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ABC MADRID 18-06-1978 página 115
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ABC MADRID 18-06-1978 página 115

  • EdiciónABC, MADRID
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Crónicas de actualidad DIRI- X- TOR: Guillermo LUCA DE TENA St; B IRi: KIRKS: Miguel TORRES GIL del REAL Santiago ARBOS B A L L E S T E REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 61. MADRID. APARTADO 43. TELEFONOS- Redacción y Talleres: 2251710 y 2759408. Administración: 2255020 Depósito legal: M. 13- 1958 J Editor: PRENSA ESPAÑOLA. S. A. I LOS AMI GOS DEL PÁJARO SUMARIO Págs. José Celestino Mutis, el botánico que trajo a España la flora de América por Juan Antonio Cabezas. 6 Meditación en Centroeuropa: Viena, ciudad abierta y misteriosa por Guillermo Díaz- Plaja 12 La rabia: una enfermedad que renace en Europa y que se aproxima a los Pirineos por A. S. Diez Casen 14 Humor: Consumismo y televisión por Mendi 19 China tal como es (2) U n a fábrica en cifras: 23.000 obreros para producir 22.000 tractores al año por Ignacio Carrión 21 Fernando Ñuño: 25 años de fotografía por Raúl Chávarri 30 Bob Dylan: Poeta, profeta, visionario y líder de masas por José Ramón Pardo 33 Pasatiempos para todos por Tomás Herrero 38 Agenda Historietas Este Suplemento se vende, conjunta e 43 47 Cuando yo vine a Madrid por primera vez, el pájaro madrileño todavía no tenía amigos. Me refiero, como ustedes supondrán, al pájaro vivo y en estado de naturaleza, porque el pájaro frito contaba, en cambio, con grandes adeptos. Lo más que hacían por el pájaro vivo los ornitófilos de entonces era encerrarlo como a un criminal para deleitarse con sus cantos, pero aun esta misma forma de amor- -tan propia de nuestro abolengo musulmán- -sólo muy de tarde en tarde alcanzaba a los pájaros madrileños. En general se buscaban canarios, jilgueros, ruiseñores; grandes divos, en fin, y los gorriones del Retiro tendrán toda la simpatía que ustedes quieran, pero, musicalmente considerados, no pasan de ser unos coristas bastante mediocres. Antes que al gorrión se prefería al grillo, pájaro que no figura en ningún tratado de ornitología, pero que está clasificado, sin embargo, como un canario de verano. El grillo es, todavía, el canario del pobre, el tenor de las cocinas, el Caruso de los patios de vecindad. Es un canario de fantasía, pero a mí que me den un grillo y no un canario verdadero, el cual no se iría nunca de mi casa, aunque yo le ofreciese reiteradamente la libertad, porque, engreído y vanidoso como todos los grandes cantantes, renunciaría al aire y a la luz antes de renunciar a mi supuesta admiración por sus fermaltas. Como digo, al venir yo a Madrid por primera vez el pájaro madrileño todavía no tenía amigos. Los españoles que a la sazón iban a París volvían haciéndose lenguas del viejecito de las Tullerías, y los que regresaban de Venecia contaban cosas maravillosas de las palomas de San Marcos. Hasta las palomas de Munich suscitaban entonces la admiración de los españoles; aquellas palomas regordetas que ponían la mejor voluntad del mundo en darle a la ciudad un aire italiano y a las que yo no les eché nunca una migaja de pan porque no quería imponerles el sacrificio de comérselo, cuando bastaba verlas un instante para comprender que lo único que las gustaba era la sauerkrant y la cerveza. Pero si el pájaro madrileño carecía de amigos cuando yo llegué por primera vez a Madrid, ahora, en cambio, tiene más amigos que un torero. Primero empezó un viejecito junto a la estatua de Martínez Campos, y cuando este viejecillo consiguió que los gorriones se le posaran sobre la palma de la mano para comer, las gentes no sabían si estaban ante un hombre de circo o ante un nuevo San Francisco de Asís. Luego, este viejecillo fue sustituido por otro, que se encontró ya los gorriones algo confiados, pero que perfeccionó la obra de su predecesor introduciendo en ella modificaciones im portantísimas, y después, allanado ya el camino, fueron viniendo otros y otros viejos, jóvenes y de todas las edades. Por último ayer, al salir de mi casa, yo me adentré, como de costumbre, por el Retiro. Llegué junto a la estatua de Martínez Campos, y ¿qué amigo del pájaro creen ustedes que actuaba allí en aquel momento? Pues el hombre de aspecto más siniestro y de catadura más feroz que he visto en toda mi vida. No quisiera calumniarlo, pero la verdad, parecía un evadido de presidio. ¡Qué pinta, señores qué pinta tan espantosa! Y cuando uno pensaba en los buenos sentimientos de aquel hombre era cuando, por contraste, su expresión le parecía más patibularia, Indudablemente- -se decía uno- -este señor será muy amigo de los pájaros, pero no es de suponer que lo sea de nadie más... ¡Qué diferencia entre estos tiempos y aquellos otros en que don Ramón de Campoamor- -nuestro poeta más delicado entonces- -se pasaba las tardes en el Retiro matando gorriones con un tiragomas! Hoy todo el mundo es aquí amigo del pájaro, y claro está que a mí esto me parece muy bien. Lo que ya no me parece igualmente bien es que los pájaros madrileños sean tan granujas que. a pesar de su proverbial listeza, y atentos sólo a las miguitas de pan, no seleccionen un poco sus amistades. Julio CAMBA (ABC, 18 abril 1928. inseparablemente, con A B C del d o m i n g o al precio total, a m b o s ejemplares, d e veinticinco pesetxs -fc P r i n t c d in Spain.

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