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ABC MADRID 19-11-1972 página 150
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ABC MADRID 19-11-1972 página 150

  • EdiciónABC, MADRID
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Una escena de la extraordinaria comedia de Jaime Salom Tiempo de espadas Los doce apóstoles, trasvasados al tiempo actual, son doce hombres con diversas ideologías políticas, diferentes actitudes y grandes tensiones entre ellos. Unos son guerrilleros violentos; otros, liberales; otros, capitalistas... El juego de todas estas diversas actitudes políticas producen planteamientos muy vivos, a través de los cuales el autor lleva a los espectadores a un final deslumbrante. MARTIN FERRAND. -En la obra de Salom hay, sin duda, muchas alusiones con intencionalidad política, sobre las que yo no podría opinar sin transgredir el artículo segundo de la ley de Prensa. La verdad es que yo tengo tan en la sangre ese artículo segundo de la ley de Prensa, que aun hablando con mi mujer lo tengo presente. -En cualquier caso, quiero decir que Tiempo de espadas es un extraordinario acierto teatral. Por un lado, es una obra de carácter intemporal y eterno; por otro lado, se desliza n ella una denuncia de la sociedad actual. No sólo de la española, sino del mundo en que vivimos. La habilidad del autor ha sido sintetizar o representar en los apóstoles las más diversas tendencias. Los espectedores identificarán en unos a septiembre negro en otros, a los ácratas; en otros, a los guerrilleros; en otros, al Opus Dei; en otros, al Consejo de Administración de la empresa en que trabajan; en otros, 22 a grupos espirituales que, esgrimiendo la santidad, se esfuerzan por encaramarse al Poder, etc. etc. SILVIA TORTOSA. -Hay que reconocer que el autor ha abordado con extraordinario valor todos estos temas, a los que de forma tan inteligente y aguda se está refiriendo Martín Ferrand. GARCÍA PAVÓN. -En Tiempo de espadas hay un cierto desenfoque. Es verdad que al principio de la obra el espectador se enfrenta con una serie de temas o de problemas políticos, pero una vez ha pasado la Santa Cena, aparece en toda su dimensión la omnipresencia de Cristo y la obra adquiere una auténtica y profunda dimensión religiosa. Por ésta y otras razonas, a mí me parece que la obra de Salom es la más sana que se ha puesto en la escena española, por lo menos en lo que va de temporada. Frente a todos esos vodeviles de fácil erotismo, Tiempo de espadas se alza como obra profunda y de extraordinario interés para el público, precisamente por los valores espirituales que en ella se encierran. JOSEP MELIA. -García Pavón lleva toda la razón. Lo que habría que ver es si los autores y los empresarios españoles se dedican a hacer esas obras de erotismo fácil porque no les dejan estrenar las otras. ¿No habrá en toda esta cuestión un problema de censura? MARTIN FERRAND. -Efectivamente, porque frente a la argumentación de algunos de que son más comerciales los vodeviles, basta recordar que los grandes éxitos teatrales de taquilla de los últimos tiempos no han sido precisamente vodeviles: Tartufo El círculo de tiza caucasiano El enemigo del pueblo La casa de las chivas etc.

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