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ABC MADRID 05-07-1979 página 46
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ABC MADRID 05-07-1979 página 46

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. JUEVES, 5 DE JULIO DE 1879. PAG. 34. MIRADOR LITERARIO especie de manual de historia masónica de acuerdo con los postulados de la masonería actual. Es un libro lleno de falsedades y leyendas; es la leyenda rosa de la masonería universal, lo que no quiere decir que sea inútil su lectura. Todo lo contrario, es un libro de propaganda masónica, con algunos datos reales, por ejemplo, el origen de la actual masonería universal en las reuniones de las cuatro logias de Londres a principios del siglo XVIII; todo lo anterior se pierde en las brumas del mito y carece de interés histórico fuera del rastreo de antecedentes. El libro de Lennhoff admite la leyenda de Aranda y Carlos III y dictamina que todo lo que hay de progresivo en la historia contemporánea de España se debe a la masonería. Reconoce la filiación masónica de un Rey de España, Amadeo de Saboya; identifica Ilustración con masonería; no aborda un solo problema con criterio histórico y hubiera hecho las- delicias de Franco y Carrero, porque avala, desde el lado enemigo, todas sus tesis. PROBLEMAS DEL CRISTIANISMO De Julián MARÍAS Ediciones BAC (Minor) 1979. 138 páginas. C ADA vez que la Humanidad se halla más amenazada por las grandes crisis que debilitan o ponen en peligro su propia subsistencia, el tema de Dios aparece, si no en la conciencia del hombre moderno, por lo menos en el lugar preferente de sus preocupaciones. Un libro sobre problemas del cristianismo constituye asi una obra de actualidad e interés, sobre todo cuando expresa el pensamiento de un filósofo español de la calidad intelectual de Julián Marías El libro Problemas del cristianismo se engendró, según confiesa su autor, en las Montañas Rocosas en agosto de 1978. En Colorado, en el Instituto de Estudios Humanísticos de Aspen, a 2.500 metros de altitud pasó Julián Marías días de trabajo, de soledad y de silencio bajo el cielo claro y brillante. El lugar parecía propicio para avivar inquietudes espirituales. Y allí surgió una serie de notas que luego LA MASONERÍA CONTEMPORÁNEA tomaron forma de artículos, y hoy constituyen los capítulos Lean ustedes los libros de Ferrer si quie- resume el académico de un libro. En él ren de verdad saber la verdad, toda la e s p a ñ o l su pensaverdad y nada más que la verdad sobre miento sobre la malos orígenes de la masonería española. El nera cómo es vn ido autor transpira en sus obras una punta el cristianismo en la de hipereriticismo, pero sus conclusiones vienen avaladas por una abrumadora do- hora contemporánea. H a s t a hace muy cumentación. Es cierto que el duque de Wharton, lunático par de Inglaterra, par- contados d e c e n i o s tidario de los estuardos, fundó una logia- -dice Marías- -el en Madrid, pero la semilla se extinguió cristianismo tiende a pronto. Carlos III no sólo no fue. masón, no funcionar primasino que prohibió la masonería durante riamente como relisu reinado en Ñapóles, y en su abundante gión, sino como otras correspondencia quedan muchas pruebas cosas: moral, biolode su hostilidad contra la masonería. El gía, interpretación de conde de Aranda no fue masón ni, menos, la realidad, principio jefe de la masonería española. Ferrer Be- de convivencia, funnimeli demuestra que la masonería inte- damento de la socierior española no arranca hasta la guerra dad, instrumento de Julián Marías de la Independencia, y el almirante Ca- poder. De este modo se pierde la perspectiva justa de la fe. No rrero hubiera comprobado con estupefacción que la primera logia española se. fun- se la descarta. Pero se la desvirtúa. Se dó antes de acabar el siglo XVIII, pero mantiene una creencia nominal en Dios. fuera de España, en Brest, y en el seno Se le toma como punto de partida, para ir a otras cosas que son las que de verde la oficialidad de la Marina de Guerra dad interesan. española destacada allí. Por el contrario, afirma Marías, hay Las investigaciones publicadas por Ferrer se detienen a fines del XVIII. Penetran que partir de las cosas, de la realidad algo en el siglo siguiente; he oído que el c r e a d a para intentar eso que en otros especialista prepara una historia de la tiempos se llamaba el itinerario hacia masonería española en los siglos XIX y XX, Dios Hoy se pasa por alto el amor a donde su actuación sí que ha sido rele- Dios- noción más compleja y difícil de vante en la política española, y, por su- lo que pareces -y se le disuelve en un puesto, ha sido determinante en la pérdida vago amor a los hombres Se ha perdidel imperio americano. Si no es verdad do el sentido de la filiación del cristiano. que se identifiquen masonería e Ilustra- Dios tiende a hacerse abstracto e impersoción en España (fuera de España la iden- nal en la mente de nuestros contemporátificación es mucho más sugestiva) en neos. cambio sí es cierta la identificación de Tal planteamiento