ABC MADRID 08-12-1972 página 147

E L origen del patronazgo de la Inmaculada, sobre la Infantería española se remonta a los primeros tiempos del Arma. La hazaña de Hernán Pérez del Pulgar, de colgar un pergamino de un puñal con el Ave María en latín, en la puerta principal de la mezquita de Granada, es prueba fehaciente de los fervores marianos de aquellos infantes españoles. Garcilaso de la Vega completó la hazaña un día después, en combate singular con el moro Tarfe, hasta lograr arrancar, de la cola de su caballo, el pergamino en el que iba escrito el nombre de María Inmaculada. Vivía España con la espada en vanguardia de la Cruz y sus banderas desplegadas bajo el sol de las victorias. Era el siglo de las conquistas, el de las epopeyas y las victorias. Poco tiempo después de la toma de Amberes por los inmortales tercios españoles al mando del capitán general Alejandro Farnesio, tuvo lugar un suceso prodigioso del que fue protagonista el Tercio del maestre de campo Francisco Arias de Bobadilla, el que más tarde se convirtió en el Regimiento de Infantería Zamora numero 8. En diciembre de 1585, los holandeses si- Infantería del s. XVII: mosquetero, alférez- abanderado, arcabucero y piquero. El hambre y el frío nos llevan a la derrota; nos salvó milagroso hallazgo; nosotros velaremos por España; ¿queréis que se quemen las banderas, se inutilice la artillería y abordemos de noche a las mayores galeotas hasta ganarlas o todos perder la vida? Un sí, unánime, debió ser la respuesta de los hombres del Tercio. ORIGEN DEL PATRONAZGO La Virgen Inmaculada estaba con los infantes españoles. Un frío intenso caía en las primeras horas de la noche y las aguas de los ríos Mosa y Waal comenzaron a helarse. El conde de Halack advierte el peligro. Los buques holandeses comienzan a ser aprisionados por las aguas que empiezan a cuajarse. Ante la inminencia de una catástrofe, ordena la retirada de las naves. Amanece el día 8 y los sitiados en Bommel abandonan la plaza para pasar al ataque, trocando en victoria lo que parecía una inevitable derrota. Era el día 8 de diciembre de 1585. A través de las heladas aguas del Mosa, transportaron la imagen de la Virgen entre sus banderas, y colocándola en un templo, los supervivientes de aquella hazaña se consagraron a María, fundando la cofradía de soldados de la Virgen Concebida sin Mancha, adoptando, dicho Tercio, por Patrona a la Inmaculada. De aquí éi origen del patronazgo de la Inmaculada sobre la Infantería española. Algunos tercios españoles, a raíz de aquel venturoso suceso, fueron eligiéndola como su abogada y protectora. Otros tuvieron a la Virgen del Carmen o a Nuestra Señora del Rosario y bastantes a otros patrones y patrañas. Era preciso unificar en un solo patronazgo a todos los cuerpos de Infantería, siguiendo una tradición muy española. En los últimos años del siglo siendo entonces inspector general del Arma de Infantería el laureado general don Fernando Primo de Rivera, éste propuso a la Reina Regente doña María Cristina, el patronato, único, para toda el Arma, de la Inmaculada Concepción, que ya era Patrona de España. Por Real Orden de 12 de noviembre de 1892, la Reina Regente del Reino, en nombre de su augusto Hijo, el Rey (que Dios guarde) declaró Patraña del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción. Alfonso DE CARLOS LA INFANTERÍA ESPAÑOLA Y LA INMACULADA tiaban la isla de Bommel, formada por los ríos Mosa y Waal, y el Tercio de Zamora resistía valerosamente las acometidas del enemigo, sufriendo el duro asedio que ponían a la plaza los soldados del conde de Halack. En aquel empeño, el holandés, con el triunfo en sus manos, quiso jugar todas las bazas a su favor, al contar con la valiosísima ayuda de 100 navios. El conde mandó romper los diques que defendían la isla de las corrientes de los dos ríos. Las aguas, libres de los muros de contención, inundaron la parte baja de la isla, obligando a los españoles a trasladarse, con su artillería y bagajes, a otra posición más elevada. Bobadilla ordenó el atrincheramiento en las nuevas posiciones. Halack, seguro de su victoria, fundado en los estragos de la inundación, y en el aislamiento del Tercio, estrechó más el cerco. Creía que los españoles, extenuados y sin moral, rendirían, más tarde o más temprano, la nueva posición. Los víveres y municiones escaseaban, pero... Bommel podía resistir mientras hubiera españoles en su recinto. Eran los infantes de España los que defendían aquella isla. LOS ESPAÑOLES PREFIEREN LA MUERTE A LA DESHONRA El conde de Halack, estimando ya quebrantadas las energías de los sitiados, mandó un parlamentario a Bobadilla, proponiéndole honrosa capitulación. Los españoles prefieren la muerte a la deshonra fueron las palabras con que despidió el maestre de campo al emisario flamenco. Los auxilios que pide Bobadilla no llegan. Los buques que acuden en auxilio de los españoles no logran romper el bloqueo. Unas hogueras, a lo lejos, corroboran que las naves españolas están ardiendo. Al Tercio de Zamora no le queda otra solución que rezar y confiar en la Virgen. El día 7 de diciembre, a fin de contrarres- Los infantes españoles en África (1859- 60) tar las embestidas holandesas, ordena Bobadilla a sus hombres que abran trincheras alrededor de la iglesia de Emplen. En ellas, los infantes trabajan sin parar, mientras lo permite el fuego del enemigo. (Seguramente pensarían que aquéllas serían sus fosas. El zapapico de un infante tropezó con un objeto duro, siguió cavando hasta desenterrarlo por completo, descubriendo, alborozado, que se trataba de una pintura de la Inmaculada Concepción. La noticia corrió como la pólvora por las filas españolas, hasta llegar a los oídos del maestre de campo del Tercio. Bobadilla dispuso, ante este hecho esperanzador, que la imagen fuese conducida al templo, y acogiéndose a la protección de la Inmaculada, juró ante Ella vencer o morir, para mayor gloria de la Infantería. La fe renace en los españoles y la esperanza se convierte en convencimiento de victoria. Aquella noche, el maestre de campo habló a sus capitanes de esta forma: