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ABC MADRID 12-10-1976 página 18
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ABC MADRID 12-10-1976 página 18

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página18
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i general de la Real Armada, Blas de Leso, cuyo mando, estaba confiada una reducia escuadra compuesta oor el Galicia avío capitana; San Felipe El Real San arlos El África El Dragón y El onquistador Vernon se acercó con sus gigantescas aerzas, siguiendo ios planes estudiados en amalea v que resultaron ajustados a las íformacíones del paisano Comenzó sus reparativos de ataque con tres navios, que, las nueve de la mañana del 13 de marzo, conocieron Punta Canoa, a unas cinco guas a barlovento de la ciudad. El 16, dese los baluartes del recinto fortificado, se udo observar movimientos de acortamien para forzar el desembarco en la Boquia, inmediata a Cartagena, pero las malas ondiciones del suelo enfangado por las uvias presentaba e n o r m e s dificultades ara los soldados desembarcados. El terre 0 obliga en el arte de la guerra, y los geerales ingleses hubieron de resolver sobre lugar, acuciados por el tiempo, un nuevo lan de desembarco; fatalmente tendrían ue forzar las canales fortificadas, someiéndose a las condiciones de defensa que frecia Cartagena; ¡la suerte para Vernon staba echada! Desde el 20 de marzo al 5 de abril, la scuadra inglesa se dedicó a forzar la en- ada por la Canal de Bocachica, protegida or el castillo San Luis y el fuerte San osé; en el mediofredo de la Canal, Lezo. on espíritu numantino, hundió los navios San Carlos San Felipe v El África ara impedir el tránsito; lo mismo hizo en 1 boca de la bahía de las Animas con El tragón y El Conquistador El Galicia io tuvo esa suerte, pues sería apresado con i tripulación. Pero la Canal de Bocachica ue dominada por los invasores, al perderse is fortalezas, no obstante la enérgica deensa del coronel Desnaux. Los ingleses se posesionaron de la mitad la bahía, hasta la interna o de las Anitas. Vernon. desde su inmejorable puesto observación en Punta Perico (Tierra omba) se dispuso a la última fase de la italla. Ante tari felices perspectivas, desichó a Inglaterra un paquebote con sen ¡s pliegos, anticipándose a dar por conimado el éxito de la empresa; pero el desno, por obra de aquellos gloriosos defentres, le jugó la mala partida que ñor sism e le acompañará en su memoria. Recuer) de su precipitación fueron otras nuevas onedas conmemorativas de un triunfo alogrado, testigos de inútiles vanaglorias. i Eslava ni Lezo doblarían la rodilla. para ítregar, con las llaves de Cartagena de ídias, el honor de sus vidas y de su raza. Crecidos por la victoria de Bocachica, coenzaron a enseñorearse de la bahía, desnbarcaron en sus orillas y ascendieron al jrro de La Popa con las banderas desegadas, entre cánticos y gritos que se an en la Ciudad, adormecida por el dor. Por tres puntos podían atacarla: 1. Por el mar- libre o frente noroeste del ¡cinto real. 2. Por el castillo Santa Cruz y por su ayón asaltar a la ciudad. 3. Por las islas del Manzanillo y Mani, para conquistar el castillo San Felipe Barajas. De estos tres caminos, Vernon, de acuer con Wen Woorck. eligió el último por msiderarlo más efectivo y rápido. En el inerario se encontraba el castillo San Fete, del que tenían noticia de su regular ¡tado, dotado con 23 cañones de diverso ilibre. Forzó la entrada a la bahía de las nimas, para con los efectivos de tierra, car resueltamente el recinto fortificado i Cartagena, que sin medios y privada de is fortalezas externas, ninguna resistencia iría ofrecer. 7 así llega el día 20 de abril, fecha meorable grabada en las páginas de los fasis de Ultramar, porque en dicho día y en corto espacio de horas se malograba el iunfo que anhelaba Inglaterra. Sorpren; concebir victoria tan rotunda contra un ército tan potente, pleno de moral, derroido por un puñado de soldados sin más íedios de defensa que un viejo castillo de tampostera, cuya puerta abrieron ios tleoisores para salir en busca de los enemi) s, amparándose en la sorpresa y en la scuridad de la noche. Los ingleses repelieron a duras penas el de las compañías de Aragón y EsJ Desde esta tronera del castillo San Felipa de Barajas se divisa el horizonte te ta isla de Manga, por donde desembarcaron los efectivos de Vernon. paña, pero se mantuvo el orden defensivo, el castillo resistió al general Woorck que ante las enormes pérdidas de hombres y la desbandada que se provocó en sus líneas, solicitó tregua para retirar muertos y heridos. Eslava le contestó que los muertos serían entregados, pero los heridos pasarían al hospital y serían considerados prisioneros. El día 21, a las tres de la tarde, Vernon pedia el canje de prisioneros por los del Galicia que incendiado, pero enarbolando el pabellón inglés, se acercaba sin tripulación, lentamente; los nuestros, a los que pesaba el ánimo verle mancillado, prefirieron disparar sobre él y hundirlo junto a las murallas. El alférez Ordigoisti, del Galicia canjeado, aseguró al virrey Eslava que en la batalla por el castillo San Felipe, donde los ingleses cifraban el triunfo sobre Cartagena, habían perdido la flor de sus oficiales, y mas de 2.500 muertos Comenzó el mes de mayo, mes de despedida para los hombres de Vernon. El día 8, se percibe cómo los navios de línea comienzan a moverse rumbo a la Canal de Bocachica, seguidos por el resto de la escuadra, el rastro que dejaban era espantoso, a centenares flotaban hinchados y pestilentes los cadáveres de los muertos en los combates o de la fiebre del vómito negro que se declaró. En la mañana del 20, día claro, sin bruma que velase la despedida del último navio inglés, quedaba libre la bahía. Asi dejó Vernon a Cartagena de Indias; sus navios enderezaron hacia Jamaica. La ciudad quedó castigada, dolorida, rotos sus fuertes, invencibles sus defensores. La noticia de la victoria llegó a España, y pronto se interpretó como la más caracterizada réplica al desastre de la Armada Invencible El Rey Felipe V, orgulloso del ejemplo de valor y fidelidad, recompensó a la heroica guarnición. El inmortal Eslava fue ascendido a capitán general; el valiente Desnaux, a brigadier. Y Lezo, el héroe del mar, que cerró aquella gloriosa página con la muerte, que le sobrevino a consecuencia de las heridas recibidas en la lucha, el marquesado de Oviedo; por eso Cartagena de Indias y España se cubrieron de luto y empañaron la alegría de la victoria. El historiador Coxe pretende asegurar que la ciudad estaba en buen estado de defensa, que hubiera podido resistir a un ejército de 40.000 hombres. También en otra ocasión más tardía el general Abercromby, en 1797, fracasado su temible ataque a San Juan de Puerto Rico, pretendió mitigar la derrota con juicios similares a los de Coxe, frases prefijadas oor los ingleses para respaldar el prestigio que perdían en aquella prolongada guerra del Caribe, aun contando con libertad de acción en los mares, libre señalamiento de objetiTTOS. alta facilidad de medios, enormes efectivos y ningún cuidado en la defensa de los territorios. El gran objetivo señalado por Inglaterra, apoderarse de la llave de la América meridional había fracasado en Cartagena de Indias. -J. M. Z. Sorprende concebir victoria tan rotunda ante un ejército tan potente, derrotado por un puñado de soldados sin más defensa que un viejo castillo de manipostería

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