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ABC MADRID 05-10-1976 página 3
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ABC MADRID 05-10-1976 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO SOCIEDAD M A D R POR ANÓNIMA I D PRENSA E S P A Ñ O L A FUNDADO EN 190 S POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC bre lo que queremos que el país sea, como resultado de todos los impactos que recibe, y de los esfuerzos que hagamos para encauzar su r e s u l t a n t e digamos que hacia el año 2000. No soy un ingenuo de la futurología o de la prospectiva, pero es indudable que es conveniente, y aun necesaria, tener delante un modelo, guión o escenario de las tendencias generales del cambio previsible, a reserva de irlo adaptando y modificando de vez en cuando. No siempre, en verdad, los efectos de una acción social son los previstos. El presidente Sarmiento hizo importar gorriones a la República Argentina habienobservado los efectos benéficos de las aves insectívoras en la agricultura europea: pero en la pampa los pájaros optaron por comerse el grano y dejar en paz a los insectos. Sin embargo, hay que construir una especie de robot en el que ir controlando la marcha de los acontecimientos. Una cosa va a cambiar poco: la geografía. Cierto es que el clima, factor esencial, tiene alteraciones posibles que a la vista están; cierto también que la técnica moderna nivela las montañas y cambia el cauce de los ríos. Pero subsiste el hecho de que nuestro solar patrio seguirá siendo la rugosa piel de toro, con sus pedregales, sus alturas, sus desiertos, sus contrastes de clima; al lado, por supuesto, de su específica situación en el límite de Europa y África y del Atlántico y el Mediterráneo. La población se mantiene aún dinámica, con tendencia a estabilizarse. Yo no creo que rebasemos en mucho los 40 millones de habitantes en la península y las islas, ni que dejemos de tener para entonces un millón de españoles repartidos por Europa y América. La proporción entre jóvenes, maduros y veteranos, propenderá a un mayor equilibrio, también con menor dinamismo vital y más tendencia a las soluciones prudentes. En cuanto a la estructura económica, parece razonable p e n s a r que la población agraria descienda a un 10 por 100 y ahí más o menos se estabilice. Será necesario organizaría sobre la base de empresas agrarias bien concebidas, de tamaño medio (familiares) y grande (que pueden ser de diversos tipos de empresa o cooperativas) muchas de ellas del tipo granja, con un buen sistema de financiación y comercialización y unos sistemas sucesorios que impidan la fragmentación de las explotacio- R EDA C C I 0 N A. DMINI STRACION, Y T A L L E RE S SERRANO, 61- MADRID NO está obligado a definirse s o b r e cómo concibe el país ideal, incluso si su realismo le hace ver como poco probable el que llegue algún día a realizarse. Hay que marcarse una meta, e incluso apuntar por encima de ella, porque las trayectorias políticas como las balísticas tienden a bajar por el peso de la gravedad social. Allá voy. Lo bago consciente de la dificultad del propósito, a la vez de que este planteamiento, hecho por una mente realista, propende siempre a desencantar a los extremistas, a los utópicos y a no pocos jóvenes. Mi modelo no es, en primer lugar, Jauja. No creo que, en ningún tiempo y tugar, se puedan atar los perros con longanizas. Se pueden mejorar las cosas, pero siempre través del trabajo, del esfuerzo y del ahorro. Se pueden aumentar los gastos sociales, pero subiendo los impuestos; se puede distribuir más a todos, pero a costa de la inversión, es decir, a base de repartir menos mañana. Lo que no se puede es complacer a todo el mundo a la vez. El país ideal será siempre un país de hombres y de mujeres de carne y hueso; con virtudes y defectos, y donde las cosas van siempre algo peor de lo que sería imaginable en teoría. Mi modelo tampoco es Esparta. Y conste que hay algo de mi naturaleza, que- me hubiera (permitido ser un espartano: lo misino en cuanto a la disciplina, que al laconismo en el hablar, que al vivir moderado en cuanto a consumo. Reconozco que es un buen sistema para la guerra y para movilizar rápidamente una sociedad atrasada; dicho esto, ni la vieja Esparta, ni la Rusia actual me atraen especialmente. Aunque la prefiero a Esparta, tampoco Atenas es mi modelo. La cultura, la filosofía, las artes, me parecen cosas importantes; pero; como ya observó Platón, 1 arte por el arte puede llegar a ser una cosa muy peligrosa. La democracia es también una buena cosa, pero, llevada a las últimas consecuencias, puede condenar a, Sócrates, enviar al ostracismo a los ciudadanos de más categoría, y someter al sorteo los mandos de general y de almirante. Mi modelo es Roma, en un sentido muy amplio. Los romanos eran grandes realistas; eran