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ABC MADRID 06-02-1975 página 31
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ABC MADRID 06-02-1975 página 31

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. J U E V E S 6 DE F E B R E R O DE 1973. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 31. aún calificándonos de perseguidor c! e brajas ratificaba al mismo tiempo el estado de cosas por nosotros denunciado, aunque lo presentara al lector de su Guías como importantísimo factor de atracción turística. Mas, pese a lo significativo de todo ello, se han registrado en el curso de los meses transcurridos otros hechos mucho más trascendentes y probatorios de que el enviado especial que suscribe no suele caer alegremente en la tentación del siempre fácil y destructivo sensacionalismo, sin tener muy en cuenta intereses y prestigios personales ajenos y mucho menos olvidando el aspecto, la admiración y el sincero afecto que suele despertar Málaga y lo malagueño Veintitantos conocidos delincuentes internacionales, la casi totalidad de cuantos abarcaba nuestra panorámica de hace dos años, han sido expulsados de España. Varios de ellos se encuentran hoy en prisiones norteamericanas, francesas, italianas y españolas. Otros- -tres, para ser exactos- -han dejado de existir, víctimas del clásico ajuste de cuentas Y, como era de esperar, el tráfico de la mortífera heroína y otras drogas ha sido descubierto en parte, sabiéndose de dos importantísimas partidas: una de I I 1 f f I tlll Itl 11 I If 11 li ItttIIS IHii I LA POLICÍA FRUSTRA LA INTENTONA MAFIOSA EN EL LITORAL MALAGÜEÑO, TRAS DIECISIETE MESES DE PACIENTE INVESTIGACIÓN Más de veinte delincuentes internacionales, expulsados de España Málaga 5. (De nuestro redactor, enviado especial. Es muy posible que nuestros lectoz es lo recuerden. Ocurrió en agosto del pasado año de 1973. una serie de crónicas de este enviado especial desde la Costa del Sol malagueña dieron pública cuenta del afincamiento en este bellísimo litoral español de toda una amplia gama de individuos más o menos relacionados con la llamada mafia marsellesa y en todo caso muy conocidos en cuantos anales policiales se refieren bien al tráfico y distribución de la mortífera heroína, bien a toda esa serie de affaires subsidiarios del crimen, entre los que destacan el proxenetismo o explotación organizada de la prostitución; el extorsionismo o explotación por el terror de comerciantes e industriales de todo tipo, sin olvidarnos, claro está, del no menos productivo tráfico ilegal de divisas, piedras y metales preciosos o de la introducción y posterior distribución de moneda falsificada. La sorpresa causada por nuestra pública denuncia fue grande. Nuestras crónicas pensadas y cuidadas hasta extremos insospechados, produjeron, pese a ello, una fuerte reacción por parte de auienes, sin duda, no quisieron o no acertaron a apreciar en su contenido todo el bien que deseábamos para tan atractivo e importante sector de la costa andaluza. Han transcurrido muchos meses, algo más del año y medio, desde la publicación de los violentos editoriales de un diario de Málaga, y de aquellas páginas que su dirección dedicó a recoger, bajo llamativos titulares, ¡as denuncias judiciales y administrativas formuladas contra, A B C y su enviado especial, así como las crónicas del corresponsal malagueño de algún periódico de Madrid. Toda una clamorosa orquestación que, evidentemente, no parecía tener otra finalidad que no fuera la de desvirtuar en lo posible los efectos que deberían causar las situaciones y hechos que este enviado especial había puesto de manifiesto, aún a sabiendas de que, precisamente, en esta zona de nuestro litoral, radican no pocos y poderosos compatriotas que nunca han dado la sensación de pretender para la misma una fuerte y efectiva presencia policial y, mucho menos, fiscal. Pecando quizá de inmodestos, podemos afirmar hoy que, nuestras crónicas de referencia, pese a todo lo reseñado, surtieron el efecto apetecido. No obstante, seríamos totalmente injustos, si no destacáramos que cuando nos desplazamos a la Costa del Sol en aquel agosto de 1973, eran varias las semanas, ya que, confundidos en aquel difícil ambiente, llevaban investigando con Indudable eficacia un poco nutrido grupo de policías españoles llegados desde Madrid, que trabajaban en estrecho contacto con determinados inspectores afectos a la plantilla malagueña. Por aquel entonces, la preocupación que el grave problema producía en la Comisaría General de Investigación I Criminal, era ya evidente. Lo único que se ¡precisaba para poder superarlo era romper ¡de una vez esos tabúes indefinidos, e in confesables, pero existentes, auténticos impedimentos con que suelen tropezarse todas las Policías del mundo en su siempre difícil camino. Ese y no otro resultó ser nuestro granito de arena Mas, volviendo al hüo de nuestro relato, seüs- lemos que, tras la recordada intentona en centra de nuestras afirmaciones se impuso un muy comprensible silencio en torno Í Á al tema. Y, sin embargo, desde entonces han venido ocurriendo muchas e interesantísimas cosas... Por ejemplo, en los Tribunales, ante los que comparecimos, se consideró que en las crónicas, por referirse a unos hechos reales, no existía materia recriminable o de delito. Por ejemplo, el letrado malagueño denunciante fue posteriormente derrotado en las elecciones municipales. Por ejemplo, un publicista español, bastante conocido, aún mal interpretando nuestro trabajo periodístico, ¡MIiri! IJIirii! lltilf IIl li3i III fE 11 fl 3i íJflIIM S! Ili!

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