significa que Julián masonería y liberalismo en la política y Marías formula su estudio desde un coen las Fuerzas Armadas del siglo XIX, y nocimiento realista de la situación actual en menor grado, también, en el siglo XX. del problema religioso. Conoce los fallos La concesión a la leyenda masónica pue- y las crisis de las vivencias cristianas en de contribuir a que no aceptemos el au- el hombre de nuestros días. Que ha habido téntico peso de la masonería en épocas una radical mutación en poco tiempo de posteriores. Hay algunas tesis admirables, conceptos y puntos de vista es evidente. dirigidas por el profesor Palacio Atard, El fenómeno abarca la más amplia teque dejan bien claró ese peso de influen- mática. Desde la soledad del hombre rescia política en el siglo XX, concretamente pecto a Dios, al olvido u omisión de la alen Andalucía. Por eso, me parece urgen- ternativa salvación- condenación q u e tísima la publicación de las investigacio- durante siglos ha constituido el eje de la nes de Ferrer sobre la masonería contem- concepción cristiana de la existencia. poránea, o, al menos, un anticipo de conPor encima de su confesionalidad de esclusiones como las que se contienen en el critor católico, que escribe desde su inslibro editado por Siglo XXI de España talación en la fe, destacan en el libro de para el siglo XVIII. A ello queda empla- Marías las páginas que parecen dirigidas zado desde estas páginas. a los que no gozan de esa concreta situaejemplo, al Creo que el padre Ferrer iba a presentar ción espiritual. Me refiero, a porangustia de estas investigaciones a uno de los premios problema de la muerte y la la inmortalidad. nacionales del Ministerio de Cultura. PorAquí el lector descubre el aspecto más favor, que no se le pase el plazo de presentación la próxima vez. Pocas investiga- vivo- -por su transfondo t r á g i c o- -del ciones publicadas recientemente merecen texto de Marías. Hay momentos en que se tan alto galardón de. manera más indiseu- intuye una referencia -aunque el autor no k mencione- -con el pensamiento de tábIe. Rieaido DE LA GIKEVA. Pascal. Vivir, pensando en el mas aua es jugar el futuro en una terrible apuesta, venía a decir el solitario de Port Roya! Si este más allá existe nada pierde el que ha ordenado su vida en función de tal expectativa. -Aquí Pascal descubre el fondo humano de la duda. Difícil es hallar un alma en la que se dé la plenitud de la fe. Siempre en esta, como dice Marías, hay rendijas Porque resulta difícil imaginar un ser racional, por profunda que sea su religiosidad, en el que no se filtre esa inseguridad insoslayable en torno a su destino. E L filósofo español señala cómo el hombre vive abrumado por esa incertidumbre y añade que este prefiere la aniquilación antes que soportar esa inseguridad. No. Lo que ocurre es que el hombre no se- resigna ni a la inseguridad, ni a ese no ser nadie dentro de algún tiempo de que habla Marías. La angustia del hombre actual nace de ese drama interior. De su afán de subsistir y seguir siendo alguien entre las otras personas a las que ha amado y quiere seguir amando siempre. Marías no deja aquí volar la pluma en tema tan sugestivo, Unamuno fue más lejos porque sus creencias no tenían la firmeza y el arraigo de las de Marías. El maestro de Salamanca habló del querer como una manera del crear. Y así, queriendo a Dios, comenzó a crearle dentro de su propio corazón. Julián Marías aporta a tan compleja cuestión un nuevo giro. La no ruptura- -viene a decir- -con los puros amores humanos, tras la muerte, es el gran estímulo de la esperanza en la inmortalidad. Donde el hombre seguirá siendo alguien entre los- otros, que no desea que se conviertan en nadie Pero Marías no dice si aquella esperanza se basa en una exclusiva razón teológica o en una sencilla razón humana, que por ser amorosa estaría ya como implicada en su participación con la divinidad. Pienso que Marías podía haber brindado a sus lectores una mayor morisidad en su meditar filosófico sobre estos temas de los que brinda, a veces, un apunte demasiado sucinto. Si queremos ser sinceros habremos cié reconocer qué el asunto en que el hombre se siente más implicado es éste. Porque tras él se halla la desesperación o la esperanza, la duda o la fe, la ilusión de vivir o el desencanto de la existencia. La mente de Ortega, que voló a alturas de águila y que tanto ha enseñado a las generaciones que le siguieron, no se posó muy detenidamente- -o tanto como el lector de hoy deseara- -sobre aquellas cimas. Don Miguel de Unamuno, por el contrario, se perdió entre nubes de luz y de penumbra. Golpeó contra la puerta eternamente c e r r a d a de lo desconocido. Y rezó en verso a Dios mientras se debatía de incertidumbre en sus prosas agónicas. Marías razona contra la disolubilidad del matrimonio, contra el aborto y analiza las excesivas posiciones mundanas de un cristianismo que a fuerza de tender a naturalizarse acaba perdiendo fuerza sobrenatural. Pero deja abierta,

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