Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 20-12-1972 página 19
ABC MADRID 20-12-1972 página 19
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 20-12-1972 página 19

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página19
Más información

Descripción

ALCANCE A QUITO U EL ENFRENTAMIENTO También, Quito nos ofrece estos dulces remansos donde se alza, como es proverbial, el esplendor de un arte mestizo que inserta motivo indígenas a temas platerescos y barrocos. La vanidad y el complejo enfrentamiento se coordinan y esquematizan en el mi. agresivo, originador de las dos Españas, que el mínimo poema de Machado pinta con trozos de tragedia. LGÚN día explicaré cómo mis relaciones con la muy nobte ciudad de Quito cobran perfiles de un romance de amor. Sucedía, en efecto, que mis largos pespuntes en el mapa de América dibujaban líneas de asedio, que se quebrabran, mágicamente, en el movimiento final. Tántalo de esta geografía, la veía desde garitas fronteras; desde Colombia, desde Venezuela, desde Perú. Sorbían mis ojos, golosamente, imágenes y noticias en torno a esa capital encastillada en el frío Ecuador andino, que arremolina sus cerros junto al Pichincha, coronado de fuego. Pero he aquí que, por fin, mis ojos ávidos han podido posarse sobre esta extraña hermosura, de la que había intuido volteo de campanas en cielos de cristal. Sí, por fin, Quito me ha abierto sus brazos en alegría y verdad. Es como una de esas nobles ciudades de la Andalucía serrana, donde los ocres de las tejas viejas juegan con las nieves de una blancura que es, a la vez, impecable e implacable. Juegan los colores cálidos, de siena tostado como ingrediente de la policromía, usando de una piedra oscura, como sangre coagulada, que aquí se llama andesrta con la que se construyen las líneas señoras de las torres, la geometría irregular de los pavimentos y esa curiosa repetición de los pretiles que dan altura y prestancia a las fachadas, que abren sus nobles portones a los patios recoletos. Desde la altura estratégica de El Panecillo donde el indio alzó sus templos sotares, se advierte bien lo que la ciudad tiene de geometría perfecta, despliegue exacto de las concepciones que aportó España, en su condición de lugarteniente de Roma. Cobra así la traza general de la ciudad, el dibujo ajedrezado de los rectángulos que se ordenan, sin fallar en la perfección de los ángulos rectos de tas calles, que recogen la funcionalidad de los castros latinos, con perímetros de casas que, hacia adentro, se encierran bajo los itnpluvium, que encauzan las aguas de Jas nubes hacia las albercas interiores. En la Plaza Grande, como es de rigor, iglesia, concejo, audiencia y Palacio de Gobierno. En los cuadrángulos adjuntos, como era costumbre, franciscanos, dominicos, mercedarios y jesuítas asentaron sus solares, donde no falta iglesia con un claustro silencioso. De manera que lo que hoy son grandes ciudades de América- -Méjico, Lima, Bogotá- -se asemejan asombrosamente en estos rectángulos de paz en el centro de un bullicio trepidante. También, Quito nos ofrece estos dulces remansos donde se alza, como es proverbial, el esplendor de un arte mestizo que inserta motivos indígenas a temas platerescos y barrocos. Su tonalidad constante es el oro, ai que acompaña el primor sorprendente de los espejos que, a lo largo de tas jambas y las columnas, multiplican las luminarias de los altares. Posee, pues, esta fórmula quiteña carácter de esplendor piadoso, ígnea luminosidad en tomo a las pinturas que, como es conocido, hacen del Ecuador la cima de la pintura virreinal americana. Y por grandiosos que sean los templos, algo de precioso y de incandescente que les atribuye un valor relicario. Por lo demás, la ciudad es un puro sobresalto de ascensos y caídas, y es de ver cómo corren, cuesta arriba, ios toditos que llevan, con pasitos ligeros, tremendos bultos apoyados en la parte posterior de su cintura, mostrando la larga trenza de su cabello retinto, que asoma por debajo del invHabie sombrero redondo. Van y vienen por los mercaditlos populares, vendiendo cintas de colores y figuritas de pan vidriado. Hablando entre