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ABC MADRID 05-11-1972 página 179
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ABC MADRID 05-11-1972 página 179

  • EdiciónABC, MADRID
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hace tres años en una reglón del Volga. -Se está construyendo la Peugeot, en Moscú- -me dice Oleg, el intérprete. Oleg habla castellano perfectamente. Lo aprendió en Cuba, de donde conserva la cadencia, el acento, algunas palabras y muchísimos modismos. MI profesor era gallego, ¿sabes? explica sonriendo. Un tio listísimo Tiene treinta y ocho años. Y barba. Es serlo, grave, delgado y alto. Muy culto, muy preparado. Domina el Inglés y su principal trábalo es la traducción. Actualmente termina un libro de refranes españoles, en versión rusa. Y no cesa de emplearlos: Más vale pájaro en mano... Cuando el río suena... Quien mucho abarca... Los Intercala, de la forma más natural del mundo, en su conversación. Ande yo callente... Dime con quién andas... Cuando aterrizamos en Bakú, la capital de la r e p ú bllca de Azerdbaiyán, en pleno Cáucaso, tengo la impresión de haber llegado a Turquía. Oleg me dice: -Aquí existen todas las religiones, todas las razas: armenia, musulmana, árabe, católica, ortodoxa... Es una de las principales ciudades petroleras de la U. R. S. S. Parecen bosques, a lo lejos, los pozos de petróleo. Hace mucho calor. ¿De quién es aquella estatua? -pregunto. Y me contestan: -De Lenin... naturalmente. Naturalmente. De L e n i n. ¿Cuántas estatuas suyas tiene este inmenso país? No son, además, estatuas de tamaño normal. He observado que en la Unión Soviética las estatuas son siempre de unas dimensiones gigantescas. El dios de la U. R. S. S. aparece generalmente con su abrigo y su chaleco. Y señalando al frente, tendido el brazo. UNA BONITA LEYENDA: LA DE LA TORRE DE LAS VIUDAS JÓVENES Paseo, una mañana, por la ciudad. Me adentro en los viejos barrios. Subo hasta lo más alto. Enfrente, el Mar Caspio. Y enormes barcos. Cerca, Turquía, Afganistán... Me miran las mujeres, los hombres y los niños con asombro. Hay mucho tiempo detenido en estas callejas estrechísimas, en estas plazuelas absolutamente orientales, en las mezquitas que aparecen, como dormidas, a la vuelta de la esquina... Las casas, todas, tienen miradores de madera y grandes parras verdes que caen hasta el suelo. Muchos hombres lucen esos típicos gorros turcos, y la mayoría de las mujeres llevan sus cabezas cubiertas por chales negros o de colores. Llego hasta la Torre de las Viudas Jóvenes, con una bonita leyenda- el gran señor, dueño de la región, quiso para él a la muchacha más guapa, enamorada de un chico pobre. Ni el poder, ni la riqueza, ni la vida fácil deslumbraban a la desgraciada, que prefería morir antes que venderse al señor. Pero era inútil resistirse. Se construyó esa Torre frente al mar, maciza y gris, como una fortaleza. Y la muchachlta fue conducida a ella. Cuando el poderoso respiraba feliz, imaginando a su amor obediente, perteneciéndole, nuestra heroína se arrojaba desde lo más alto y dejaba de existir. Entro luego a la Mezquita de Taza- plr, llena de hombres en oración, descalzos, alzando las manos al techo y besando el suelo después. ¡Se habla en esta reglón un idioma distinto al ruso, mucho más parecido al árabe, que la mayoría de los soviéticos no entienden. Atraviesan la calle muchos colegiales vestidos todos como los habitantes de Pamplona en época de San Fermín: pantalón y camisa blancos, pañuelo rojo al cuello. Hay enormes colas ante unos puesteemos de fruta y de verdura. Huele mal. Es decir: huele, para nosotros, raro. No sé bien a qué... La ciudad está llena de parques, de árboles, de monumentos a artistas, de carruseles y tiovivos para los niños. Veo carteles, en las tapias y en las plazas, anunciando películas. Casi todas soviéticas. Y una española, siempre, aquí y en el resto de los lugares recorridos: Digan lo que digan de Raphael, dirigida por Mario Camús y escrita por Antonio Gala. Es muy difícil evitar, al cabo de muchos días de convivencia y de viajes, la conversación sobre política. Oleg está siempre en su sitio, perfecto. Sabe contestar. Y sabe muy bien- -es- toy segura- -las preguntas que un español le hará tarde o temprano. Recibe, como en el fútbol, la pelota. Muy entrenado, muy buen jugador, muy seguro. Y la devuelve sin perder la sonrisa. Surge, naturalmente, La Pasionaria en nuestras conversaciones. -Para vosotros- -le pregunto- ¿qué es? -Un símbolo. Ya tiene muchos años. Aparece de cuando en cuando en reuniones importantes. Tiene su sitio, su sillón. Es como un monumento. Se habla, un día ¿cuál? -de religión... Oleg dice: -Se nos inculca la Idea de eternidad de otra forma que a vosotros. Si un hombre trabaja bien durante su vida, si es un ejemplo, si es como debe ser, las futuras generaciones recordarán su nombre. ¿No es bastante? Es otra forma de eternidad... Añade, después de mucho hablar: -Creo que tenemos el sistema más justo que puede haber. La oludad de Bakú ettá llena de parques, de árboles, de monumentos de artistas, de carruseles para los niños. La estatua está dedioada a un poeta. GEORGIA SE PARECE A NUESTRA ANDALUCÍA El soviético es sentimental, Q romántico, sensible, melancóll-

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