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ABC MADRID 10-10-1972 página 115
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ABC MADRID 10-10-1972 página 115

  • EdiciónABC, MADRID
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EL ONOMÁSTICO ESPRONCEDA MILAGRO CONSOLADOR Con ello el enigma Espronceda se nos abre en grutería en algo de tipo geológico muy corriente en vastas zonas de la piel h i s p á n i c a NO de los nombres afectados por la labor renovadora es Espronceda apellido (familiar a todos los oídos gracias al autor del Diablo mundo o de la Canción del pirata ¿Qué quiere decir Espronceda Ante todo recuérdese algo muy sabido. Son ¡tmichlsimcs los apellidos- Canalejas Peña Ribera Soto Vega etc. etc. -que arrancan de designaciones locales. La cosa se ve a la tegua. Pues algo así parece haber ocurrido con Espronceda Espronceda -como Gamoneda o Molleda o Aibareda o Ladreda -fue topónimo antes de ser antropónimo. Y es en su papel originario de nombre de lugar donde cabe hallar su sentido primero, su chispa de luz etimológica. Generalmente los topónimos en -edo o en -eda indican abundancia de plantas o elementos vegetales: Nocedo es lugar de nogales o de nueces; Robledo lo es de robles; Olmedo de olmos; Fresnedo de fresnos. Y Pineda es lugas de pinos, como JLspineda lo es de espinos, o Alameda de álamos, etc. Pero Espronceda nombre de un lugar del partido judicial de Estella (Navarra) ¿a qué clase de plantas nació haciendo referencia? Incapaz de plantificar semejante topónimo, tal y como suena en nuestros días, Corominas localiza formas más antiguas en documentos del siglo XHX. Las tales formas más antiguas sonaban Speronceda y Sperunceda todavía sin la e inicial hispánica- -la misma que le hemos pegado a estudio a espíritu a esfera etc. no existente en las demás lenguas romances- -y con un vocalismo átono medial que luego habría de reducirse como desde temperancia a templanza o desde comparare a compiar Y al no aparecer en el campo conocido de la lexicografía latina, o en el enigmático de la prelatina, un nombre de planta conveniente como étimo se impone dar el salto genial, y también circense, consistente en relacionar los tales Speronceda y Sperunceda con supuesto colectivo de spelunca (gruta, caverna, cueva) que Corominas conjetura como speluneeta (lugar de grutas, sitio de cavernas, paraje con cuevas) admitiendo a la vez un trueque vasquizante de 1 en r parecido, para mejor entendernos, al de los andaluces, que hacen de mi alma mi arma o de el salto mortal er sarto mortá etc. Con ello el enigma Espronceda se nos abre en grutería en cavernada en cuevas en algo de tipo geológico muy corriente en vastas zonas de la rocosa piel de toro hispánica. Difícil, áspera ciencia esta empeñada en dar con el sentido primero, con la honda raíz, de la rica y viejísima toponomástica hispánica. Pero reconozcamos que de no pocos de sus buceos sale sacando perlas rútilas de seductora belleza. Así nos parece esta que nos hace del nombre del gran poeta romántico, de Espronceda de un nombre rigurosamente opaco, algo ten claro como, por ejemplo, Cuevillas apellido de un menos célebre pero no menos recordable arqueólogo del Noroeste, de esta galaica tierra desde la que otra vez vuelve a escribir, servidor de ustedes, el cronista. Manuel RABANAL ALVAREZ Leemos que en el proceso de beatificación que se sigue para llevarlo a los altares se ha apuntado como su primer mérito el de la curación prodigiosa de su propio hermano. U S ON numerosos los recelos que acechan al hombre cuando piensa en el más allá Y no hablo de las penas de la condenación, que a pocos inquietan, sino, por el contrario, de las limitaciones inherentes a la bienaventuranza. Tal vez lo que produce más aguda desazón es el supuesto desligue con los afectos terrenos que, por lo oído, va emparejado al disfrute de la gloria. A nadie- -diga lo que diga- -le satisfaice la perspectiva de que en el cielo va a gozar del privilegio de codearse con los doce Apóstoles y de tratar de ¡tú. a tú a San Simón Estilita y a Santa Margarita María de Alacoque si, por otra parte, se ve privado del cariño de sus muertos En algún sitio se dice que el alma estará tan purificada, tan desprendida; de sus terrenas debilidades, que al encontrarse en el otro mundo con sus propios padres no experimentará por ellos mayor afecto que por otros bienaventurados a los que no ha sido presentado en la tierra. Algo así pasaba, y no hace mucho, cuando una hija de familia se metía monja Era como si el convento fuese un anticipo del cielo donde aprendía a desprenderse de los lazos de amor humano. Dejaba a la puerta a unos pobres padres Uoricones que sabían que la habían perdido para siempre. Podrían acaso verla de nuevo, tal vez a través de rejas (raya fronteriza que separaba el mundo del siglo concupiscente del semiceleste de la clausura) o sin rejas, pero ya como en visita. Tales extremos cada vez son más raros. La hija monja asiste a los suyos cuando la necesitan y cierra amorosamente los ojos a sus padres en la hora final. Esta ganancia se le debe, en mucho, a Juan XXTH, a su entrañable amor a la Humanidad. Y de él nos viene ahora la noticia del milagro más consolador que puede darse. Leemos que en el proceso de ¡beatificación que se sigue para llevarlo a los altares, ya se ha apuntado como su primer mérito el de la curación prodigiosa de su propio hermano. ¿Por qué lo acogió a él entre todos los afligidos? ¡Por qué a un viejecillo sin mucho que hacer en esta vida y con toda la muerte por delante? Podríamos tomarla cerno un mensaje de consuelo, en el lenguaje llano que usó en vida para tratar los más hondos misterios. Con este acto tan humano de barrer para dentro desde la gloria celeste nos quiere tal vez avisar que en el temido más allá no se borran los afectos contraídos de tejas abajo y el corazón, conserva ese amor humano que nos hace querer a esta vida, con sus imperfecciones, y temer a la otra, por perfecta que sea. Mercedes BALLESTEROS

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