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ABC MADRID 06-11-1974 página 23
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ABC MADRID 06-11-1974 página 23

  • EdiciónABC, MADRID
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LA LOTERÍA, EN ADVERBIOS I PRECISIONES SOBRE HISPANIDAD C UANDO hube de clausurar en el monasterio de Guadalupe sus Jornadas de Hispanidad intenté precisar lo que Hispanidad fuera. Recordando dos definiciones: Una de García Morante, mi antiguo maestro, filósofo y sacerdote. Y otra mía, allá en América y ante americanos. Pero ninguna de ¡as dos suficientes. Para Morente Hispanidad era la esencia deS caballero cristiano, el estilo de la nación española Y para mí: Si el Descubrimiento de América nos lo hacen italiano y desde el XVI se infama la obra de España con una leyenda negra, y hasta el X ¡X, piratas implacables la atacan y al fin nos la separan y todavía después quierefi borrar su nombre llamándola latina. Si a pesar de ser España difamada, separada y borrada qusda aún en la conciencia americana- -y ya indeleble- -una noción de Madre Patria, eso- -tan poco y tan inmenso- -es Hispanidad. Pero ni Mo rente ni yo nos acordamos entonces de San Pablo. Cuando dijo: Ubi spiritus Domini ibi Libertas recordando, sin duda, el Evangelio de San Juan: Deus est spiritus La Hispanidad, ¿está animada de ese soplo divino? Y si lo está, ¿por qu ¿se denomina a su Instituto de Cultura (de Cultura Hispánica ¿Qué diferencia existe entre Cultura y Espíritu Como vocablos- -originariamente- ninguna. Espíritu y Cultura poseen la misma semántica o etimología material Spiritus era el avaho animal en griego pneuma aire que sale de la boca: si cve. lems si fuerte, asper y con su signo fonético, grama- M I aoua. o era sentencioso. Y a menudo tenia razón. Un dicho i l d e m i a b u e! o La lotería toca siempre a los que no juegan. -y a los que juegan suele tocar también de cuando en cuando. El casi nunca jugaba. En cambio, mi abuela solía jugar. Y, siendo mi abuelo notable matemático, mi abuela no le iba a la zaga en eso de sacar cuentas. Bromeaban mucho los dos en tocante a lotería. Más desde una vez en que ella, cariñosamente, le regaló a ét un décimo completo y, por tanto, diferente del suyo. Tratándose de comunidad de bienes no opuso mi abuelo mayor resistencia en aceptar la dádiva; pero fue sólo por complacer a su pareja. Y va y le toca el segundo premio. Mil veces hubo de oír, festivamente, la buena mujer que por qué, puesta a regaíar, no regaló el premio gordo al complaciente marido. Bien vino la billetada Hubo el inconveniente de que la vecindad se enteró de tan buena fortuna. Y es que de la lotería se sabe todo si nos sonríe, como se ignora todo si nos Vuelve la espalda. Mi abuelo no insistió en jugar ni de regalo, contrariando no poco a mi abuela, ante la que razonó así su postura: Deja, Emilia, deja: como escarmiento ya basta una vez. Claro que mi abuela compraba en adelante un décimo para ella y otro para él, jugando a los dos. Mis dichos abuelos maternos- -ios otros no conocí- -eran un matrimonio encantador; en cualquier momento jugaban a quererse. ¡Y cómo se querían! No pudieron con su amor gozos ni dolores, salud o enfermedad. Todo lo superaban con donaire y salero, estrechándose fuertemente las manos, ya enflaquecidas, cosa que no lo hicieron seguramente de novios. La dichosa lotería nacional les fue causa de frecuente regocijo. Inventaban diálogos en plan de tomarse el pelo. Citaré, más o menos literalmente, estos dos: -i Hombre! bonita corbata llevas. ¿Te gusta? -Mucho. -Me! a he comprado con lo que no jugué a la