los ruidos considerados molestos tienen una vertiente positiva de carácter subjetivo. El ruido de una motocicleta a escape libre, que tanto molesta al vecindario, al motorista ie agrada y hasta le divierte. Los ruidos de una fábrica instalada en un medio urbano, que resultan molestísimos para los vecinos, a los trabajadores que cobran Jornales por manejar las máquinas les resultan tolerables. Y el dueño del taller o la industria (que percibe ganancias de lo que producen) no sólo no le molestan los ruidos, sino que los escucha como la más agradable música. Del mismo modo que la música de radio o televisión, que a horas intempestivas y excesivo volumen utilizan algunos vecinos para bai ar y divertirse, resulta molesta a quien necesita el silencio para descansar o concentrarse en una tarea intelectual. Así llegamos a la conclusión de que en el grado de molestia de los ruidos, incluso los sonidos musicales que no deseamos oír, intervienen una serie de factores psicológicos por encima de los puros y físicos fenómenos acústicos. Los científicos han llegado al perfecto estudio de los tipos de ruidos molestos C que padece Madrid: el ruido industrial, el del tráfico urbano y ei de la música moderna o de percusión, que más que para amansar las fieras sirve para excitarlas y molestar a los vecinos. La lucha contra ese escurridizo fantasma, que adopta muy diversas formas, la inició hace varios años el instituto de Acústica coa la colaboración del Ayuntamiento, que tía creado un departamento técnico especial para combatir ios ruidos excesivos y evitables, así como la contaminación atmosférica. Los científicos consiguieron medir la intensidad de los decíbelios producidos en distintos puntos de la ciudad, con lo que han trazado un mapa de las áreas más ruidosas y de las más contaminadas como medio de intentar una lucha sistemática contra los fantasmas del ruido y la contaminación. Disponen de laboratorios con aparatos para (a medida y análisis de los fenómenos acústicos y contaminantes. En la medida de niveles de sonoridad se ha llegado a fijar una escala de fondos que va desde ei leve rumor de las hojas arrastradas por el viento, que da un valor del orden de diez decibelios, al motor de un avión próximo a tierra, que puede superar los ciento veinte. Según las escalas establecidas, ei ruido del tráfico urbano de Madrid supera en muchas vías los noventa fonos. El dolor por ruido lacerante empieza a los ciento treinta fonos. Las intensidades superiores pueden- producir desde sordera temporal hasta lesiones de tímpano. Aunque no es necesario llegar a tan altos niveles para que se produzcan trastornos y pérdidas de audición, sobre todo cuando los ruidos se soportan durante muchas horas seguidas. Los técnicos del Instituto de Acústica Torres Quevedo, que disponen de la única cámara ecoica existente en Madrid, han conseguido el adiestramiento do técnicos de la Delegación de Industria y de la Jefatura Centra! de Tráfico en las mediciones y valoraciones de los distintos ruidos urbanos. Mejor que procurar es prevenir, y en este sentido la direc- ción del Instituto cree que las prevenciones consisten en utilizar los conocimientos científicos y técnicos para lograr que las fuentes productoras de ruidos con decibelios excesivos sean menos agresivas. Han pasado varios años desde aquellas primeras actividades ecológicas. Hemos visto ios aparatos de medición de ruidos y de humos contaminantes instalados en la Gran Vía, en Cibeles y otros puntos en que sé detectaban los centros de mayor contaminación o producción de ruidos. Pera las prevenciones científicas y ios sofisticados sistemas de control se han estreljado contra el difuso fantasma de los ruidos y los humos envenenados. Ni siquiera los bandos municipales alcanzaron la menor eficacia efectiva. Hace algún tiempo el Ayuntamiento de Madrid echó a la calle unas brigadas motorizadas y uniformadas- -Policía especial, que el humor popuiar denominó patrulla verde por el color de sus uniformes- Era una patrulla ecológica, ya que tenía por única misión perseguir a los productores de ruidos excesivos (motores a escape libre) aparatos audiovisuales a excesivo volumen y tubos de escape productores de humos contaminantes para la atmósfera. Pero- ios ciudadanos del motociclo son desaprensivos y recalcitrantes. Y los fabricantes de anhídrido (humos venenosos) son tantos que mucho me temo que ni con patrulla verde tengan remedio estos males madrileños, que son característicos de las grandes junglas de asfalto, aluminio y cristal que van surgiendo en casi todos los meridianos del planeta. Sólo hay un remedio: el slogan nada científico, piense en los demás Pero eso no es cosa de represión municipal, sino de educación ciudadana, que se conseguirá más lentamente, si se consigue algún día. Yo temo que la patrulla se ha aburrido y quizá dejaron el terrorismo ruidoso y contaminante por otro terrorismo que necesita represión más inmediata. Juan Antonio CABEZAS 17

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