ingenieros excelentes, capaces de construir calzadas que aún se reconocen, y puentes por los que aún se circula; eran buenos militares, con soluciones prácticas para toda clase de terrenos y de maniobras; tenían una Constitución política mixta en la que aplicaban lo mejor de la Monarquía (un ejecutivo fuerte) de la aristocracia (un Senado fuerte, y sabio) y de la democracia (unos comicios que se fueron adaptando, como los ingleses, a los cambios de la sociedad) Eran, sobre todo, grandes juristas; sabían que el Estado de Derecho da mayor seguridad a todos. Por otra, parte, las leyes no eran para ellos un dogal y en medio de las situaciones de emergencia se las saltaban limpiamente, dispuestos a volver a la normalidad tan pronto como fuera posible. Para mí, en definitiva, el país ideal arranca del país histórico y del actual país real; pero con perspectiva de futuro y de generosidad en los planteamientos. No es un país utópico, sino nuestro propio país visto con ojos a la vez realistas y con ánimo decidido de mejora. Tengo la sensación de que. preocupados por los múltiples problemas de cada día, y de la planificación económica a corto plazo, no hemos meditado suficientemente so- V. -EL PAÍS IDEAL MARTIN INMOBILIARIA, S. A Hace su nave industrial en Fuenlabrada Menéndez Pelayo, 83- Madrid- 7 nes. Les precios básicos de todos los proel u c t o s importantes deben tener precios de garantía, en horquilla y en las áreas autorizadas; llegando (como en Inglaterra) a la ayuda pos explotación más que por absoluta igualdad entre todas las zonas. Deberá ser objetivo primordial la cobertura de todas las necesidades básicas de la alimentación nacional, sin perjuicio de un bien controlado sector de comercio exterior. El sector industrial debería abarcar algo más del 50 por 1 (HI de la población activa, con una proporción mucho mayor de trabajadores especializados y de mujeres. El resto (un 40 estaría en un sector amplificado de servicios de todas clases, con un gran crecimiento de los servicios sociales. Ello exigirá una fuerte inversión en los próximos años, bien planificada, porque los puestos, de trabajo no se crean solos. Los tres grandes sectores de la producción deben integrarse en una economía social de mercado. Hay que desengañarse: a pesar de todas las críticas, ningún modelo económico- social de los conocidos ha producido mayor bienestar ni mayor libertad para buscar cada uno su propia felicidad. Los países del Este no tienen un alto nivel de vida y claramente renuncian a una esfera importante de libertad. Pero la palabra s o c i a l es tan importante como la de mercado las inversiones sociales (escuelas, hospitales, guarderías, centros deportivos, ciudades de vacaciones, etc. deben tener un carácter primario, lo cual no podrá hacerse sin una política fiscal seria, transparente y enérgica. En mi opinión debe realizarse eludiendo los impuestos que complican la vida y los que desaniman a las e m p r e s a s y a la inversión en general; mientras que deben reforzarse los que afectan directamente a las rentas de disfrute y a las transmisiones (sobre todo las sucesorias) La educación, abierta a todos, debe ser selectiva; no con un criterio de eliminación, sino de orientar a cada uno dónde están sus verdaderas capacidades y sus verdaderas posibilidades de autorrealización y de servicio. Es inútil multiplicar los planes de producción de titulados más allá de los p u e s t o s previsibles de ejercicio efectivo; manteniendo siempre, por supuesto, un nivel competitivo en cada profesión. Y mientras no se creen nuevos centros de preparación es imposible estirar los existentes. Si una Facultad de Medicina no puede educar bien más que a 1.000 estudiantes deben entrar los candidatos por concurso de méritos o expedientes y los demás buscar otras escuelas que les convenga. Una vez terminado el período de estudios de cada uno, la vida real del ciudadano se divide en tres órdenes de actividades: el puesto de trabajo, la vida familiar y el ocio. Una sociedad bien ordenada debe ocuparse de los tres. En el puesto de trabajo debe proveer unas condiciones de trabajo humanas (pero exigiendo dedicación y productividad) ascensos razonables y medios colectivos de defensa (sindicatos) En la vida familiar es indudable que el ciudadano tiene derecho a esperar una vivienda digna, enclavada en un lugar urbanizado, con suficientes servicios sociales para él y sus hijos y medios de transporte colectivo. En cuanto al ocio, dentro de la máxima libertad para su planeamiento personal, hay que reconocer que hace falta una infraestructura social de aldeas de vacaciones, de extensión cultural y de facilidades de transporte que ofrezcan una oportunidad real a las familias. Todo ello debe ser posible con una razo-

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