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ABC MADRID 24-12-1972 página 119
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ABC MADRID 24-12-1972 página 119

  • EdiciónABC, MADRID
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situación absolutamente intolerable? Estimo, en mi calidad de filósofo, que es preciso ante todo resistir a las tentaciones a que tan fácilmente se dejan arrastrar los ideólo gos. Antójaseme esto tanto más necesario cuanto que la Ideología, cualquiera que sea, y al contrario de la fe que se sitúa en el extremo opuesto, es esencialmente fanatizante y, hoy en día- -lo mismo, seguramente, que en todas las épocas- el fanatismo desemboca inevitablemente en el terror. En mi opinión, ha de recurrí rse sobre todo a los educadores. SI les cía a éstos por servir- -y ello es más frecuente de lo que pudiera creerse -a una Ideología, abren así camino al terrorismo. Recuerdo haber cíicho, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial y cuando nos bailábamos aún bajo la impresión del descubrimiento de los campos de exterminio, que lo que cabe llamar los paliers intermedios y, especialmente, el de la reflexión, estaban a punto de derrumbarse, y ello constituiría un gran desastre para la civilización. Llegué a decir que la desaparición del escepticismo sería, pese a las apariencias, catastrófica en sí y, naturalmente, evoqué entonces la inolvidable figura de Montaigne. Quería así dar a entender que cuando falta la fe auténtica (y ya sabemos cuan amenazada se halla en nuestros días de verse recubierta por la ideología) y el escepticismo, en la medida en que es una tolerancia, resulta ser una salvaguardia. M a s ¿dónde se encuentra hoy tolerancia auténtica? En los lugares en que, por casualidad 1, existe, no es sino Indiferencia, Inercia de la conciencia y, añadiré yo, cobardía. A h o r a bien, es precisamente la colusión del terrorismo y de la cobardía lo que amenaza h a c e r inhabitable nuestro mundo en breve plazo. Gabriel MARCBL dd Instituto de Francia Lo peor, desgraciadamente- -oonfiesa Oabriel Maree I en eate artículo- as que un atentado oomo el que se produjo en Munich haoe ouatro meses no podía dtjai de susoltar represalias de parte de las autoridades Israelíes aunque éstas, sostengan, oontra toda evidencia, que no eran coriseou noia directa dal asesinato de los rehenes. En la Imagen, una viva esoerta de la llegada al aeropuerto de Lod, de Tel- Avlv, de los restos mortales de los atletas Israelíes asesinados en la Oludad Olímpica de Munloh. rarlo, y hallamos nuevamente aquí esa terrible conjunción dé mentira y violencia respecto a la cual Solchenitsyn, en su admirable discurso hecho público no ha mucho, supo tan bien atraer la atención. C ONVIENE asimismo tener presente lo que sigue: la especie de sosiego de que parecen disfrutar las grandes potencias y que sólo se ha logrado graias a las peores hipocresías no puede, desgraciadamente. sino contribuir a alentar lo que cabría llamar la mentalidad terrorista. Llévame ello a abordar un tema que nos afecta a todos. Infórmeseme recientemente de que un joven francés de diecisiete años, vecino mío, había experimentado tal satisfacción al enterarse de la espantosa tragedia del aeródromo de Lod 1 que no había podido pegar un ojo durante dos noches seguidas. He aquí algo monstruoso se dirá con sobrada razón. Pero d e b e r íamos preguntarnos antes si todo cuanto se propone en ciertos cines, tea- tros e incluso, aunque menos, radios y televisión no desarrolla, deliberadamente o no, esa mentalidad en unos Jóvenes que ya no creen en nada. Todo esto, se me reprochará sin duda, es terriblemente n e g a t i v o ¿No se muestra usted derrotista? En vez de, como debiera si cumpliera con su d ber, procurar dar con las condiciones necesarias para tajar una epidemia morail comparable a la peste que, en tiempos remotos, diezmaba hasta l a s poblaciones civilizadas, ¿no se instala usted en una

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