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ABC MADRID 10-12-1972 página 232
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ABC MADRID 10-12-1972 página 232

  • EdiciónABC, MADRID
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E nada le va a valer sn inteligencia. -Excúseme, Sue. No he querido ofenderla. -Es mejor no ofenderme a mí. -Pero, Sue, no le he hecho ninguna pregunta que pudiera atentar contra su dignidad. -Espero que usted cuente exactamente todo lo que ha pasado. Espero que se dé cuenta de quién soy yo. He recogido amablemente esta invitación de Sue Lyon, porque ni ella misma sabe quién es. He contado exactamente los minutos que puede permanecer sentada y oscilan entre cinco y siete. Se levanta incluso cuando está cenando y se pone a dar paseos. Es rubia, yo diría que casi pelirroja. Tiene unos grandes ojos claros de pupila muy intensa y de mirada un poco ajena. Es delgada y atractiva hasta decir basta, hasta no poderlo soportar. Cuando algo la cansa se levanta y se va. Luego vuelve, se sienta y prosigue. Son pequeñas pausas que tiene que tomarse en la dinamita que lleva dentro, por que si no estallaría. La he encontrado en Marbella rodando para Forqué una bellísima película titulada Tarot Y esta vez la he seguido a conciencia. Hemos hablado en español, en Inglés, y puedo contar cosas fantásticas. Lo que ocurre es que entonces no haría una entrevista, sino un reportaje. ¿Qué tal si primero contamos las cosas fantásticas y después nos metemos en la entrevista? ¿O qué tal si mezclamos unas cosas y otras sin orden ni concierto? Tal vez mejor asi. -Me llamo, en efecto, Sue Lyon. Nací en Devenport (lowa) pero he vivido siempre en Los Angeles, hasta ahora. Pienso vivir en España. ¿Mi padre? Murió cuando yo sólo tenía diez meses. Somos cinco hermanos: tres hombres y dos mujeres. Yo soy la más pequeña. Mi madre se casó tres veces. ¿Mi padre? Sé que era muy guapo y muy masculino. Una mezcla entre MarIon Brando y George Raft. Sue me ha recibido en un taberna típica que se viste de boite en un complejo residencial de Marbella. Viste de negro, con distinción. Y tiene todo el pecho cubierto de amuletos que cuelgan de cadenas de oro. La estrella de David... -Pienso que hay tres razas superiores, porque son tres razas perseguidas: los judíos, los negros y los españoles. Lo que ocurre es que los españoles son los que se hacen menos propaganda. Otro colgante. Un pequeño libro que aguarda las fatografías mas queridas. -Es el libro de mis afectos. ¿Y qué pondrá usted ahí? -Primero a mi hija, Nona. Después, los perros, los gatos... ¿Y el hombre? Sue se encoge de hombros. -Bueno... en el último lugar. Y, además, tiene razón. Sue, en el mejor sentido de la palabra, es un hombre. A pesar de su exquisita femineidad, procede como un chiquillo de diecisiete años, pretencioso y, en ocasiones, camorrista. Los colgantes no dejan ver la tela negra. Todos sus dedos están llenos de sortijas. En uno, la cruz ansata. -Es el símbolo del amor eterno. En otro, un grueso león tallado primoro- D Sue Lyon, protagonista de Lolita el gran best- seller de Vladlmir Nabokov, llevado al olne por Stanley Kubriok, en medio de una gran expectación. A este filme debe la actriz su lanzamiento y su fama.

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