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ABC MADRID 23-09-1972 página 117
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ABC MADRID 23-09-1972 página 117

  • EdiciónABC, MADRID
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Medicamentos cada vez mejores, cada vez más poderosos, pero, pop lo mismo, cad vez más tóxicos y con más y más contraindicaciones, bombardeando materialment y en forma diaria a los médicos, porque cuando aprenden a usarlos ya han sid reemplazados por otros, motejados, como aquéllos en su día, de milagrosos eos antiguos han resistido el impacto del tiempo, y desconocemos si estas nuevas drogas serán dañinas cuando se utilicen durante cientos de años. Verdad es que los estudios en animales con ciclos de vida pequeños, de poca duración de! término medio de vida, consigue ver el daño que sobre sus órganos o sobre sus cromosomas hereditarios- hace la Medicina durante varias generaciones. Pero trasladar totalmente estos estudios a la especie humana sería inválido, como se ha demostrado con la talidomida y los ciclamatos, entre otros muchos. Todas las civilizaciones antiguas se hundieron y desaparecieron de la faz de la tierra, por una u otras causas. Cada vez que se alcanzaba un estado avanzado de civilización. Pero no h a g a m o s filosofía con la ciencia, porque nos equivocaríamos. Sólo esbozamos la teoría, dentro de este campo Imitado, de que puede existir una cierta culpa, quizá, dentro de las sociedades altamente culturizadas, escépticas y de consumo, como la nuestra, que quieren elevar a mito a los medicamentos o a la droga, para reemplazar la desmitificación auténtica del mago y del ¡médico. Hoy en día se busca la droga maravillosa que quite las infecciones, que produzca virilidad y que restablezca la juventud, volviendo nuestras arterias más flexibles. El que un médico tenga prestigio es problema aislado, complementamente suyo, no en cuanto a facultativo en sí. Quien tendrá prestigio en el futuro (si no lo remediamos) quien se llevará el palmares de la gloria curativa será la droga- entelequia. Un- ser abstracto, un nuevo Becerro de Oro de la era industria! Pasaron los tiempos en que e! médico, conociendo los secretos y preocupaciones de la familia y aconsejando sobre seguro hacía verdaderas curaciones en un interrogatorio y en un escuchar simples, esbozo de lo que después llamaría Freud psicoanálisis. La fuerza de la palabra que nos hermana y nos cura; la fuerza eliminadora de poder exponer nuestros problemas cotidianos escuchando y siendo escuchados, con el comunicarse entre todos. En este mundo insocial (pero Iteno de obras sociales) hemos dejado para nuestro consuelo únicamente el sustitutivo de las drogas, que pueden curarnos como pueden enfermamos. En una sociedad llena de torres de marfil, de aislamientos físicos y mentales no es extraño que también el enfermo haya perdido la confianza en el médico y la haya trasladado al fármaco químico, al becerro de oro material. El hombre tiene que creer en algo, y cuando no puede creer en Dios, o en la tierra prometida de Moisés, erige un Becerro de Oro que le ahuyente todas sus tristezas y recupere todas sus fuerzas. Las drogas, las medicinas, los tranquilizantes, los estimulantes, ttc, es la nueva falsa deidad del incrédulo, tras la que corre alucinada la Humanidad trasvasando en ella todo el ¡poder mítico que antes encontró en el mago y en e médico. No es, pues, extraño que, como aprendices de brujos, los médicos y los- laboratorios industriales de todo el mundo hayan escuchado el canto de Jas sirenas. Aunque algunas veces ha sido provocado por condiciones estrictamente económicas. Por ejemplo, ante los precios congelados de un producto farmacéutico muy bueno y muy barato, tuvieron que suprimirlo para elaborar otro que les compense los gastos de producción con un precio muy superior, pero quizá insuficientemente estudiado, y en la mayoría de ¡los casos sin estricta necesidad de suprimir el antiguo, que tenía verdadera fuerza terapéutica, pero ruinoso para los planes de desarrollo de su empresa. Quizá mundialmente este problema de la revisión de los precios de los medicamentos ya muy conocidos y estudiados cortaría algo la esquizofrénica proliferación de productos nuevos, carísimos y, muchas vecea, rápidamente arrinconados. MULTIPLICIDAD DE NUEVOS FÁRMACOS cia y análisis clínicos. En el último de la Juventud Médica se hizo hincapié en prevalencia de la industria farmacéutica c planes comerciales de ventas, sobre Jas fací tas farmacológicas, montando una propagai da sobre la casi única misión de los mere dos y no de explicar bien las acciones y co traindicaciones de cada producto. En Esp ña, afortunadamente, la Dirección General e Sanidad pide a los laboratorios que en toe clase de propagandas o informaciones se n tlfiquen efectos secundarios, posibles into caciones. y precio de los productos. Pero c demasiada frecuencia en impresos, prospe tos, vademécums, etc. de especialidades m dicas no se cumple esto. La rapidez de ap ración de nuevos fármacos, en los. cual siempre se dice que reúne todas las con ciones exigidas para el tratamiento de det minada enfermedad, sin ninguno de los convenientes del producto anterior, podría tisfacer claramente al médico, si no aparee ra rápidamente otro producto de la miar casa, con exacta afirmación. ¿Pero no t bían dicho que el anterior no tenía ya n gún inconveniente como su antecesor? Aunque el progreso en sí lleva estos convenientes a veces y la ciencia es muc ble y las teorías y las verdades le hoy p den ser las mentiras del mañana, todo tie su límite, cuyo extremo, si es rebasado, He al caos. No se puede crear una s ¡stemát ¡y una filosofía, un bien y un mal, uh Dios un demonio, con los resultados provisior les de la Ciencia, como desearía un Moni porque la Ciencia es Jo más imudab- le c existe y, como las aguas de un río, siemí nos muestran un río distinto. El monta como han denunciado ios médicos joven eminentemente comercial de la industria f macéutico- sanitaria, sin ahondar profur mente en sus indudables perjuicios y c traindicaciones, hace proliferar la demago de presentar drogas- milagros, pues rara la medicina que no tenga toxicidades o compatibilidades, y así son remitidas de ma subrepticia a los medios informativos la Prensa mundial favoreciendo esa newrc angustiosa de la búsqueda incesante del droga milagrosa recientemente descuoid que nos parece semejante a ios alucinan viajes de Ponce de León tras la fuente gica de la juventud. Miguel de AGUILAR MEFJU Secuela de todo 4o anterior es que tos médicos se encuentran con fármacos que si no están poco estudiados por los laboratorios, por lo menos muy poco conocidos y comprendidos por ellos mismos. Medicamentos cada vez mejores, cada vez más poderosos, pero por lo mismo cada vez más tóxicos y con más y más contraindicaciones, bombardeando materialmente y en forma diaria a los médicos, porque cuando aprenden a usarlos ya han sido reemplazados por otros, motejados, como aquellos en su día, de milagrosos Es tal la situación que las economías individuales de las sociedades sanitarias y hasta de las naciones se resienten de tantos gastos, a veces inútiles, en farma-

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