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ABC MADRID 08-10-1978 página 91
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ABC MADRID 08-10-1978 página 91

  • EdiciónABC, MADRID
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LOS PARADORES DE TURISMO M AÑANA, 9 de octubre, se cumplen cincuenta a ñ o s de la fecha en que el Rey Don Alfonso Xlil inauguró el parador de Gredos, el primero de los que se fueron construyendo en este medio siglo hasta completar un centenar largo de establecimientos repartidos por cuarenta y nueve provincias, que consiguieron, a los pocos años de entrar en servicio, por su especial interpretación de unas nuevas fórmulas de hospedaje, elevar a la hostelería española a un rango mundiaimente reconocido. El consustancial sentido de la hospitalidad en los paradores, unidos a otros rasgos y características que veremos más adelante, lograron, con una perseverante labor en el tiempo, que muchos españoles ios consideren como una prolongación de su propio hogar, facilitando por otra parte a los extranjeros el alojamiento más idóneo para que en España se les diera la bienvenida, alhajándolos en cada caso y región donde estuvieran situados con la dignidad y prestancia que requerían. La sencilla visita que hizo el Rey Don Alfonso XIII en aquel día al parador respaldaba con su presencia la excepcional adhesión que la obra emprendida necesitaba- -la primera que era acometida por la recién creada Junta de Paradores y Hosterías del Reino, de tan sugestiva y arcaica denominación como eficaz iba a ser su ejecutoria, integrada en el Patronato Nacional del Turismo- Su interés por ella llegó hasta la personal colaboración del Monarca ai determinar el lugar donde situarlo, porque sólo él, por su completo conocimiento de la sierra de Gredos, estaba en condiciones de hacerlo. Acure! ño de 4928 es- el unte de partida para la Junta, la cual ambiciona conseguir tres objetivos esenciales. Ya tenemos el primero, porque con la puesta en servicio de Gredos, y dos años después del refugio de Áiiya, a 1.780 metros de altitud, en los Picos de Europa (Santander se logra facilitar un medio idóneo- -para que establezcan un contacto permanente con la Naturaleza en lugares hasta entonces casi inaccesibles- -a las personas amantes de los deportes de montaña y cinegéticos. La adaptación de históricos monumentos para convertirlos en paradores que va logrando el Patronato en años sucesivos es el segundó. El simple enunciado de Mérida, Oropesa, Ubeda, Ciudad Rodrigo y Alcalá de Henares demuestran lo acertado de una política encaminada a la salvaguardia de antiguos palacios, castillos y conventos, que pasan, con su amorosa reconstrucción, a ser lecciones permanentes de la historia y el arte de España, susceptibles dé ser vividas en los propios recintos, ya convertidos en paradores, por sus numerosos vial- tantes o huéspedes. Por último, el tercero se consigue con la estudiada ubicación, en puntos clave de las principales carreteras españolas, de una red de albergues: Bailen, Manzanares, Aranda 4 e Duero, La Bañeza, Medinaceli, etcétera, que responden a un mismo esquema estructural y arquitectónico y que anticipan, con acertada visión de futuro, la atención al viajero itinerante. P a r a valorar su indudable trascendencia debemos considerar que, en 1929, año de la creación de estos alojamientos, el parque automovilístico de España, en elque se integran toda clase de vehículos, tan sólo contaba con 201.159 matriculados, c i f r a en verdad exigua si la comparamos con los que cumplen este requisito el 31 de diciembre de 1977, que asciende 8.269,311. Como dato curioso apuntaremos qué la construcción de los doce albergues se adjudicó, en aquellas fechas, en pesetas 2.500.000 (cerca de 100 millones de pesetas actuales) aunque en la primera etapa, hasta 1936, sólo se terminaran ocho de los programados. Con su presencia se ha facilitado en muchos casos el acceso a zonas turísticas hasta entonces ignotas, circunstancia bien conocida por la hotelería privada, porque gracias al franco horizonte abierto por el parador en la promoción del lugar pudieron empezar a construir sus hoteles en el entorno del mismo, ya con segura confianza en el porvenir. Y hablando de hoteleros debemos decir que, en general, y esto les honra, -han ntefflBÍado eon- ergufte- de- profesionales tanto la ingente tarea de reconstrucción de monumentos como la de s i t u a r los paradores en lugares casi innacésibles o desconocidos por el potencial cliente, porque ésta era una empresa que por su elevadísimo costo les estaba vedada y sólo el Estado podía acometerla. Hasta el día de la fecha han sido puestos en servicio 103 paradores, albergues, refugios y hosterías, de los que han sido bajas, definitivas o provisionales, 20. A los 83 abiertos actualmente habrá que añadir los n u e v o s en construcción y otros sujetos a reforma, siete en total, que se irán incorporando a la red entre lo que queda de año y el próximo 1979. Como remate de una información no puntualizada, la única provincia española que carece de paradores es la de Baleares, El crecimiento más espectacular EN MEDIO SIGLO se produjo entre 1963 y 1973, con la apertura de 52 nuevos establecimientos, sin que desmerezca con ello (es más, exaltando como se merece su labor) una vez conocidas las limitaciones en que se desenvolvió nuestra economía, la ingente obra de construir 23 desde 1939 a 1962. En un resumen de sus características arquitectónicas indicaremos que nueve se han instalado en castillos; seis, en recintos históricos; 11, en palacios; siete, en conventos, y 28 en edificios inspirados en la arquitectura propia de ia región en que se sitúan. No todo lo que se diga sobre los paradores se puede contemplar con ausencia de elementos negativos, pues como empresa comercial que es, al igual que otras muchas que se dedican a la misma actividad, no está exenta de numerosos e importantes problemas- -más trascendentes todavía en los paradores, por la servidumbre a que les obligan sus especiales deberes de mantener unas calidades e instalaciones que Kan conseguido prestigiar al máximo nuestra hostelería- pero que debemos confiar esperanzados éri su paulatina solución. Esta dinámica red de 82 establecimientos está atendida por cerca de 3.200 empleados, qué componen en cada uno de ellos lo que en la hostelería española se denomina tradicionalmente la familia La directa participación de éstos, por medio de su continuado trabajo, ha rematado con gallardía la original idea del lanzamiento de los paradores en 1928 con la conquista de los objetivos que señalaron sus inspiradores; que unida al distintivo especial que siempre han tenido en su actuación hotelera ha convertido al conjunto de las familias de- tes diversos paradores en el- alma impulsora que les ha dado vida y carácter, ejemplar cometido en que han rivalizado todos: desde los administradores que rigieron los primeros que se abrieron al público, hasta las últimas personas de su escala laboral, a través de las sucesivas generaciones qué supieron asimilar y transmitir con entusiasmo una especial manera de ser y de comportarse que, en suma, se refunde en el ejemplar servicio que se presta al cliente. Si este positivo balance de una obra meritoria pudiera ser contemplado por el Soberano que alentó su nacimiento es posible le concediera su beneplácito, con la íntima Satisfacción de una sonrisa que le compensara, como mínimo lenitivo, de las muchas amarguras que hubo de padecer durante su reinado. Francisco SORIANO FRADE 19

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