Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 05-11-1972 página 160
ABC MADRID 05-11-1972 página 160
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 05-11-1972 página 160

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página160
Más información

Descripción

De chico para todo los primeros grandes relaciones públicas; ayer, PEPIN FERNANDEZ Viene hoy a nuestra serie 12 hombres de empresa Pepín Fernández. En reportajes anteriores ocuparon estas páginas don Sebastián Auger (l- X- 72) don José Banús (8- X- 72) don Eduardo Barreiros (22- X- 72) y don José Azurmendi (29- X- 72) Fernández. Tiene una expresión bonachona en la cara a pesar de que, ras el circulito central de sus lentes, relampaguean, escrutadores de impertinencia, sus vivos ojillos de pájaro. Viste con la impecable discreción de un jefe de sección (naturalmente un traje gris de sus grandes almacenes) Es sencillo y afable como el viejo dueño de una mercería de barrio, como debió serlo su padre, dueño de una abacería en una aldea de Asturias, en la que el pequeño José hizo sus primeros pinitos comerciales vendiendo alpargatas, ameses para las caballerías o tableta: de chocolate. Es entrañable, pero no olvida un segundo que maneja el tinglado comercial más complejo y rentable de España. Tiene la figura anodina de un hombre medio de! a clase media, a la que, sin embargo, le han colocado una desmesurada leyenda románticofinanciera con la naturalidad con la que cualquiera de sus nueve mil empleados coloca la etiqueta a los maniquíes. -Don José, seguramente estará usted enterado de la historia que circula en la calle sobre el éxito c el popular Pepin Fernández. (Don José sonríe como un abuelo arre la travesura del benjamín de la casa. -Veo fíue la conoce. -La gente inventa y no para. Yo he skio el único dueño de Gaterías Preciados hasta h a c e poco que la convertí en sociedad anónima por mis hijos y para interesar a mis empleados en el negocio. Hoy las acciones se cotizan en Bolsa, pero yo tengo todo el control. ¿Cuántas acciones tiene usted de Gaterías? HOMBRES OE EMPRESA en lil Encanto (La Habana) a dueño de almacenes de Madrid. Una iniciativa: las un éxito: el precio fijo. Siete personas nueve mil quinientas Elvira DADBET Por hoy -No sé. De esto se encarga el departamento de control de capital. ¡Oh! no crea usted que no se lo quiero decir. Aquí se hacen las cosas muy bien. No tengo ningún miedo ni nada que ocultar. Mis cuentas están muy claras. Tengo, aproximadamente, un millón de acciones. C UANDO nos hacen pasar a su despacho, don José está leyendo los periódicos de ta tarde, que alguien, seguramente Conchita, ha leído previamente para él, marcando con lápiz rojo las noticias que debe leer: Basta de economatos Sábado Gráfico Primer expediente al nuevo director Entierro de García Valiño Intento conocer su opinión sobre ellas, pero como esto no estaba previsto, el precavido asturiano, por t o d o comentario, exclama: ¡Caray! Y cambia ei tercio, levantándose y conduciéndome hasta la ventana de su despacho, en el décimo piso de Galerías Preciados. Y me invita a asomarme, desde su ojo de cíclope, a contemplar su espectáculo favorito: las manadas humanas. Desde la altura de su edificio las criaturas humanas son diminutas manchas de color que componen el más fantástico caleidoscopio. Caprichosa, frenéticamente, suben y bajan por la Gran Vía, que las escupe en la plaza del Callao, a tos pies de! cíclope voraz. -Me encanta mirar desde aquí. Es como tomar el pulso a la evolución de España. -O sea, que es usted el dueio y no, como se dice por ahí, el hombre de paja. -Esa historia es absurda. Yo nunca he querido hipotecar mi libertad a ningún precio. Lo único que he deseado ha sido tener mi negocio propio. Me marché a América a los catorce años. Me llamó un primo desde Méjico para que le ayudara en su negocio, una pequeña tienda de abarrotes que dicen allí a los víveres. Aunque siempre he sido un admirador de la belleza femenina, ¿no cree usted que los catorce años es una edad muy temprana para tener ya una historia amorosa? Cuando llegué, mi primo había vendido la tienda y me mandaron a Cuatela, Estado de Morelos. Allí llegué a sentirme como en mi propia casa. En Méjico la herencia española está muy viva y se respiraba un denso ambiente cultural y espiritual. Yo era un chaval despabilado y fui muy bien acogido por el jefe y su clientela. Además, yo montaba muy bien a caballo, cosa muy importante en Méjico, porque desde niño iba a caballo desde mi aldea al mercado. Fui muy feliz en Méjico, pero yo quería ir a un sitio que me cuera oportunidades de sobresalir en el comercio. En cuanto ahorré dinero me marché a La Habana, donde tenia una hermana casada. AIS entré de chico para todo en los almacenes El Encanto. Pero La Habana no me gustó. Le estoy hablando de la Cuba de aquella época, que nada tiene que ver con la de Fidel Castro. El relajo criollo me desalentó hasta el ¡punto que quise volver a Méjico. f í Pero mi hermana, a base de l á- V i -Entiendo su gozo, f s todo un espectáculo ver a los evolucionados correr a Galenas... -Desde luego, no hay mejor flor para mí que tos paquetes de Gaterías. Pero, al margen de esto, lo veo, como español, con una enorme satisfacción, porque significa la vitalidad de un pueblo. Tiene una humildad escandalosa, desafiante. Tiene la humildad a gala de los que se han ganado el pan y el triunfo. Su nombre es sencillo: José Fernández Rodríguez, pero todos fe conocen por el ruidoso de Pepín 32

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.