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ABC MADRID 22-09-1972 página 113
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ABC MADRID 22-09-1972 página 113

  • EdiciónABC, MADRID
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INDEPENDENCIA O MUERTE El Grito de Ipiranga señala el nacimiento de un gran país que, ciento cincuenta años mis tarde, se encuentra en la más pujante juventud EL 7 DE SEPTIEMBRE DE 1822, DON PEDRO, PRINCIPE HEREDERO DEL TRONO PORTUGUÉS, DECLARA LA I N D E P E N D E N C I A DEL BRASIL aclamado. Y al llegar a Sao Paulo recibió! un mensaje de Juan VI con el que acom- L pañaba la orden de que regrese a Portugal. Don Pedro, puesto así en la disyuntiva de quedarse en Brasil o regresar a la Corte portuguesa, se decidió por la primera de estas soluciones y allí, a la orilla del río Ipiranga, pronunció el grito de: ¡Indepen- I dencia o muerte! que se ha perpetuado con el nombre de Grito de Ipiranga día 7 de septiembre de 1822, y que C UANDO se recibe el aviso de que a las cuatro de la mañana el barco se encontrará frente a las costas brasileñas de Río de Janeiro, el pasajero que hace por primera vez este viaje se pregunta si merecerá la pena el madrugón. Cuando, medio dormido, llega a cubierta y se enfrenta con el maravilloso espectáculo de la bahía de Guanabara cree que lo que hace en realidad es seguir soñando. Delante de si tiene algo que no ha podido imaginar: las luces empiezan a apagarse en las avenidas de Río y la luz del sol que, desde sus espaldas, va iluminando la ciudad como si de un decorado se tratase; la niebla que se disipa, poco a poco, dejando ver los verdes de sus morros los rascacielos de Copacabana; más atrás, el Pan de Azúcar, y, por fin, como símbolo de la religiosidad de un pueblo, El Corcovado (EL Jorobado) en cuya cima se asienta la monumental estatua de Cristo Redentor, y en lo alto de otro cerro, la iglesia de la Gloria. Una vez en tierra siente que ha entrado en un mundo diferente en el que todos los gigantismos y todas las bellezas son posibles. Al cabo de unos meses esta abundancia natural le empuja a sentirse integrado en esa tierra, a formar parte activa de un pueblo que por ser la mezcla de muchas razas y culturas siempre admite y acoge cualquier aportación. Eso debió sentir en el año 1500 el navegante portugués Pedro Alvarez Cabral, y eso sintió, sin duda, el príncipe heredero de la Corona de Portugal Don Pedro, que con todas sus fuerzas, luchó no sólo contra la voluntad del Gobierno portugués, sino contra los grupos de presión- -que ya entonces estaban presentes en la política- -formados por los grandes agricultores que veían mermados sus ingresos con la abolición de la esclavitud. mos de colonizar, que consiste en mezclar la sangre, se forma el primer núcleo del país localizado en la zona del nordeste, alrededor de Bahía, a cuya ciudad llega en 1549 Tomhé de Souza, primer gobernador que Portugal envía. LA CORTE PORTUGUESA, A BRASIL Cuando Portugal se ve invadido por Francia, en 1808, la Corte de Braganza, con Independencia ou morte escena de una antigul producción cinematográfica de Osvaldo Masa! ni su Rey Juan TI al frente, se traslada a Brasil constituyendo el primer Gobierno en el exilio de la Historia. Tras la salida, en 1815, de los franceses de Portugal, el Rey Juan decide permanecer con su Corte en Brasil- -otro enamorado más de aquellas tierras- hasta que en 1821, temeroso de perder la Corona, Tegresa a Lisboa dejando a su hijo Pedro como cabeza del Reino de Brasil. Ya por entonces los colonos habían extentido sus actividades tierra adentro y les bandeirantes habían llegado, a descubrir riquezas de las que el pueblo brasileiro temía que Portugal quisiera apropiarse. (En 1534 fue encontrado, en lo que hoy es el Estado de Minas Gerais, oro en abundancia. Este temor a ser expoliado y la sensación de sus propios recursos fue creando un fuerte espíritu de independencia tan fuerte que el propio Rey Juan VI, al despedirse de su hijo en Rio de vuelta para Europa, le dijo: Hijo, que el Brasil sea para ti antes que para algún, aventurero. El movimiento independentista fue tan visible que Portugal decidió volver a hacer del país una colonia, lo que produjo serias disensiones en el Reino sudamericano. Don Pedro lleva a cabo, inspirado por su consejero, José Bonifacio de Andrade y Silva, una serie de reformas que, además de traerle serios problemas con el Gobierno de su padre, le crean atritos con autoridades del propio Brasil. Decide emprender un viaje por sus tierras, en cuyo transcurso es el comienzo de la independencia brasüeñ El 12 de octubre de ese año fue proel; mado emperador. Hombre de una gran cultura fue, indi so, el autor de la música del himno de Independencia (cuya letra se debe a Ev risto Ferreiro da Veiga) que dice en sj primeras estrofas: Ya podéis, hijos de Patria, ver contenta a la Madre gentil: i ilumina la libertad el horizonte del Br sil. En cuanto sonó en la siérrala lapr. t nuestro grito varonil, en sus inmensos Hoi bros yergue la cabeza el Brasil. Con un reinado Heno de apoyos y opo dones llegó a encontrarse, finalmente, so Acabó desterrando a su consejero, José B nifacio, a quien en 1831 hizo regresar otorgarle la tutela de su hijo, el que tarde fue Don Pedro U, exiliándose Europa y dejando en tierras brasileñas cadáver de la emperatriz Leopoldina, n to al que descansa, desde mayo de año, el suyo propio, en el mausoleo que I la capital de Sao Paulo y en el monumi to a Ipiranga existe. En 1889 un golpe militar arrebató el der a Don Pedro H, que cedió y Portugal. El 24 de febrero de 1891 se votó y apri en Río de Janeiro la primera Constituc de la república de los Estados Unidos Brasil, copia de la norteamericana, y ella el Brasil empezó otra nueva etapa su historia, que, como las anteriores, ti como característica princial la facili con que enamora a sus visitantes. Francisco NAVARR SÍNTESIS OE UNA HISTORIA la abundancia de Caesalpina Brasiliensis planta de la que se extraía un tinte rojo muy apreciado y que los portugueses ya conocían con. el nombre de Palo Brasil, hizo que las tierras recién descubiertas que en principio se llamaron tierras de la Vera Cruz fueran rebautizadas con el nombre de tierras de Brasil de la Santa Cruz. En 1530 llega de Portugal Martin Alfonso de Souza, que comienza la labor colonizadora y a quien siguen poco después los primeros jesuítas. Fundan éstos numerosas misiones en las que atienden- -en el más amplio sentido- -no sólo a la población indígena, sino a los primeros colonos portugueses que, procedentes de las Azores y de la metrópoli, cambian, en su mayoría, la prisión o la horca por un porvenir sonriente. Detrás de ellos llegan judíos conversos que formarán la primera leva de comerciantes. (Posteriormente comienzan las levas de esclavos. Y gracias a esa especial manera que españoles y portugueses tene-

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