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ABC MADRID 21-11-1972 página 138
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ABC MADRID 21-11-1972 página 138

  • EdiciónABC, MADRID
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ESPAÑA VA A INICIAR LA BATALLA CONTRAÍA CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA NA innegable ventaja de la estrecha interrelación que hoy existe entre los países y los continentes es el conocimiento anticipado de los problemas que esperan a cada pueblo en su camino ascensional hacia ei desarrollo. Conocemos exactamente nuestra situación en la escala internacional. Sabemos que hay pueblos mucho más retrasados que nosotros; pero también que otros están ya en posiciones mucho más avanzadas. Esto nos permite ver anticipadamente la realidad que nos está reservada a la vuelta del camino y las dificultades, los inconvenientes, los obstáculos que tendremos que ir salvando a medida que avanzamos. Uno de los nubarrones que empañan el panorama de mejora hacia el que nos movemos es el agobio de la contaminación en todos sus grados. Algo que parece inevitablemente unido al progreso es el deterioro cree- ente de cuanto nos rodea. El aire, tan esencial para! a vida, se vuelve irrespirable por la concentración de humos pestilentes que lanzan continuamente al espacio millones de Jubas de escape de automóviles, millares de vn i meneas de fábricas y factorías; el agua, indispensable para el consumo en múltiples usos, no sólo llega a escasear ya, sino que, por añadidura, invadida por detritus y desechos, pierde sus cualidades fundamentales y se convierte en un medio emponzoñado, donde desaparecen todos los vestigios de vida anima! los árboles, acosados por el afán destructivo del hombre, resultan insuficientes para purificar la atmósfera contaminada y mueren a su vez; el campo desaparece bajo una capa cada vez más espesa de desperdicios, de chatarra, de basuras, cadáveres innumerables que la civilización de consumo va dejando tras de sí como un lastre que es preciso abandonar para seguir avanzando más de prisa... Hasta el mar, que parecía el mejor símbolo de lo inmenso, de lo inagotable, comienza a dar señales de fatiga bajo el peso de tantos arrastres inmundos como le llevan los grandes ríos de todos los continentes, convertidos por el hombre y su progreso en cloacas pestilentes; los grandes petroleros se desangran en los océanos llenándolos de venenos, y las profundas simas abisales son escogidas como cementerios ideales para los desechos radiactivos, que nadie ab si algún día no serán fuente de contaminrRíones mortíferas... U El Estado debe asumir una posición de beligerancia respecto a estos temas, incluso en aquellos países como España, en los que el proceso de degradación no ha alcanzado aún niveles intolerables. Precisamente porque no es aún demasiado tarde, es por lo que los esfuerzos para la protección del medio ambiente debe iniciarse sin más demora. Esta frase, tomada del preámbulo deí proyecto de ley contra la contaminación atmosférica, que en fecha muy próxima va a ser debatido en ¡as Cortes, constituye una afirmación rotunda dei propósito decidido que anima a la Administración a acometer cuanto antes esta tarea, que ya no admite aplazamientos; porque la explotación intensiva de los recursos naturales, el desarrollo tecnológico, la industrialización y el incontenible proceso de urbanización de grandes áreas territoriales son fenómenos que han superado ampliamente la capacidad asimiladora y regeneradora de la Naturaleza, y de no ser dete- La querrá contra la contaminación que nos invade ha comenzado por todas partes. España no puede quedarse atrás. Conociendo claramente lo que nos espera, acaso hemos perdido ya unos años y no pocas batallas. Pero aún estamos a tiempo para empezar. nidos o rectificados pueden conducir a una perturbación irreversible del equilibrio ecológico general, cuyas consecuencias no son fácilmente previsibles UN AMPLIO CAMPO DE ACCIÓN biente, que comprendiera armónicamente todos esos problemas, pero que llevaría, indudablemente, mucho tiempo- -sin contar la falta de experiencia en no pocos aspectos y la necesaria dosificación de los medios económicos- o bien afrontar de manera decidida y rápida el problema más urgente de la contaminación del aire, que ya ha llegado a adquirir caracteres de gravedad en muchos de nuestros núcleos urbanos El aire- -dice el proyecto de ley aludido- -es un elemento indispensable para la vida y, por tanto, su utilización debe estar sujeta a unas normas que eviten el