Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 05-09-1972 página 110
ABC MADRID 05-09-1972 página 110
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 05-09-1972 página 110

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página110
Más información

Descripción

L señor Manuel Cortés, natural de Mi jas, provincia de Málaga, tenía maíla dentadura y no podía hacer ¡lo que casi todo I mundo, que es ir al dentista. No lo podía hacer. Y no porque en su casa fsltara un modesto ahorro para ir a Málaga a hacerse curar la boca. No lio podía hacer porque legal mente el señor Cortés no existía, porque no estaba ni en su casa ni en Mi jas, y he aquí, contado por el mismo, lo que sucedía cuando ias muelas lo martirizaban: Lo que me torturaba eran los dientes. ¡Los que me he arrancado con los años! Con los dedos. En cuanto me dolían sabrá que la única cura era 4 a extracción. Con una aspirina o algo adormecía el dolor y me sentaba delante de un espejo y agarraba fuerte él diente malo y empezaba, tras- tras- tras. Era cuestión de moverlo de un ¡lado para otro, cogiéndolo bien. Algunas veces estaba ya un poco suelto y esto ayudaba, Con los molares era más difícil. No se movían y yo pasaba días intentándolo, zas- zas- zas, y poco a poco sentía cómo se soltaban. Si el dolor era demasiado vivo lo dejaba y al día siguiente empezaba de nuevo. Hay que tener paciencia, y siempre conseguí la extracción. La encía sangraba mucho y lio remediaba con peróxido y lavándome la boca con vino blanco... Cuando es necesario podéis hacer cualquier cosa. TREINTA AÑOS DE NO- VIDA El señor Manuel Cortés, que había sido alcalde socialista del pueblo de MKas durante la República y que había vivido escondido en tres casas durante treinta anos- -30 anos- desde 1939, cuando acabó la guerra civil, hasta 1968, al promulgarse el decreto final de amnistía general para cuantos republicanos habían mittciaVo en la tragedla española. El señor Manuel Cortés se acuerda muy bien de aquel día crucial en sus treinta años de no- vida. Kra el 28 de marzo, 1860, un viernes, el día en que se reunía el Gabinete en Madrid. Como siempre, puse mi radio a las noticias de las diez. Aparte de los programas flamencos las otiriwg era lo que escuchaba en la Radio Nacional. Aquella noche, como siempre, el ministro de Información y Turismo, F r a g a Iribame, anunció los acuerdos del Gabinete. Entre éstos dijo me el Jefe del Estado y el Gobierno h a b í a n aprobado un decreto amnistiando a todos los culpables- o presuntos culpables del periodo de la. guerra civil, desde el 18 de Juno de 1936 al primero de abril de 1939. No cogí las palabras exactas, pero si lo entendí yo. Era verdad, ya no podían hacerme nada, pero tenía que leerlo con mis propios ojos en la Gaceta Oficial antes de creerlos ATU 1 11 ti ftto el ngjtftflff ex wV de Mijas bajó de su habitación del primer piso, donde tenía el aparato de radio, y dijo a Juliana, su mujer, que bacía la cena: Quiero conocer el texto completo del decreto; mira si puedes encontrar la Gaceta habla con el portero del Ayuntamiento, que es amigo mío, y él te lo arreglará. Que te preste la Gaceta o, por lo menos, que t e lea el decreto, y tú me lo cuentas... Para cambiar de casa tuvo que disfrazarse de vieja. Duranle el día permanecía seniado en una silla de niño en un aguiero hecho en la aared conversaciones, grabadas en cinta electronica, con el ex alcalde de MUas, su esposa, Juliana, y su MJa, Marte, protagonistas de un fl 1 wmm único, político y generacional, de treinta ños de duradón, vivido en el secretismo, el silencio, el miedo y la esperanza después del último disparo de la guerra civil, dentro de un pequeño pueblo malagueño, Mijas, inmediato a Fuengirola, que iba a vivir, al paso del tiempo, la explosión turística de la Costa del Sol saltando- de los años escuálidos del esparto y tos senderos de cabras, a las autopistas y los bóteles y las fincas de los nuevos ricos de una sociedad consumista, inimaginable para el barberillo socialista de los años de la República y el partido socialista y la m f 1 honrada en la Casa del Pueblo y el sillón en la precaria Alcaldía de Mijas en tiempos del Frente Popular. Arthur Mtner, el dramaturgo, ha comentado este libio y ha dicho, con rassón, que es como un mensaje intacto dentro de una botella entre los despojos de la playa de la Historia, y mucho hay de ello en esta crónica de los treinta años de la existencia secreta del señor Manuel Cortés y su familia en un pueblo andaluz Con buen sentido, el periodista, que conoce Wen España, no ha sacado nada de quicio ni ha tratado de establecer conclusiones. Transcribe fielmente las conversaciones tenidas con Manual, Juliana y la hija, María, sólo entrevista por su padre, de pequeña, por el ojo de la cerradura de un cuartucho ignorado a la entrada del mesón y barbería de su padre. Ya en el secreto, al paso de los años y en otra casa, otro escondrijo, el padre vio crecer a la bija, de niña a adolescente y luego de casada, esposa, madre, y gozando de noche, con las puertas de la calle seguras, de la alegría de dos nietas, las nuevas vidas en su vida de recluso. Esto y el brazo fuerte de Juliana, su mujer, y sus antiguas convicciones socialistas, vivas como en la juventud. k sostuvieron en el crepúsculo de tos años. Soy un viejo que ha salvado su cabeza dice Cortés al periodista. He terminado, la lucha ya no es la mía. No tengo mucha salud, me quedan ocho o diez años de vida. Aún y asi DE LOS AÑOS ESCUÁLIDOS D a ESPARTO O LA EXPLOSIÓN TURÍSTICA La extraordinaria historia de la vida secreta de Manuel Cortés ha sido cantaa por un periodista inglés, Ronald Fraser, en un libro publicado por una editorial norteamericana, titulado In Hiding basado en largas y espontáneas ln HWing, Th Ufe ot Manuel Cortés gffaatheon Books, New York, $6,95. Don Manuel Cortés, n su primer paseo por el pueblo, tras su larga noehe, de miedo y esperanza saluda a sus vecinos.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.