ABC MADRID 29-10-1972 página 161

Don José Azurmendi con su hija Arantxa, una guapa muchacha de aspecto delicado- -escribe Elvira Daudet- pero tremendamente enérgica y segura de si, a la que su padre está preparando para que lleve fos negocios beza nadie sabe lo que un hombre puede dar de sí. -Un hombre de empresa, ¿es un tiburón independiente o simplemente un pececillo dentro de una pecera de óptica engañosa? ¡De pececillo, nada! Yo, respondo por mí mismo, soy totalmente independiente. Nuestra profesión es muy difícil. Una fábrica tiene una máquina que anda, que produce. Nosotros no tenemos n a d a absolutamente nada. Un obrero al salir de la obra, no quiere saber ya nada del trabajo, echa el cierre Tengo un gran defecto, quizá debido a mi falta de estudios y educación y sobre todo a las veces que me han engañado; no creo demasiado en los demás. Existe siempre una especie de revanchismo hacia el patrón. Por eso creo en la organización familiar. La familia, aunque no sea más que por egoísmo, cuida más los intereses del negocio. (Sus diez hermanos trabajan para él. ¿El obrero gana suficiente en España? -El que trabaja todas sus horas como debe, está mal pagado. El que echa las mismas horas y no produce, que también existe, gana demasiado. Esto sólo tendría una solución: la contratación libre del patrón al obrero. El patrón se encargaría, por la cuenta que le trae, de cuidar y proteger al obrero que produce para que no se marchara. (Yo he tenido encargados que los domingos, al salir de misa, se iban a la obra para ver si estaba todo en orden para el día siguiente; esto, naturalmente, sin que nadie les mandara hacerlo. Yo creo que la contratación libre acabaría con el paro obrero. En España hay trabajo para todo el que quiere trabajar. -Sinceramente, ¿un patrón puede tener la conciencia tranquila? -Yo, totalmente. Jamás he perdido un minuto de sueño pensando que me he portado mal con alguno. ¿Se siente usted responsable de la sociedad de consumo? -No me siento responsable en absoluto, porque a los que me compran a mí los pisos les sobra más dinero que a mí. (Todo mi dinero está en los libros. En los bancos no tengo nada. ¿Recuerda qué quería ser de niño? -Sí, quería tener una fábrica de chocolate. Y José Azurmendi me invita a comer en su caserío en familia, con su mujer y sus hijas. Y al salir, el casero Azurmendi me regala un kilo de chorizos para la familia. Elvira DAUDET 33