deterioro de su calidad por abuso o por uso indebido, de tal modo que se preserve su pureza dentro de unos límites que no perturben el normal desarrollo de los seres vivos sobre la tierra ni atenten contra el patrimonio natural y artístico de la Humanidad, que esta generación tiene el deber de proteger para legar un mundo limpio y habitable a las generaciones futuras. El aire, por otra parte, es un bien común limitado, y, por tanto, su utilización o disfrute deberá supeditarse a los superiores intereses de la comunidad frente a los intereses individuales. Se apunta aquí una idea interesantísima que evidencia ei trascendental cambio de mentalidad que se está produciendo en los humanos con sentido responsable: hasta hace unos años se pensaba que el agua de los mares o de los ríos, el aire de la atmósfera, los árboles de los bosques, el carbón de las minas, el petróleo de los yacimientos, eran riquezas inextinguibles puestas por la Naturaleza al servicio del hombre para su uso limitado. De pronto, los brutales y sorprendentes incrementos del consumo, que arrojan cifras anuales astronómicas, y los modernos medios estadísticos, que permiten calcular con mayor exactitud el alcance de las reservas conocidas, obligan al hombre a reconocer que no existen recursos ilimitados: que el aire, el agua, el árbol, el petróleo y otros tipos de energía, indispensables para la vida, tal como la concebimos hoy, no sólo pueden llegar a agotarse sino que, de seguir el ritmo actual, pueden acabarse en un plazo relativamente corto. Y surge la necesidad de reglamentar, de proteger, de prevenir. EL DETERIORO ATMOSFÉRICO HA ESTALLADO LA ALARMA En todo el mundo ha estallado la alarma. Por un maravilloso prodigio de la técnica nos ha sido posible contemplar al hombre paseando por la Luna, es decir, por la superficie de un planeta muerto. Y hemos comenzado a darnos cuenta de que acaso estamos matando lentamente, cada día un poco, este hermoso planeta nuestro que nos fue entregado limpio, lleno de bosques frondosos, de aires puros, de ríos transparentes, de mares soberbios, de especies maravillosas, y que, en una agonía, acentuada en los últimos lustros, se nos está muriendo bajo los pies. La guerra contra la contaminación que nos invade ha comenzado por todas partes. España no puede quedarse atrás. Conociendo claramente lo que nos espera, acaso hemos perdido ya unos años y no pocas batallas. Pero aún es tiempo para empezar. Y todo comienza a disponerse para la lucha, porque en este movimiento, ya universal, en favor de una defensa sistemática de la Naturaleza, está- rtpiíjj- excluida toda actitud de abstencionismo El campo de acción es extraordinariamente amplio: abarca la defensa del paisaje, la restauración y mejora de las zonas de interés natural y artístico, la contaminación del aire, de las aguas continentales y marítimas, del suelo por el uso de pesticidas y abonos, la protección de la fauna y de la flora, la lucha contra los incendios y las plagas forestales, la eliminación de basuras y aguas residuales, la defensa de las zonas verdes y espacios libres, la erradicación de la industria de las zonas urbanas residenciales, la congestión del tráfico urbano, la lucha contra el ruido y otros muchos aspectos. Frente á un panorama tan dilatado de actuación cabían dos posturas: elaborar una ley general para ía defensa del medio am- La resolución del problema del deterioro de la atmósfera- -dice nuestra ley anticontaminación- -requiere la promulgación de disposiciones generales sobre criterios de calidad del aire, niveles de emisión de sustancias contaminantes, calidades de los combustibles y carburantes utilizables, controles de fabricación y homologación de motores, generadores de calor y otras fuentes de emisión de contaminantes fijas y móviles. El proyecto tiene en Guenta toda una serie de factores importantes, tales como las exigencias técnico- sanitarias, ¡os imperativos económicos, la competitividad en el mercado internacional y las posibilidades técnicas de depuración, de acuerdo con los conocimientos tecnológicos del momento. Pero se afirma de un modo tajante algo que el propio ministro de Industria ha recalcado recientemente: El titular de las actividades contaminadoras debe tomar plena conciencia de que la reducción de las emisiones a la atmósfera por el funcionamiento de los sistemas de depuración es un capítulo de sus costes de producción o gastos de mantenimiento con el que siempre debe contar. Es decir, que a partir de ahora, cuando

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