ellos la lengua sagrada, el quechua, que los aleja hacia tas profundidades de la subhistoria. Aquí, como en Lima, como en México, asalta al viajero la emoción de asomarse a una cuenta atrás sin limites conocidos; a una simbotogia de mitos inexpitcabies que yacen en un fondo soterraño que aflora con patético interrogante, a flor de piei. En la lenta y patética tarea de incorporar a estas gentes a la cultura común, hallamos empeñados a los mejores ecuatorianos. Guillermo DIAZ- PLAJA De la Real Academia Española A E NFRENTAMIENTO es la acción o efecto del verbo enfrentar. Y acción y efecto disfrutan de un amplio casillero en la psicología celtibérica. O se hallan, por lo menos, en una fértil posibilidad de materialización: de pasar de concepto estático a realidad dinámica. El celtíbero vive con la intima aspiración de enfrentarse a quien sea, al lucero del alba en el énfasis de una metáfora que no distingue adversarios por muy altos que se encuentren. Como si dijese de las estrellas abajo, ninguno sideralizando sus reminiscencias clásicas. No te importa la razón o el motivo del encare, o que la agresividad latente en el fondo de su pathos lo transforme en una explosión violenta. Ni le satisface la mera contradicción a lo que palpita o bulle por su entourage Necesita revelarla a voz en grito, o, lo que es peor, por tas vías de hecho que abocan a las pequeñas o grandes guerras. Es un contradictor nato, que pone un fácil no a lo que ve o lee, oye o siente. Tiene el yo -el benaventiano yo de En ei meettng de la Humanidad -más a la mano que el tú instrumento de convivencia. Así, la trayectoria del celtíbero se marca en hitos de personales enfrentamientos. La literatura, la política, el arte, la anécdota, la sencilla trabazón social... esán llenos de encares no- enderezados al esclarecimiento de posturas dudosas- -objetivo encomiable- -si no al deshuesamiento -entrecomillo a Ramón Gómez de la Serna- -de contrincantes. Más que la brillantez de las hipérboles o la rareza de ios neologismos culteranos, suenan los sonetos que se tiraron a la cabeza Góngora, Lope de Vega, Quevedo. El Libro de los rieptos o los lances entre caballeros del marqués de Cabriñana pormenorizan los piques de honra en que solía encontrar cauce la belicosidad celtibérica. Las divisiones religiosas que se producen en el transcurso de los tiempos y a ritmo con el proceso histórico de Occidente, adquieren una singular fisonomía, porque el celtíbero no quiere ser pisado ni adoctrinado por el dfecre- pante. La frase dos españoles, tres partidos políticos es un Índice de la atomización de opiniones y del afán de mantener los tulanismos -no las ideologías- -al hilo de bizantinismos sin sólidos soportes. Un partidismo tan discriminado que llevó, a unas cortes de la República, veintiuna tendencias diversificadas. Algunas de tan pintoresco folklorismo como la de un republicano federar, representante de uno de los dos sectores de una agrupación que apenas sobrepasaba la unidad. Puede que don Miguel de Unamuno intercalase aquí el signo racial de la envidia. Quizá se equivocase. La vanidad creo yo que tiene más probabilidades de aplicación. La vanidad sin alas, impulso de la exaltación de la persona, que levanta al vanidoso- ¿quién que es no es... -sobre sus congéneres. O un cierto complejo, dimanado de suponer que los demás no reconocen la superioridad que se aupa en la propia conciencia. La vanidad y el complejo se coordinan y esquematizan en el enfrentamiento agresivo, originador de las dos Españas, que el mínimo poema de Antonio Machado pinta con trazos de tragedia. La agresividad es lo que, en puridad, sobra. Sin ella, el enfrentamiento sabría envolver un arte sutil, con matices de ingenio y agudeza. La simple presencia del arte traduce la polémica en diálogo y la oposición, en armónico juego de pluralidades y pareceres. Et diálogo que escucha, valora y tropieza, por el camino de la verdad, con el equilibrio. La oposición que coopera y afluye, a través de mutuas comprensiones, a crear historia. Y. de todas maneras, esperanza. Ramón F. Y FERNANDEZ- MOSQUERA

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.