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ABC MADRID 23-12-1972 página 3
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ABC MADRID 23-12-1972 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA, SOCIEDAD ANÓNIMA MADRID FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA ABC REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y TALLERES: SERRANO, 61- MADRID L A escol á s t i c a medioeval acostumbró al hombre a reconcentrar su atención o, incluso, su hacer, en unas superestructuras que ella misma se había construido sobre la realidad viva y existencial. Actuaba como un Dios creador. El Señor hizo los mares, los ríos, los bosques y luego se puso a jugar con todo eso. Como El había creado el agua, tenía derecho a montar el espectáculo, o a las inundaciones. Este m o d o de actuar se trasladó después a las ciencias humanas. La potencia, el acto, la materia, la forma, tenían la misma carga de capricho que las creaciones geo- políticas: Luxemburgo, Lituania o Estonia. Se pasó siglos el hombre c u l t o recibiendo lecciones e influencias de sus propias criaturas. Francis Bacon, en su Instamatio Magna es de los primeros que da un giro al pensamiento, y escribe no sobre las cosas cómo deberían ser, sino como son. La ambrosia de los dioses era una dorada leyenda, lo que era verdad era la coliflor que estaba guisando su vecina y que denunciaba su realismo existencial con el olor a fritanga que invadía toda la escalera del piso. Maquiavelo hizo esto mismo con las ciencias humanas. Su gran éxito se basó en la atención prestada a las conductas no teóricas, sino lamentablemente pragmáticas de los gobernantes. El modelo frente a su caballete dejó de ser el Rex o el Príncipe y empezó a ser Romero Robledo. En estos días todos los cronistas han anotado la falta de interés público frente al lanzamiento del último Apolo El homo hispanicus todavía casi medioeval y ya renacentista, se echó a la aventura del Océano Tenebroso Con la seguridad de encontrar hombres Por eso a bordo de sus carabelas, al lado de la brújula o el astrolabio, además de un cirujano, llevaban en potencia la política de las Leyes de Indias o la teología de las Relecciones del padre Vitoria. La aventura actual de la Luna buscaba datos y análisis científicos: no esperaba topar con hombres y, efectivamente, no los había. La Luna, después de haber sido cacheada a conciencia, va a ser abandonada como almacén agotado. No había en su árida y polvorosa superficie ni un mísero Pérez, ni un pobre Valbuena. No había más que litio, sílice, sodio y otros cuerpos similares deshumanizados. Pero es lo malo que después de estos registros físicos y químicos, la situación consecuente se parece a la de la novia de Mejías, en el Tenorio Imposible la hais dejado- -para vos y para mí. La Luna parece jubilada como ciencia y como poesía. No es posible ya reponerla en la categoría de estimulante romántico que detentaba desde la pálida Luna de Virgilio. No tiene ya sentido sentarse con su amada bajo un dosel de litio, sílice y polvo cósmico. El hombre, sin embargo, gana siempre sus bazas en los caminos que le deja libres LA LUNA Y LA AUTOPISTA la técnica. Ahora ha vivido hasta con cierta ufanía un pequeño episodio de revancha. La salida del Apolo último sé retrasó unas horas. No fue culpa de ios astronautas. Fue culpa de un computador que se equivocó y colocó la dulce impuntualidad irregular y humanísima en el teorema del encerado de Houston. Pequeño desquite antropológico. Porque el hombre había logrado delegar en la máquina cibernética su listura, su razón y su pensamiento, pero la máquina no se humanizará del todo mientras no entre en su órbita el error, la vacilación, mientras no comparta sus retrasos con la Renfe o con la Iberia Los sabios, agotada ya la carga intelectual de los cerebros atómicos, deberán ir pensando en dotarlos también de una cierta carga moral. No deben parar los científicos hasta que no fabriquen computadoras que paguen la cuenta de la plaza y se sisen a sí mismas: máquinas que desfalquen o cometan leves malversaciones; incluso que se asalten y atraquen a sí mismas, como si fueran Bancos o joyerías. Otro campo en que el hombre actual se encuentra cada vez más con las manos libres para moldear el mundo con su voluntariedad y su capricho, son las obras públicas o privadas. El concepto moral de la voz obra matizado de adjetivos judiciales- -obras buenas o malas, obras de misericordia- va siendo reemplazado por la neutralidad técnica y la asepsia de lo funcional. Para esto de grandes facilidades el invento de primeras materias dóciles y moldeables como el plástico, el plexiglás o la baquelita. Con ellas puede hacerse todo, puesto que no es ya la forma, sino la sustancia, lo que tiene el hombre a disposición de su fíat En el interior doméstico ya se advierte el fabuloso impacto de la libertad moldeando la libertad. Mientras los pájaros acarrean pajas y boñigas para su nido y las hormigas tierra y hierbezuelas para su hormiguero, lo mismo que hace siglos, en las casas los muebles y los enseres van consti- tuyendo como unos paisajes arbitrar i o s que se decide a sí mismo. Las autopistas son quizá la más radiante victoria de la creación técnica. El auto prefijo latino de la autonomía; del uno mismo versión original del self gobernement y de todo cuanto viene a ser producto olímpico de la real gana se sustancia en su abreviatura bisílaba para simbolizar, durante esta década última, el poder creador del ser humano: el vehículo que se mueve a sí mismo tenía algo de mitología olímpica o de fantasía mecánica a lo Leonardo de Vinci. La ufanía tradicionalista sajona incluso trató de esparcir un recelo vivo frente a la peligrosa novedad que el Punch definió como un coche en que los animales en vez de ir enganchados fuera van sentados dentro. Pero ahora no es sólo que el auto se mueve a sí mismo, así como en el auto- servicio se sirve uno su propia tortilla, sino que el suelo en forma de pista se le ofrece sin evasión paisajística ni sumisión al monte, al árbol y al río. Es la religión de la velocidad y la abreviatura del tiempo que se imponen de modo arrollador. Contaba Séneca su paseo por Sevilla con un turista norteamericano. De cada monumento, jardín o iglesia que encontraban al paso quería informarse el americano del tiempo que habían tardado en construirlo y se sonreía compasivamente ante el ritmo procesional de la construcción andaluza. Iba ya picado patrióticamente 1 Séneca cuando pasaron por delante de la mole imponente y estética de la Catedral. ¿Y esto, señor Séneca? -Esto... no le puedo decir lo que es, porque ayer tarde cuando pasé por aquí era un solar. Las autopistas hispánicas que se han pasado de mano a mano, como la antorcha olímpica, el corredor Silva y el atleta de la Mora, han nacido con una velocidad de buen año andaluz de remolacha o algodón. A costa, naturalmente, de horadar los paisajes veteranos. Nadie sabía la utilidad que tuviera proyectada la Providencia para la llegada a la Luna. Ahora parece q u e las autopistas copian los paisajes lunares en torno a su geometría displicente. Con ascéticos renunciamientos la autopista para el ritmo existencial bélico, es una carretera sin tentaciones. El bar la venta la casa de comidas han sido eliminados de sus orillas, como el pecado se aparta de la rectitud. La carretera ha hecho ejercicios espirituales ¿Dónde se baja uno a tomar una copa o un oafelito o a piropear a la ventera? La autopista nos nseña a correr. ¿Pero dónde nos devuelve el retraso o la pereza contemplativa? La autopista ha tomado demasiado a la letra el Padrenuestro: no nos dejes caer en la tentación José María PEMAN De la Real Academia Española Es feliz, la piel sana contribuye a su felicidad Bálsamo Bebé Consulte o su Médico

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