ABC MADRID 12-11-1972 página 181

i f m i.ii A i C l o a i t l i o PoQholo DVBnudO EL PINTOR EXPONE ACTUALMENTE CON GRAN ÉXITO ENLAMADRILERASALAEUREKA A C E ya ilgún tiempo, e n uno d los númcrofl domimci les de A B C, i c r i b b To comemando una xpcsíoión de Jacinto del Ca o. el) OVcn pintor de Borja. vinculado ahora a mí Segovia nativa: flEn la íormacián de Jacir. to del Caso fue decisiva u n a l a r g a estancia en P o r t u g a l Quedó pata sicm e en el esa xa tamíiada que o funde todo en un ambiente de delicados m! tice Es, quizá, lección eterna df Eca de Queiroz, que acó n sejaba a artistas y literatos el velar la verdad con d delicado y EUtil velo de Poesía. Ahora, al enfrentarnog con una nueva serie de cuadros de este pintor, nos complacemos en advertir su fidelidad a ai mismo, compatible con notorios progresos: su a í i n de descubrir la belleza intima de las cosas humilde? y de loi t i p o s humanos que s ¿lo en j apariencia son vulgares. Todo parece igual a quien no ha apjendido a ver, pero lodo H Í I cuanto existe tieri una personaEidad única que es necesario desentrañar, Y es preciso desentrañar también la escondida hellcza de esos austeroG y maravillosos campos de la meseta interior, y los paisajes urbanos de las viejas ciudades, de las aldeas, donde en las muros, desdibujados- -o dibujados- -por el tiempo, el sol de siglos o las lluvias y las nieve a de antaño, han dejado una riqueza infinita de matices, ícTamblen el títmpo pinta decía dún Francisco Goya. El tiempo es el m i a genial de los pintores abstractos. Para los que venimos siguiendo la tarea de un pintor, todavía en p l e n a juventud, nada nos es tan grato como el acusar progresos y hallazgos, t advertir cómo una sensibilidad se va afinando para captar nal Gecreio de las cosas de qu ¿manera es mayor el conocimiento y la cEjridad en el difícil oficio, as naturalezas muertas de Jacinto son pequeñas obras maestras en su sencillez suprema. Acaso sea el paisaje el género que en esta exposícLÓit sobresale, Al pintar las ierras de España, de tan delicados matices grises y malva en la lejanía; los sotos de álamos, la linea de las choperas a lo largo de caminos y de los rios, las tieiras labrantías, el pintor que comentamos sigue la gran setuela del simpresíonigmo realista de los grandes paisajistas franceses españoles de s i g l o X I X a clara luz di las tierras altas de Castilla y de Aragón modela los accidentes del terreno con una verdad más oue fotográfica, pues la sensibilidad del alma h u m a n a capta lo que el objetivo de una máquina no es capaz de captar. En el tesoj- o inmenso del arte de Es parí a yo encuentro la mayor capacidad de emoción en la ciudad, considerada en su conjunto como obra de a r t e en esas pequeñas urbes vetustas que se asientan sobre un alcor, dominando los sotos de un rio, oasis del inmenso desieriQ de la llanura. Encuentro mi mayor placer en callejear poi las vías estrechas y tortuosas y por las plazuelas en laa cuales parece que el tiempo se remansa. Todo en estas ciudades tiene un alma que ca como la hue- lla que en Cada uno de sus detalles ha dejado el paso de tantas vidas humanas. Cada una de las caaitaSn con sus ventanas de diverso tamaño esparcidas a la b u e n a qe Diost, tíenen tanta personali- dad como una iglesia o un p 4- lacio. H e gomado en renovar esta emoción ante alguno de los lienzos del pintor Borja. E l retrato es quizá el género m i s propicio a los pmtores españoles, Dr ue les hace sujetarse a un realismo propicio a su temperamento y al m i s m o tiempo incita a penetrar en lo que está más allá de lo externo, er. el secreto recatado del castillo i n t e ríor Quiero reiterar aqui uiia cita de un texto de Fernández Curro, profesor de la Escuela de Bellas Artes de San F e r n a n d o As! como detalle principal o muesirji I m p u i u i i le que se observa en las obras de Jacinto del Caso es el deseo de acercarse a la persona, de comprenderla. Le subyuga el tipo su condición, sus caracterci fundamentales en lo somático y en lo psíquico. Er. los retratos que ahora expone Jacinto del Caso se advierte una poderosa sensaciftn de vida, contenida en a elegante austeridad de los hidalgos de España. EL MARQUES DE LOZOVA