ABC MADRID 11-01-1975 página 45

A B C SÁBADO 11 BE ENfiRO DE 1975. EDICIÓN D LA MAÑANA. PAG. 45. CRITICA INFORMACIÓN A r JO J ENTREVISTAS ERUDICIÓN DE LAS ARTES FERMÍN SANTOS, MÍLA SANTONJA Entre 1917, en que recibió su tercera medalla, y 1945, en que se le otorgó la de honor- -a título postumo- la vida de Solana pintor fue un. general desconocimiento, cierto que aliviado por la fe que en él tuvieron sus amigos. Ramón Gómez de la Sema a la cabeza, y en el corazón de ellos. Vázquez Díaz. obtuve tercera medalla en 1915, y en 1948, al votarse la de honor, Eugenio Hermoso se la llevó poi 19 votos, quedándose sin ella Vázquez Díaz por no sacar más que cinco. Los ejemplos de desorientación serían interminables. Pues bien, no querría yo figurar en el cortejo postrero de Fermín Santos (en el que, de algún modo, alquien llevará ¡a simbólica medalla de honor) sin antes haber llamado la aíenc. ón sobre su figura. Claro que el papsl de profeta es arriesgaao, pero hablo para los visitantes de exposiciones de 1995, de 2025 o de 2050) merece correrse el riesgo en ocasión tan tentadora como esta. Cuando se han visitado exposiciones durante más de treinta años, escrito centenares- de monografías, miles de artículos y algunos libros sobre el arte español contemporáneo, se ha ganado el derecho (el deber más bien) de hacer un anuncio: el pintor de que os hablo, Fermín Santos, trascenderá su tiempo y mañana será, como Solana hoy, lugar común, del coleccionista y de verdadero connaisseur Los varones prudentes- -dice Cervantes- por los casos pasados y por los presentes, juzgan los que están por venir. Opongo así un nombre oscuro a ía cotizada luminaria de aquellos con que nos aliena la costumbre, y digo que si celebrásemos una Nacional al. uso, la nómina de los consagrados hoy coparía tos fugares de honor y las rectirnpensas, mientras Fermín Santos (como el Solana de 1915) ocuparía su puesto privilegiado en la sala dei crimen sutil infierno al que descendieron- -y descienden- -ciertos héroes antes de alcanzar la gloria. Pues los. artistas no sobreviven tanto por su identificación con as modas del tiempo como, cabalmente, por Fermín Santos Mateos o José Solís, Vargas. Ruiz, González Prieto, Sales, mientras los catálogos cotizables tos ignoraban, inmersos como estaban, y es- tan, en sus divismos madrileños. Hoy propongo. y opongo a la costumbre menos exigente el nombre de Fermín Santos. Mañana... Dejad efue recuerde vanidosamente que uno de los primeros. largos alegatos sobre Ricardo Baro CRÍTICA DE EXPOSICIONES Por A. M. Campoy su extémporaneidad. Solana, por ejemplo, celebró su epifanía en época de abstracciones y disimulados postimpresionismos de vanguardia Llevo años oponiendo nombres oscuros a las nóminas brillantes del mercado, y así, por no hacer la cita larga, advertí los de Francisco ja, después de 1939, lo propuse en otra ocasión inspirada, como acabo de proponer e! de Eugenio Granel! y si repastáis mis crónicas de la última década veréis que, por primera vez, hago protagonistas del suceso artístico madrileño a los españoles más significativos de l ecole de París Bores. Parra, Peinado, Pelayo, Lobo, Viñes... Ya que lá edad de oro de nuestro arte no me proporciona ningún bien material, dejad que me cobre co n este plus de satisfacción. ¿Fermín Santos? ¡Cómo fruncirán el ceño los adictos de la costumbre! los -por indolencia o. interés -enemigos de ampiiar el horizonte de lo probable. En 1915 también habrían fruncido el ceño ante Solana. Ahora dirán que los casos son incomparables, y hasta creerán analizar, igual que otros hicieron en 1915. La historia se repite, pero quienes nos obligamos a un quehacer de advertencia no podemos entrar en el juego. ¡Qué fácil afirmar las excelencias de Picasso, Juan Gris y Miró, y las de Zurbarán, Goya y Velázquez! El riesgo hay que afrontarlo con nombres nuevos ante una pintura infrecuente, sólo idéntica a sí misma (cierto que enraizada en tradiciones, muy nuestras) rigurosamente distinta de ¡as que llevan, traen y anclan las modas. La de Fermín Santos. Al que presento en su muestra reveladora de la sata de Santa Catalina, del Ateneo madrileño. He aquí un pintor y una pintura que nada tienen que yer con la inercia de nuestro Fermín Santos con Vázquez Díaz, su descubridor Fermín, Santas