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ABC MADRID 26-04-1974 página 3
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ABC MADRID 26-04-1974 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA M D R I D FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC -como ha escrito hace poco Giscard d Estaing- -está arrastrando detrás de sí como peleles muertos las ilusiones del desarrollo y de la justicia en los niveles de vida. El vacío de las ideas ha creado asimismo en el ámbito de nuestra vida cultural un típico ambiente de crisis. Más que de ninguna otra raíz, de ésta nacen la insolidaridad y la contestación juveniles. Va con ellas un rasgo paralelo que- está en el fundamento mismo de la conducta humana y que- -aunque a los observadores superficiales se lo parezca- -no es un epifenómeno la desorientación religiosa está provocada, sin duda alguna, por la escandalosa contradicción de las predicaciones, pero se asienta ante todo en la falta de una proporcionada formación intelectual que sostenga a la gracia de la fe. El resultado- -repito- -es una azorante crisis moral de España. Es preciso tomar conciencia de ello. Porque mientras tanto el miedo- -más o menos larvado, más o menos declarado- -está ahí, trabajando el descontento y la inseguridad. Entre todos hemos logrado problematizar la vida española, sobre la cual actúan en este período critico no sólo los factores mundiales de zozobra, sino también otros específicos, que- -por supuesto- -van a condicionar nuestro porvenir. En el año 1930, en medio de una gran crisis económica, España liquidó en el aburrimiento del Gobierno Berenguer no sólo una oportunidad ocasional, sino la viabilidad inmediata de sus instituciones políticas seculares. El demonio familiar de la insolidaridad y la obsesión de revancha de los políticos, llevaron a España al callejón sin salida. Prefiero creer que habremos aprendido la lección, y que lo R E D A iC C I 0 N ADMINISTRACIÓN Y TAL L E R E S SERRANO, 61- MADRID E un abrir y cerrar de ojos se le ha caído encima a la sociedad española el castillo de naipes de la seguridad alegre y confiada No es tarea grata dibujar malaventuras. Es obligado, en cambio, hacerlo, cuando de lo que se trata es de superarlas. En definitiva, ya lo dijo Quevedo: Arrojar la cara imparta, que el espejo no hay por qué. He pasado en Sevilla la Semana Santa y luego he estado unos días en el campo de Jerez La luz brillante de Andalucía ahuyenta siempre a. las sombras, porque incluso cuando las proyecta sobre la cal de los muros blancos o sobre el amarillo y el verde de los prados en flor, las convierte en zonas de frescor amable, en refugio claro contra las hostilidades del ambiente. Las recientes lluvias- -como rocío del cielo, como regalo de los Cristos y las Vírgenes que no pudieron salir a pasear Sevilla -han convertido las tierras fértiles de las campiñas en una bendición. Vienen ya por los aires las palmas y cantes de la Feria, el rumor único de la Maestranza abarrotada, el quejido de las carretas que marchan- -indiferentes y lentas- -hacia el Rocío. La alegría tópica de la primavera andaluza estalla por doquier. Por otra parte, Andalucía está psicológicamente a años luz de Madrid. Y Madrid, de Andalucía. Por eso me ha sorprendido doblemente el tono general de grave preocupación que, bajo la primera apariencia, acongoja también aquí a las gentes conscientes. En orden de más a menos proximidad personal, sus principales facetas habría que enumerarlas así: la crisis de valores y el desgarro de costumbres que corrompe día a día a tantas hijas e hijos de familia, los resultados que ha de traer la obsesión general de ganar más dinero y de lograr más ascenso social, el temor impreciso ante un futuro que- -frente a esos retos- -no logre asegurar como hasta ahora la tranquilidad que durante años ha parecido estar escrita en las estrellas. El cuadro compone una verdadera crisis de confianza colectiva, una crisis moral de la conciencia pública. El ciudadano corriente, el profesional que trabaja y vive, atraviesa un momento de serio desconcierto y de evidente turbación. Cree adivinar que las instituciones y las previsiones políticas se han cuarteado y, en cambio, luce al sol de la historia toda una cadena de interrogantes, que psicológicamente son un sistema de grietas. La economía ha entrado de lleno en el remolino infernal de los precios, que LA CRISIS DE CONFIANZA Y EL PORVENIR VACHERON CONSTANTIN Más variedad de modelos, más experiencia en su mantenimiento en: Qteqóñ i joyero Av. Jaimt III, 79- Tal. 214803- Palma da MaNerca Sarrana. 92- Tal. 2258100- Madrid Gfegory- Kadfel A. demostraremos con hechos. Pero a los que estamos más cerca de los cincuenta que de los cuarenta años, nos es casi imposible hacernos ilusiones vanas. En los pueblos sanguíneos, el miedo es muchas veces una eficaz invitacióti a la cólera. Siempre que falta la autoridad indiscutida. Sobre todo, la autoridad moral, unánimemente reconocida y acatada. Por eso es tarea de todos y urgente- -del Poder, como es lógico, en primer lugar- -rehacer las bases humanas y políticas de la unanimidad prevalente en la aceptación del juego de las instituciones. A los cien días de la constitución del Gobierno Arias Navarro, nuestro país está en condiciones de caminar decididamente en esa dirección. Frente a las dificultades del porvenir, el Gobierno hizo una proclamación programática que despertó fuerte curiosidad y esperanzas. Algunos Ministerios han reajustado con va lentía y con garbo juvenil sus programas de acción. La realidad de los días ha puesto una vez más de manifiesto cuáles son las dificultades objetivas. Tanto los gobernantes como los gobernados estamos claramente obligados a elegir. Son buenos en ocasiones los cambios- -no a nivel supremo- -en la titularidad del Poder. Hay para ello en los países civilizados unas reglas de juego. Reciente está su aplicación en Inglaterra, cuando Wilson ha sustituido a Heath. Una exhibición de tensiones, pero de tensiones regladas, nos está dando en Francia la sucesión de Pompidou. Pero la cmajestas del Poder exige algo más que el cumplimiento formal de las leyes que llevan a alcanzarlo. Exige que sea ejercido con una ancha base nacional, con capacidad efectiva en el manejo de las técnicas de gobierno y, sobre todo, que esa tarea tan ardua esté concebida y realizada no con espíritu minúsculo, sino con amplitud de miras, proporcionada a la grandeza de la misión libremente aceptada. Por supuesto, todo esto es más fácil de imaginar que de hacer. En la realidad hay que contar siempre con los fallos de los hombres. Pero sería suicida abandonarse a la dificultad y al miedo. Todos podemos poner mucho de nuestra parte. El mal puede ser ahogado en abundancia de bienes y la desunión puede ser vencida mediante una búsqueda consciente de lo mucho que nos une. Me vienen a la memoria aquellas palabras del mensaje augural de John F. Kennedy: Es difícil, pero e n- pecemos. Florentino PEREZ- EMBID

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