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ABC MADRID 06-02-1979 página 179
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ABC MADRID 06-02-1979 página 179

  • EdiciónABC, MADRID
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Ij ODO comento como una broma. ¿Quí sucedería si los europeos, los 5 poneyes y (os multimÜlonarlos de la OPEC de: id ¡arar comprar todo lo que podían conseguir en los Estados Unidos? Sin embargo, ahora nadie so ríe de esa posibilidad. T Lo 5 Estados Unidos lienan organizado una venta total para el resto del mundo. No me habJ dado cuenta de lo grave que era la situaciún Kaata que me encontré con un amigo de ParíSn llamado Alain, en el hotel Fierra- Nos abracamos, nos besamos en ambas mejillas y nos dirigimos al bar. Alain es propietario da un almacén de comestibles en París y yo suponia que estaba en los Estados Unidos para llenar sus estantes con cgpos de cereales Kellorj s. Poro cuando se lo pregunté me contó sus vacilaciones. -No sé Si comprar copos de cereales Kellog s o losiadas Post. -Los dos son muy buenos- -le dije- A mí, particularmente, ms gusta también de cuando en cuando lomar una íara de trigo molido. -No quiero comprar una tara. Quiero comprar toda la compañía. ¿La compañía? -Por supuesto- -dijo riendo entre dientes- ¿Para qué crees que estoy en los Estados Unidos? Me mostró! a cartera qus llevaba llena de eurodútares, -i N o te recuerdan a los Kleenex? -me preguntó, -iOué cosas dices de los dúlares americanos. Alaln! -No debes sorprenclerte, pues precisamente eso es lo que los norteamericanos scIjaís decir del franco trances. -Era una broma- -prolesté- ¿No podemos olvidar el pasado? -Está bien- -dijo Alain cordlalmente- ¿Ves e s o s hombres de negocios Japoneses que están allí? Les be oído bablar en el ascensor, 1 más pequeño, el de la cámara Nikon, acaba ds comprar terreció en Nueva iork. ¿Cuantos metros? -le pregunté. -Ha estoy seguro, pero creo que dijo que era de la calle 60 a la 83, en Park Avanue, ¿Cuántos metros vendrá a ser esa? ¿Ambos lados de Park Avenue? -pregunté. -Por supuesto. Ouerlg protegerse y evitar que los árabes pasaran por la caite. Pedí un ron con Coca- Cela. -Un amigo mfo suizo está pensando en comprar la CocaCoia Co. ¿Crees que vale la pena? -preguntó Alain- -No es una mala compañía si le gusta Atlanta. Por supuesto, si comprara la compañía Pepsi Cola viviría e n Greftnwich ConnecticuttJ. -No. si no va a vivir ahí- -dijo Alain- Sólo quiere ser propietario de algo para qus, cuando venga en viaje de placer, pueda decir que es por negocios y deducir los gastos. -Ya veo- -dije- -H y tú ¿piensas comprar algo más que la Compañía de cereales norteamaricsna? Bueno, no vengo buscando nada más, pero si mi esposa se encapricha con algo, como ocurrió el otro día. ta aseguro que no me negaré. ¿V do quó 9 St líncaprTrhfS el otro día? -De Central Park- -dijo. -No sabia que estuviera en venta. -Tampoco yo y por eso las negociaciones fueron bastante complicadas. En primor lugar, compré secretamente ol sistema de transportes subterráneos de Nueva York a través de un banco de la isla de Nassau Luego ful a ver al alcalde Koch y le otreci devoU verle su sistema de transpor- tes a cambio del Centro Mundial de Comercio, Cerramos el trato. Luego marché a ver a las gentes del Centro Mundial de Comercio y les amS nace con derribar los dos edificios y convertir el Isrreno en parque, a menos que encontraran algo decoroso para mi- Finalmente se les ocurrió Central Park. -Pero Central Park no produce ingresos- -le dije. ¿V quién te dice que necesito ingresos? La única raj ó n de nuestras compras aquí es sacar nuestro dinero de Europa- -Un momento Alain. No lo entiendo. Los europeos habéis venido atacando al dálar norteamericana durante varios años porque decíais que no tenías fe en él. ¿Por qué invertir fondos en Norteamérica GÍ no craíiií pn nnfl- itrn economía? -iNo seas necioí Porque el único país seguro del mundo para que un extranjero invierta dinero son los Estados Unidos- -contesté, Alaln pidió la cuenta en el bar. Mientras la firmaba preguntó: ¿Qué propina será decorosa para el camarero Cuando uno es el propietario del hotel? ArL BUCHWALD 47

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