lotería. El autor- -se adivina- -era el abuelo. ¿Desde cuándo tienes ese coche? -Te gusta, ¿verdad? -Es magnífico. -Ya ves: con lo que me tocó a la lotería. La autora en este caso era la abuela. Esta última no hizo aprecio a las quinielas de fútbol. Decía que eso de encasillar por escrito tos aciertos y fallos no le iba. Otra cosa es- -argumentaba- -coger tu participación sin quebraderos de cabeza. Las quinielas pretenden ser fruto de la adivinanza y menos juego de azar; y aunque dicen que aciertan mayormente los poco ente ados, son perezosillos para el 1- 2- x los no futboleros. Mi abuela se dio a la lotería nacional por Navidad, Año Nuevo Reyes, y lo mismo entre año. Siendo y no siendo extraordinaria. Uo nos hizo ricos de dinero jugando siempre a la lotería; tampoco s os hizo pobres. Y ella, animosamente, hinchaba cada día el globo de una esperanza que nunca se desinfló. Vivía ilusionada con su afición favorita y con sus sueños azules. De cara a un mañana! uminoso y mejor. Aun siendo muy anciana, solía recordar en este punto a su compañero de por vida, comentando más de cuatro veces: ¡Bah! en eso de la lotería, el pobre ya tenía su razón; porque no jugar equivale a que nos toque lo puesto; pero, si no jugásemos un poco, ¿qué iba a ssr de los míseros mortales? Fermín MUGUETA tical) Y Cultura de Colére cultivar la tiarra. Por tanto, Tierra y Anima) raices materiales de Cultura y Espíritu. Pero la Religión y la Filosofía separarían ambos términos, sublimándolos. Y hasta antagonizándolos. Si para San Pablo! a libertad estaba en el Espíritu de Dios, para el fiiósofo esta- ía en el ctel hombre Ubi spiritus homini ibi libertas De donde e! espíritu, algo trascendente. La cultura, inmanente. El espíritu algo providencial. La cultura sólo, previdencia! Y viniendo ya a España podríamos asegurar que ese espíritu trascendente y providencial encontraría su sede en un monasterio: el de Guadalupe para la Hispanidad. Y la hispánica cultura: un instituto, ya no religioso, sino estatal. Y hasta apurando el humor apuntaríamos que en Guadalupe hubo la venida de los Reyes Católicos para firmar con Colón las cédulas de partida u origen espiritual de! Descubrimiento. Y para el Instituto de Cultura Hispánica sólo la avenida de esos Reyes, que es donde tiene su madrileña sede. Por eso toda religión posee sus espíritus (aun las más primitivas) Y toda cultura sus problemas La religión, con intermediarios: los sacerdotes. La cultura, con sus indagadores, filósofos y científicos. La religión, buscando salvaciones. La cultura, soluciones. La cultura fue un concepto tardío. Según Eucken no apareció hasta el XVIII y se germanizó con Herder, Kant, Wolf, Ostwald, Nietzsche. Marx ya habló de que el hombre era un dios para el hombre Y Spengler concebiría culturas autónomas (inspirado en l s clasificaciones elementales de la materia) Y así, Toynbee. Pero en ninguna de tales autonomías situaron a la cultura hispánica Por lo que hubimos nosotros mismos de postularla, superando las antiguas denominaciones, tras el 98 ó fin imperial, de Unión Iberoamericana O Fiesta de la Raza (en reminiscencia de Gobineau) En cuanto a Hispanidad también su nominación es cercana, aunque ya la emplea en el siglo I a. de C. Hispanitatem el cónsul Polion para Quintiliano, restaurada en el Renacimiento por Filelfo y Alejo Venegas, y recordada en 1909 por Unamuno. Pero só! o propuesta por el padre Vizcarra en 1926, divulgada por Maeztu en 1934 y admitida por la Federación de Academias de la Lengua desde su primer Congreso en Méjico (1952) Ernesto GIMÉNEZ CABALLERO

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