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ABC MADRID 28-10-1972 página 138
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ABC MADRID 28-10-1972 página 138

  • EdiciónABC, MADRID
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EFENDER a un personaje? Me hubiera gustado defsnder a Jesucristo, porque sus acusadores artieron de la premisa falsa de que había tasfemado y sobre ella levantaron el proeso. Igual pasó en el caso Dreyfus, que condenaron por unos hechos que parefe irrefutables; lo enviaron a la isla esa nde estuvo Papillón y luego se comproi que era inocente. Adiós a la camiseta y a las botas de lavos, al pantaloncíto corto y al agua miigrosa. Calleja dice que ahora tiene que acerse a la idea de que soy un ex juga T, un ex capitán, un ex campeón Y) davía queda en el aire el sonido del úlmo toque de balón que ha dado en su ida: Fíjate, antes de que llegara la peita a mi pie para enviarla a la banda, ya rvantaba yo los brazos como despedida del úblico que gritaba mi nombre. Y salió el terreno de juego hacia esa otra vida ue dejó detenida hace diez años, jcon el orazón voluntariamente encostrado para tener que renunciar a su renuncia, paño volver corriendo a la banda a recoer el balón y disputárselo a un contrario, ara no tener que morder de nuevo la fuia de los grandes días, para no gritarle compañero: ¡Pásamelo, pasa ya... asta qué el cuerpo aguante. -Llevaba sin jugar desde el 8 de julio, asi cuatro meses sin entrenar siquiera, sin D 90 NISACIO CALLEJA, inerme una camiseta ni unas botas. Así e cuando el partido- homenaje estaba yo astante desentrenado. Me puse en cuclillas ara las fotos, y primero solo, luego con equipo, luego con los amigos, después m el Independiente, en fin, que la cosa alargó más de lo previsto y yo siempre cuclillas. Al día siguiente estaba yo con mtas agujetas en los músculos de los mus que me dije: Lo que te faltaba para ber que ya estás retirado. Isacio Calleja García se ha ido despairrando poco a poco, conforme se alarba la conversación en el despachito de casa, hasta adoptar, sin quererlo, mo s del futbolista en el banquillo, de muachote frente al televisor del hotel de Escorial donde se sufrían las conceñ aciones. Se despatarra en el sillón con ejeras, junto a la mesa tipo ministro ente a los libros, las carpetas, los diplolas y las placas. Sobre la máquina de cribir hay un maletín de ejecutivo: Es lf artido de homenaje. Yo había llevado ites una cartera de cuero, pero claro... mtro hay algunas carpetas y dos díaos deportivos, a los que cada día puede mcederles menos tiempo de lectura. Requetea el teléfono en un par de ocasio: s y Calleja tiene que consultar la ageni para ver de aceptar la cena de una peatlética. Adentro se agobia Conchita, esposa, con tantos regalos agolpados en salón, y está Jorge, el chavalín, que a la enor oportunidad se confiesa seguidor del eal Madrid y que apenas mira ya la viina de las vanidades de su padre, recarida con todos los trofeos que Isacio Cajja ha ido acumulando a lo largo de su da deportiva, hasta estos treinta y cinco ios que le han convertido repentinamenen un anciano para practicar lo que asta, ahora había sido su profesión. -Ya era una edad peligrosa para seguir i esto, pero sobre todo es que este año tenido unas experiencias extraordinaas en el ámbito profesional. He querido me del Atlético de Madrid con alegría, n la nostalgia lógica, pero sin resentiís Xo ni rencores. Y eso se evita yéndose io voluntariamente, sin esperar a que el EN EJERCICIO Ño me gusta el Derecho pena! siempre; hay una víctima y un culpable club te eche, porque siempre pensamos que podemos dar más todavía, y yo quería aprovechar la oportunidad de marcharme con dignidad LA CAMISETA Y LA TOGA Sus palabras salen escogidas y ponderadas, conscientemente cercanas al hablar leguleyo, sin los atrevimientos dialécticos de los futbolistas en el campo: No es verdad que los futbolistas seamos brutos. Eso era antes. Ahora tienes a un Gárate, que es ingeniero, y a un Irureta, y a un Rodilla, y a muchos más. No son brutos, no. Sabe Calleja que ha cambiado definitivamente el césped mullido de los estadios por la madera quejicosa de los estrados, y eso, amigo, no debe resultar sencillo. -No es fácil, no, porque no lo es. Pero la retirada no hay que planteársela en el momento final, sino uno o dos años antes. Una serie de acontecimientos, faustos para mí- -ser internacional a los treinta y cinco años, ser campeón de Copa de España, ser capitán- me sirvió de fuerza y de apoyo moral para decir hasta aquí he llegado, de aquí no paso. Podía haber seguido jugando, me lo pidió el club y lo quería la afición, pero decliné el ofrecimiento para dedicarme de lleno a la abogacía. Sí, es difícil. Hoy por hoy me resulta más arriesgado defender un simple juicio de faltas, que es, digamos, el abecé del abogado novato; más arriesgado, digo, que una final de Copa o un encuentro trascendental con los equipos más importantes, ¿verdad? Pero con ¿1 paso de los años, no muchos, espero sentirme con la toga, ante un magistrado y con un auditorio de veinte personas, de siete o de cuarenta, lo mismo de a frusto que me sentía con una camiseta en el Vicente Calderón, en el Nou Camp o en el Bernabéu, con ochenta o cien mil espectadores. No hubo esos espectadores en su partido homenaje. Calleja lo toma con tranquilidad: Es que tampoco mi popularidad era para llevar muchos más. Pero allí estuvieron sus amigos, s u s recuerdes, el telegrama de felicitación del arbitro que lo echó una vez del terreno de juego: Nos portamos como dos crios Amancio y yo, esa es la verdad. Allí los jugadores de los clubs rivales, los aficionados de siempre, y Jcrgito haciendo el saque de honor para que los periódicos dijeran que estaba salvada la continuidad. Después, cuando le impusieron el Garbanzo de Plata diría: Yo creía que tenía muchos amigos, pero estaba equivocado, porque tengo muchos más. Olvidado de las gradas vacías, Calleja, tan sentido. -Para mí el homenaje tenía dos facetas, dos vertientes: la emotiva y la económica. En la vertiente emotiva fue como

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