ABC MADRID 16-06-1977 página 18

ABC. J U E V E S 16 BE J U N I O DE 19 7? PAG. 2 ABC DIRECTOR: José Lfuis. CEBRIÁN BONE SUBDIRECTORES Un pueblo vota en paz Luego vendrán los: comentarios a las cifras concretas, a las opciones de gobierno y de poder que los españoles han elegido. Las confirmaciones y las sorpresas pertenecen, con su indudable trascendencia, como expresión de un presente y proyecto de un futuro, a una segunda reflexión que, lógicamente, vaticinamos amplia y en profundidad. Lo primero, sin duda, es subrayar que ayer un pueblo, sobre el que se habían vertido toda clase de calificativos de incivilidad y de ausencia de solidaridad, votó unánimemente y en paz. Falta ahora que, una vez conocido el espectro de preferen- das políticas de los españoles, una vez que todos sabemos quiénes somos y lo que queremos, todos también aceptemos los resultados y aprendamos a conformar a ellos nuestros afanes existenciales, preparándose los vencedores para cumplir sus promesas y los vencidos para colaborar lealmente con ellos mientras llega una segunda oportunidad. Hoy, primer día de la democracia en España, el país entero debe estar dispuesto para iniciar una nueva singladura marcada por un absoluto incremento de responsabilidad para todos y cada uno de sus ciudadanos. Comenzando por sus líderes, los hombres que tan duramente han batallado en las últimas semanas para ofrecer su propio proyecto de un mañana democrático. Ayer, en suma, el pueblo español señaló un componente esencial de su forma de entender la democracia. En paz votó y en paz quiere asistir al desarrollo obligado de su manifestación. Miguel TORRES GIL áé! REAL Santiago A R B O S B A L L E S T E R E D A C C I Ó N ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 61. M A D R I D APARTADO 43. TELEFONOS. -Redacción y Talleres: 2251710 y 2759408. Administración: 2255020 Editor: PRENSA ESPAÑOLA, S. Á. A YER, España entera se endomingó, consciente el pueblo español de que protagonizaba una fecha histórica. No se conocen aún los porcentajes definitivos de votantes, pero ia afluencia fue abrumadoramente mayoritaria, sin distinción de provincias, zonas rurales o aglomeraciones urbanas. España entera apresuró su trascendental visita a los colegios electorales, y a las tres de la tarde el 50 por 100 del censo había votado. Sólo dos significadas personas, los Reyes de España, se abstuvieron. Pero no hubo sorpresa en ello. Los españoles saben que la Monarquía- es de todos y que está por encima de partidismos, albergando la pluralidad toda de las opciones que pretenden una España democrática. Dejemos para después el comentario de los resultados. Ayer, todo el pueblo español resultó victorioso, triunfante. Y su triunfo residió en el orden, en la serenidad y en la responsabilidad con que cumplió con su deber de votar, ejercitando su derecho a conformar políticamente el país. Nada, salvo la propia conciencia, obligaba ayer a votar, a manifestar, con voto igual y secretoria propia opinión. Después de cuarenta y un años, los españoles se comportaron ante las urnas como una encarnación múltiple de fray Luis de León con el decíamos ayer... Y por esa normalidad absoluta cabe expresar e! aplauso unánime del país a un proceso Iniciado con el regreso de la Monarquía. El nombramiento de Antonio Hernández Gil para la presidencia de las Corles y la del Consejo del Reino- -nombramiento decidido por Su Majestad el Rey- lleva a estas dos altísimas responsabilidades políticas a uno de encarnación y desarrollo Porque la delos hombres de leyes más ponderados y pro- mocracia- -añadió- -no es la verdad perfundos, con mejor y más amplia formación fecla, sino la transigencia y la conciliación que permiten en la misma medida coincidir y jurídica y humanística que tiene España en la discrepar sin sometimientos ni agresiones. actualidad. Nadie carece de una expectativa de poder. No pertenece, Hernández Gil, a partido o Ninguno es dueño absoluto. No hay exprogrupo ideológico alguno. Es, así, personali- piados. Sólo desde un pensamiento demócrata auténtico, perfectamente elaborado y dad independiente; pero, como explicó en asimilado, se logra expresar, con tanta claA B C- -serie de los Cien españoles para ridad y precisión, el sentido de la democrala democracia no se refugia en la independencia para evadirme o eludir el com- cia. Y también, en este otro aspeclo, la idoneidad Ce Hernández Gil, como presidente de promiso sino para na poner límites a (a comprensión de todo y de todos Reúne, las Cortes, queda fuera de duda. pues, Hernández Gi! en esie aspecto, de Catedrático de Derecho Civil, presidente modo pleno, un requisito fundamental de imparcialidad para presidir las reuniones de de la Comisión General de Codificsción, Hernández Gil, aportará a la presidencia de las ambas Cámaras, para ejercer con autoridad indiscutible sus funciones arbitrales y mode- Cortes un correcto y riguroso criterio jurídico, cuando ambas Cámaras, en trance constituradoras. yente, en histórica ocasión legislativa, más En la misma entrevista ya citada, Hernán- pueden necesitarlo. Ce las Cortes saldrá eladez Gil afirmó de ¡a democracia, con muy borado un texto constitucional, y si siempre inieligente entendimiento de su esencia, que reclama su presidencia poseer conocimiento de ¡as leyes, de su filosofía y su mecánica, si bien corresponde a! a Ley reconocerla y de su ser y sst deber ser, en la circunstancia organizaría, todos hemos de cooperar a su UN JURISTA EN LA PRESIDENCIA DE LAS CORTES actual de la política española, cuando unas Cortes nuevas van. a comenzar su andadura, resulta má; Ineludible que nunca que las presida un jurista esclarecido y completo. Y r e s u l t a igualmente ser Hernández Gil el hombre idóneo en el puesto adecuado, por su cualidad profesional, aspecto el más defínitorio de su personalidad. Soy un urista socialmente preocupado- -se define- que intenta trascender la demarcación del positivismo de la Ley en estas dos direcciones: crítica del orden vigente y revisión progresiva del mismo, bajo el paradigma de la máxima homogeneización social, compatible con las prerrogativas básicas de la persona. Presidente de las Cortes y presidente del Consejo del Reino, asume Antonio Hernández Gil una doble responsabilidad política, cuya magnitud, por evidente, no reclama particulares calificativos. Pero! e sobran condiciones y cualidades, con toda seguridad, para realizar con éxito pleno la difícil, comprometida y patriótica empresa de su doble presidencia. Muy especialmente la presidencia de las Cortes que, con los debates y decisiones del Congreso y del Senado, van a configurar la rtueva estructura de su nuevo sistema político, bajo la Monarquía que a todos los españoles comprende y a todos ampara.